Disidentes chinos y tibetanos denunciaron hoy la falta de respeto de China hacia los derechos humanos e instaron a la ONU que exija a Beijing el cumplimiento de tratados internacionales en la materia.
Harry Wu, destacado disidente chino que se exilió en Estados Unidos este año, sostuvo este jueves, día del cincuentenario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que los últimos gestos de Beijing en materia de derechos humanos no representan gran cosa.
China firmó este año el Convenio Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y puso en libertad a varios disidentes.
"Si se lee con cuidado la Constitución china de 1954, garantiza todo tipo de cosas. ¿Así que por qué aplaudirlos por la declaración de ahora? Están jugando", dijo Wu.
El argumento de Wu se vio reforzado por la concurrencia ante la ONU (Organización de las Naciones Unidas) de Yao Zhenxian, activista por la democracia que huyó de Shanghai esta semana luego de la represión ejercida contra el Partido Democrático Chino, del cual es miembro fundador.
Yao, quien llegó a Nueva York con una visa especial de Estados Unidos, dijo que Beijing persigue a los integrantes de su partido, formado en junio luego de la visita a China del presidente estadounidense Bill Clinton, y que podría ser encarcelado si vuelve a su país.
Yao dijo que la detención es "una forma de vida" para los miembros del movimiento democrático chino. El disidente estuvo en la cárcel hasta abril, donde habría sufrido torturas por cargos de pornografía que aseguró fueron inventados.
"Vi a personas que fueron torturadas durante 15 o 16 horas. Algunos prisioneros se insertaban agujas en el abdomen para recibir tratamiento médico y no tener que trabajar", aseguró.
Wu, quien denunció el incremento de la industria del trabajo en las cárceles chinas, dijo que la realidad de las prisiones dista mucho de la versión oficial. Beijing sostiene que los presos cumplen ocho horas de trabajo y reciben atención médica.
Beijing "lo presenta como si fuera un tipo de programa de capacitación vocacional", comentó. Pero cuando Wu intentó documentar el tipo de trabajo que se hace en las cárceles, el gobierno lo detuvo por intentar revelar "secretos de Estado".
Aunque la firma este año de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos tuvo un efecto limitado, Yao cree que, como China se adhirió al instrumento, quizá sea menos probable que imponga largas penas de cárcel a los integrantes del Partido Democrático Chino.
Pero la suerte del partido constituye un ejemplo de lo limitadas que en general son las reformas de Beijing. Diez miembros del partido fueron detenidos la semana pasada, y uno de sus dirigentes, Wang Youcai, será sometido a juicio el día 17.
Yao explicó que los arrestos comenzaron cuando Beijing decidió que el Partido Democrático había crecido "con excesiva rapidez" e hizo sentir su presencia en la poblada provincia de Sichuan.
Tras los arrestos, Yao y su familia, que le ayudó a financiar al partido, decidieron huir a Estados Unidos, aunque el disidente piensa volver a China, a pesar de la amenaza de la cárcel.
China también fue criticada por tibetanos opuestos a la represión que Beijing ejerce en Tibet, ocupado por fuerzas chinas desde 1949.
"Nuestro problema es casi tan antiguo como la Declaración Universal. Todos los derechos fundamentales son estrictamente controlados por el gobierno central", sostuvo Dawa Tsering, representante estadounidense del líder tibetano Dalai Lama.
Tsering afirmó que China sigue reprimiendo a los monjes budistas de Tibet, sobre todo a través del intento de sustituir al Panchen Lama, una importante personalidad religiosa, con otro elegido por Beijing.
El disidente también denunció que intereses comerciales de países de la Unión Europea y de Estados Unidos impidieron que se adopte una posición más enérgica contra la represión china.
"Es muy triste cuando los derechos humanos se mezclan con los intereses individuales de un país", declaró.
"Algunos gobiernos sostienen que el estándar de derechos humanos que fija la Declaración Universal de Derechos Humanos es el que defiende Occidente y no se aplica a Asia u otras partes del Sur en desarrollo", declaró este jueves el propio Dalai Lama, ante la ONU en Nueva York.
"No comparto esta opinión, y estoy convencido de que la mayoría de los ciudadanos tampoco la apoyan. La Declaración Universal sólo tiene una versión. No hay una versión china ni estadounidense", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq/hd/98