Rusia condenó el ataque de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Iraq, pero debido a su crisis económica y la dependencia de la ayuda externa es improbable que Washington considere poco más que simbólica la reacción de Moscú.
No hay contradicción entre la dura respuesta rusa y sus gestiones para conseguir ayuda alimentaria y negociar la deuda externa con los acreedores internacionales, sostuvo Yuri Maslyunko, primer viceprimer ministro y ex integrante comunista de la Cámara de Representantes (Duma).
El país tuvo una cosecha de cereales este año de 47 millones de toneladas, poco más de la mitad de los 88,5 millones de 1997 y la cantidad más baja en más de 40 años.
Una parte importante de los cereales se exportan con el fin de obtener divisas. Ya se exportaron casi 1,5 millones de toneladas de trigo este año y todos los meses se siguen enviando miles de toneladas al exterior.
A la vez, Moscú negocia las condiciones para conseguir 2,5 millones de toneladas de cereales de Estados Unidos y Europa, financiados con la ayuda externa. Rusia puede obtener tres veces más dinero por tonelada en el mercado internacional que dentro de sus fronteras.
El Parlamento europeo aprobó un paquete de ayuda alimentaria por 500 millones de dólares. Pero aún no se concretó un paquete de ayuda estadounidense por 625 millones de dólares. Moscú acusó a Washington de hacer tiempo al plantear nuevas condiciones para controlar la distribución de la asistencia.
No obstante, Rusia todavía espera que Estados Unidos firme un acuerdo sobre la entrega de alimentos y ayuda humanitaria antes del día de Navidad, indicó el viceprimer ministro Gennady Kulik. Las negociaciones continuarán a pesar de las críticas de Moscú contra los ataques a Iraq, aseguró el viernes.
Moscú no espera que sus críticas afecten la posición de Washington, proclive a cancelar parte de la deuda externa de la época soviética.
El país aún pretende solicitar a sus acreedores internacionales que cancelen parte de la deuda externa, señaló Andrei Kostin, director del estatal Vneshekonombank, a pesar de la mala reacción de los mercados extranjeros ante la mora que declaró Moscú en agosto de los bonos del tesoro en manos de inversores extranjeros.
La deuda externa rusa asciende a 150.000 millones de dólares. Moscú anunciará en breve que sólo podrá pagar la mitad de los 17.500 millones de dólares que debía pagar en 1999.
Aunque Moscú quizá logre su cometido, es menos seguro que esté en posición de evitar la presión de Estados Unidos para que limite sus críticas contra los ataques aéreos a Iraq, a cambio de su generosidad en materia de cereales o préstamos financieros.
El presidente Boris Yeltsin dijo que los ataques aéreos "violaron crudamente" la carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y calificó de "inaceptable" la acción militar.
El primer ministro Yevgeny Primakov, experto en Medio Oriente que medió en el pasado ante el presidente iraquí Saddam Hussein, dijo que los ataques eran "indignantes".
Según el canciller Ygor Ivanov, los ataques aéreos socavan seriamente el sistema de las relaciones internacionales.
"Los ataques aéreos no son sólo contra Saddam Hussein o Iraq, son contra la opinión pública de todo el mundo", agregó el presidente de Belarús, Alexander Lukashenko, de visita en Moscú el viernes.
Incluso el político liberal y posible candidato presidencial Grigory Yavlinsky, que acaba de volver de un viaje a Estados Unidos y es considerado por muchos prooccidental, manifestó su "profunda pena" por los ataques aéreos.
El gobierno también convocó a sus embajadores en Washington, Yuli Vorontsov, y en Londres, Yuri Fokin, pero puntualizó que no romperá las relaciones diplomáticas.
La Duma pidió un minuto de silencio por los iraquíes muertos en los ataques. También aprobó, con un solo voto en contra, una resolución que acusa a Estados Unidos y Gran Bretaña de "terrorismo internacional".
"La Duma urge al presidente que declare sin demoras que Rusia abandona las sanciones que la ONU impuso contra Iraq", agregó la resolución. "Ahora Rusia tiene el derecho moral de reanudar el suministro de armas a Iraq", dijo Sergei Baburin, vicepresidente de la cámara baja.
El líder comunista Gennady Zyuganov, que preside el mayor partido de la Duma, sostuvo que ahora se debe aumentar el gasto de defensa en el presupuesto nacional de 1999.
Otros diputados señalaron que los ataques hacen imposible que la Duma ratifique el START II, el acuerdo de 1993 entre Estados Unidos y Rusia para limitar las armas estratégicas.
El acuerdo pretendía reducir a un tercio los arsenales nucleares de ambos países, pero tiene el rechazo de diputados comunistas y nacionales que consideran la fuerza nuclear como la única defensa rusa contra "el expansionismo mundial estadounidense".(FIN/IPS/tra-en/sb/ak/aq/ip/98