Las relaciones tradicionalmente amistosas entre Cuba y México sufrieron esta semana un serio revés, como consecuencia de la crítica del presidente Fidel Castro a la cercanía de este país con Estados Unidos.
La tensión llegó a tal punto que el gobierno mexicano llamó a su embajador en Cuba y aunque Castro se comunicó directamente este viernes con la cancillería mexicana, el presidente Ernesto Zedillo mantuvo su decisión de retirar temporalmente a su representante diplomático en el país caribeño.
El miércoles pasado, en la clausura de una reunión del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Castro dijo que México dio la espalda a América Latina al firmar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) con Canadá y Estados Unidos, vigente desde enero de 1994.
Con la firma del TLC, México cambió sus valores históricos y optó por "Mickey Mause" antes que por sus héroes nacionales, afirmó el líder cubano. "Pensamos que era mejor primero unir a toda América Latina antes que México hiciera un acuerdo con el TLC, nos hubiera gustado ver a México más del lado de acá".
Y agregó: "los mexicanos se quisieron alejar un poquito de nosotros, nos dejaron en el barrio de los pobres, nos dejaron en la villa miseria y se mudaron al barrio de aristócratas de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)".
Ante las protestas y el pedido de aclaración del gobierno mexicano, la cancillería cubana emitió la noche del viernes un comunicado en el que aseguró que las declaraciones de Castro, que se dieron en un ambiente de "discreción y familiaridad", fueron mal interpretadas y se divulgaron de forma fragmentaria.
El gobierno de Zedillo, fiel a la tradición diplomática mexicana, que cuestionó desde los años 60 el bloqueo de Estados Unidos y defendió el derecho de Cuba a tener un sistema político propio, mantuvo su apoyo a la isla desde que asumió el cargo, en diciembre de 1994.
En 1996, México incluso se enfrentó con Estados Unidos al rechazar con energía el contenido de la ley Helms-Burton, que endurece el bloqueo a Cuba y amenaza con sanciones a los que negocien con el país caribeño.
México tiene inversiones en Cuba en la industrila petrolera y en áreas como turismo, textiles y comunicaciones que, según cifras oficiales, supera los 1.000 millones de dólares.
La Habana ha señalado en varias ocasiones que considera a México como un socio y amigo seguro, pues fue el único país de América Latina que no rompió relaciones en la década del 60 a pesar de las presiones de Estados Unidos.
Julio Faesler, presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de México, lamentó las declaraciones de Castro y pidió una aclaración satisfactoria inmediata.
"Al expresarse así (el presidente cubano) afecta las relaciones, pero que no se olvide que todos los mexicanos lamentamos el poco éxito que ha tenido su propio desarrollo económico", declaró Faesler, miembro del opositor Partido Acción Nacional, de centroderecha.
Para el diputado Francisco Santillán, del gobernante Partido Revolucionario Institucional, las declaraciones de Castro "sólo pueden ser entendidas como una intromisión en la vida interna del país".
Desde que Zedillo asumió la presidencia, los dos países han intentado sin éxito concertar una visita de Castro a México y con ese fin visitó recientemente la isla la canciller Rosario Green. Con el último incidente aumentan las dificultades, aunque la visita sigue en agenda, según fuentes de la cancillería mexicana. (FIN/IPS/dc/ag/ip/98