El debate sobre la acción positiva en la enseñanza de Estados Unidos, durante décadas centrado en las universidades, está virando hacia las escuelas públicas donde cada vez más padres, en su mayoría blancos, protestan por políticas de ingreso que discriminan a sus hijos.
Cuando Sarah Wassman, de raza blanca, no pudo ingresar a la competitiva escuela secundaria Latin School, de Boston, sus padres recurrieron a los tribunales y ganaron.
El 19 de noviembre, una corte federal votó dos a uno a favor de Wassman, en décimo grado, que no fue admitida a la prestigiosa escuela pública por las cuotas raciales de la institución.
Wassman tuvo un puntaje superior al de 10 estudiantes africanos, asiáticos y latinoamericanos que luego de los severos exámenes de ingreso fueron aceptados en la Latin School.
El estatal Comité Escolar de Boston anunció que apelará el fallo, por lo que este será el primer caso de acción positiva de una escuela pública que se presentará ante la Corte Suprema. El resultado podría arrojar nueva luz sobre la discriminación que afecta al sistema de enseñanza pública en este país.
"Cuando las cortes fallan sobre asuntos raciales, puede tener un efecto dominó en otras instituciones", advirtió Héctor Garza, vicepresidente de acceso y equidad del Consejo Estadounidense de Educación, con sede en Washington.
"Las cuotas raciales son ilegales. Una decisión es inconstitucional cuando la raza es en gran parte el único factor a tomar en cuenta", opinó Jennifer Lin, de la Asociación de Estudiantes de Estados Unidos.
"No queda claro si en el caso de la Latin School sólo se fijaban en los números o realmente intentaban servir a la comunidad", precisó.
En los años 60, la legislación de acción positiva se creó para fomentar la participación de las mujeres y los negros en las instituciones de enseñanza pública y privada.
La diversidad racial se consideraba de interés público y jurídico, y se emplearía para paliar los efectos de siglos de discriminación contra las personas que no eran de raza blanca.
Pero en 1978, en el caso Bakke contra la Universidad de California, la Corte Suprema dictaminó que la raza es sólo un factor al considerar qué estudiantes ingresarán a las escuelas y que, además de la raza, los candidatos deben ser tomados en cuenta según factores de clase, geográficos, artísticos y atléticos.
El caso Bakke falló que la diversidad era aceptable si es en interés del conocimiento y si no dicrimina según la raza. La política de la Latin School se consideró inconstitucional porque exigía diversos requisitos de ingreso para las minorías.
En los años 70, el estado solicitó a la Latin School que utilizara una fórmula de ingreso distinta para los estudiantes que no eran blancos debido a los problemas de segregación de la ciudad.
En las escuelas públicas de Boston hay 17 por ciento de estudiantes blancos, 49 por ciento de negros y 27 por ciento de hispanos. La Latin School reservó 35 por ciento de sus plazas a las minorías.
Las cortes ya no favorecen tanto como antes el tratamiento preferencial de la acción positiva para los alumnos. La Lowell School, una escuela pública de artes y ciencias de San Francisco, se encuentra litigando ante un tribunal porque la dirección decidió no admitir más estudiantes chinos debido a la superpoblación de los alumnos de ese origen.
"El multiculturalismo y la diversidad significan cosas distintas para personas distintas. La acción positiva no está en peligro cuando hablamos de preferencias no raciales, pero sí está en peligro el factor de la raza", dijo Eugene Volokh, profesor de derecho de la Universidad de California en Los Angeles.
Volokh es un asesor legal que ayudó a redactar la Proposición 209, una ley de California que eliminó la acción positiva racial en ese estado.
Pero la situación es confusa en otros estados. En Arlington, Virginia, cuando la preescolar blanca Lara Tito no consiguió ingresar a una popular escuela alternativa, sus padres demandaron al distrito por políticas discriminatorias que reservaron 23 de las 46 plazas disponibles para niños de minorías raciales.
La política racial de la enseñanza superior difiere a la de las escuelas secundarias, explicó Jonathan Alger, de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios.
"Las universidades reclutan la diversidad en todo el país y el mundo. Buscan estudiantes que no tengan necesariamente altas calificaciones pero que pueden contribuir a la vida estudiantil, las actividades extracurriculares y la vida académica" de Estados Unidos, sostuvo.
El mayor obstáculo a la diversidad racial es el gran cambio demográfico en grandes estados como Florida, Texas, Nueva York y California.
En California, la mayor parte de la población del condado de Los Angeles es hispana. Watts, un vecindario cuya población antes era mayoritariamente negra, ahora es 50 por ciento hispana.
A medida que cambia la composición racial del país, la acción positiva debe tomar en cuenta un abanico más amplio de la diversidad, opinó el profesor Frederick R. Lynch, del Claremont McKenna College, de California.
"La mayor variable aquí es la socioeconómica. La política (de acción positiva) tiene 25 años y nadie se atreve a hablar de cambiarla, por temor a ser considerado racista. La política supone que todos los negros e hispanos son pobres y que todos los blancos son ricos", señaló.
"Eso es mala sociología. La acción positiva actual sólo se fija en dos dimensiones de la desigualdad, y hay muchas más", sostuvo Lynch. (FIN/IPS/tra-en/kr/mk/aq/ed/98