Ruanda comenzó un programa de desmovilización de soldados de cuatro años de duración que le permitirá reducir su ejército en 50 por ciento.
El pequeño país africano, con ocho millones de habitantes, tiene más de 55.000 soldados, informó el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres.
El programa de desmovilización fue anunciado el miércoles, pero comenzó hace un año. Más de 3.600 soldados están siendo desmovilizados en la actual etapa del programa, la segunda.
"La desmovilización que comenzamos el año pasado está transcurriendo como fue prevista", informó el director del programa, Ephraim Kabaija.
Más de 5.000 soldados dados de baja del ejército en septiembre de 1997 fueron enviados de vuelta a sus aldeas, donde se les proporcionó documentos de identificación civil para comenzar una nueva vida.
De acuerdo con el programa, cada soldado desmovilizado recibe una parcela de tierra para establecerse y construir una vivienda. Además, recibe unos mil dólares por concepto de retiro.
"Ese dinero es para ayudarles durante el período de transición", explicó Kabaija a IPS.
Los ex soldados también son estimulados a aprender oficios. Para tal fin se estableció un Centro de Formación Profesional para Veteranos, donde pueden aprender carpintería, albañilería, soldadura y sastrería, entre otros oficios.
El Centro está situado en la segunda ciudad de Ruanda, la sureña Butare, y actualmente capacita a 150 ex soldados que fueron desmovilizados el año pasado.
"El objetivo es convertir esta escuela en un centro permanente de formación profesional, donde unos 450 ex soldados aprendan distintos oficios durante un período de seis meses", explicó Kabaija.
El centro está situado en el edificio de la antigua academia militar de Butare, que en 1994 y 1995 funcionó como escuela de niños soldados, conocidos como "kadogos".
"Unos 2.850 kadogos que servían en el ejército fueron reintegrados a sus familias o enviados de vuelta a la escuela. Actualmente no hay niños soldados en nuestras fuerzas armadas", aseguró Kabaija.
La mayoría de esos niños se habían incorporado al rebelde Ejército Patriótico Ruandés tras la eliminación de sus familias por extremistas hutus durante el genocidio de 1994, en que murieron hasta un millón de tutsis y hutus moderados.
Los soldados desmovilizados también tienen la posibilidad de pedir un préstamo bancario si presentan un proyecto viable, señaló Kabaija. El gobierno ofrece la garantía a los bancos comerciales.
Los 3.639 soldados desmovilizados en esta etapa, entre ellos un coronel, están reunidos en Gabiro, en el noreste del país, donde reciben un curso de una semana para prepararlos para su nueva vida.
El criterio para la desmovilización toma en cuenta la edad, la capacidad y la voluntad de retiro, explicó Kabaija.
Sesenta por ciento de la operación es financiada por el gobierno de Ruanda y 40 por ciento por donantes, entre ellos Austria, Gran Bretaña, Holanda, Suecia, Suiza y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Aunque los donantes prometieron 10 millones de dólares, sólo desembolsaron la mitad hasta ahora. El proyecto, que terminará en el año 2001, costará en total 45 millones de dólares, dijo Kabaija.
"Para entonces, habremos desmovilizado entre 22.000 y 25.000 soldados", indicó.
Algunos ruandeses no están de acuerdo con el programa por considerar que los soldados son necesarios en la vecina República Democrática de Congo (ex Zaire) para ayudar al movimiento rebelde a derrocar al presidente de ese país, Laurent Kabila.
"Este es exactamente el momento en que más se necesitan tropas", opinó un empresario ruandés.
El argumento fue rechazado por el mayor Emmanuel Ndahiro, portavoz del ejército ruandés. "Este programa continúa como fue planeado en un principio y no afecta nuestras actividades en Congo", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/jbk/mn/ml/ip/98
