Estados Unidos anunció hoy que atacará de nuevo a Iraq si descubre evidencias de que Bagdad sigue produciendo armas de destrucción masiva, así como los misiles para transportarlas.
El régimen de sanciones que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impuso hace casi ocho años contra Iraq "seguirá en pie sin cambios hasta que se verifique el cumplimiento" de las resoluciones del Consejo de Seguridad que exigen la destrucción de las armas iraquíes, declaró Sandy Berger, asesor de seguridad nacional del presidente Bill Clinton.
"El día en que se retiren las sanciones antes de que se verifique el cumplimiento (de las resoluciones) será triste para la ONU", agregó. Estados Unidos se opondrá a "nuevos mecanismos de control, aguados para satisfacer los requisitos" del presidente iraquí Saddam Hussein, aseguró.
Washington mantendrá su política de contención hacia Iraq, pero el objetivo de largo plazo del gobierno estadounidense es presenciar la instalación de un nuevo gobierno en Bagdad, explicó Berger.
Berger no precisó cómo se logrará ese objetivo, aunque señaló que Washington brinda varios tipos de respaldo político a los enemigos del régimen iraquí y está "intensificando los contactos con el espectro entero de los grupos opositores iraquíes"
"Cuando el momento sea el adecuado y la oposición esté lista, decidiremos qué tipo de apoyo adicional será necesaria para superar la estructura de violencia y terror de Saddam (Hussein)", dijo.
El miércoles 16 Clinton y el primer ministro británico Tony Blair lanzaron los ataques aéreos contra Iraq luego de que el presidente de la Comisión Especial de las Naciones Unidas (Unscom), encargada de verificar el desarme iraquí, informó el martes 15 que Bagdad no estaba cooperando con sus inspectores.
Berger pronunció sus palabras, la declaración más completa de un alto funcionario estadounidense desde el inicio de los ataques concluidos el sábado 19, mientras aumenta el escepticismo en Estados Unidos y en la ONU sobre el propósito y la efectividad de la ofensiva.
Rusia y China, ambas miembros permanentes del Consejo de Seguridad, condenaron los ataques. Moscú retiró por un breve lapso a sus embajadores ante Washington y Londres, cuyos gobiernos no consultaron con el Consejo antes de decidir la agresión contra Iraq.
Francia, también miembro permanente del Consejo de Seguridad, e Italia, fuerte aliada de Estados Unidos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, criticaron los bombardeos.
París propuso que la ONU cree un nuevo sistema para controlar el desarme iraquí y que se aumente la cantidad de petróleo que se permite exportar a Iraq para adquirir alimentos y medicinas.
Simultáneamente, legisladores del opositor Partido Republicano y del gobernante Partido Demócrata se quejaron de que el gobierno no tiene un plan decidido para derrocar a Saddam Hussein.
En opinión de los legisladores, los ataques no fueron coordinados con grupos opositores iraquíes, la mayoría de los cuales son dirigidos por exiliados en Londres y Washington. (SIGUE