La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de Cuba iniciará este martes su VII Congreso, en el que delineará políticas para mantener su liderazgo sobre la juventud dentro de las nuevas condiciones económicas y sociales del país.
Los debates se prolongarán tres días y contarán con la participación de 1.500 delegados en representación de 465.000 jóvenes menores de 30 años.
Se prevé que buena parte de la polémica, que transcurrirá a puertas cerradas, estará concentrada en temas trascendentes para una población juvenil afectada por ocho años de crisis económica.
"La etapa que nos corresponde evaluar tiene peculiaridades que la diferencian de todas las anteriores", dice el informe que servirá de base a las discusiones, y cuyos principales fragmentos fueron dados a conocer el domingo por el semanario Juventud Rebelde.
El anterior Congreso de la organización juvenil, en 1993, coincidió con el comienzo de las principales reformas dirigidas a la reactivación de la economía, caracterizadas por la UJC como "pasos amargos que han traído inevitables desigualdades sociales".
El documento que servirá de base al debate menciona la despenalización de la tenencia de moneda extranjera y las facilidades para la recepción de remesas familiares.
También señala entre las reformas realizadas por el gobierno de Fidel Castro "la ampliación del trabajo por cuenta propia, la introducción de elementos de capitalismo en la producción y los servicios, y la inversión extranjera y el turismo con sus secuelas dañinas".
"En medio de las dificultades han surgido brotes de individualismo, algunas desviaciones asociadas a la prostitución y otros males sociales", se advierte en el texto.
"Estas manifestaciones de valores retrógrados derivan generalmente hacia la corrupción, la aparición de nuevos vicios, el incremento del delito. Deformaciones sociales que lesionan en primer lugar a la joven generación", añade el documento.
La UJC admite el decrecimiento de sus filas, además de una disminución de la cantidad de jóvenes que, arribados a los 30 años, ingresan al gobernante Partido Comunista.
Luego de exhortar a que ese descenso en el número de militantes sea examinado con "sentido crítico", el escrito afirma que no se trata de "crecer por crecer". "No queremos militantes formales, sino la vanguardia", se enfatiza en el texto.
La agenda de trabajo del congreso incluye, además, la búsqueda de estrategias que permitan a la UJC llegar hasta sectores juveniles no militantes. "Más de un millón de jóvenes están fuera del alcance directo de nuestra influencia política", señala el texto.
También se afirma la existencia de 8.574 centros laborales en los que la UJC no se manifiesta "a pesar de la presencia juvenil, las posibilidades y las condiciones".
La organización estima "esencial" no perder de vista "que las transformaciones que han tenido lugar en el país no nos pueden inducir a renunciar a los objetivos de nuestra lucha".
Así mismo, la UJC considera una "obligación" identificar "el perfil del joven comunista de esta época, de estos tiempos de convivencia con elementos del capitalismo y sus lacras".
La cita, convocada el 28 de enero, fue precedida por un proceso de preparación que incluyó más de 160.000 encuentros juveniles, informó el primer secretario de la UJC, Otto Rivero.
Rivero admitió a Juventud Rebelde que las aspiraciones de los jóvenes "están marcadas por la sociedad en que viven" y que, por lo tanto, no son ahora las mismas que en los años 80.
"Hoy estamos haciendo un trabajo en condiciones nuevas, y es muy importante tener claros los preceptos de la realidad concreta que estamos viviendo", afirmó Rivero.
En su opinión, el efecto principal de la globalización sobre la juventud es el de su desmovilización política, fenómeno que se ha producido también en "una parte minoritaria" de los jóvenes cubanos.
"En América Latina, en la etapa de las dictaduras, los jóvenes supieron dar una respuesta de rechazo a todo aquello y en la época del neoliberalismo no han reaccionado con la misma coherencia", comentó el dirigente.
Para Rivero, la respuesta adecuada a la desmovilización que se advierte a nivel internacional es "la respuesta de una ética de la responsabilidad, del deber y del compromiso social".
"Hay que impulsar, entre la juventud cubana, el reconocimiento del trabajo como valor y vía ideal para satisfacer aspiraciones individuales y sociales. Cuba es un país en que la única alternativa es trabajar", agregó.
Según estimaciones, la búsqueda de mayores ingresos conduce a muchos jóvenes a abandonar la profesión para la que fueron formados y a optar por empleos que, aunque requieren menor calificación, les permiten una mejor retribución.
El dirigente juvenil consideró que se debe "tratar, mediante la reflexión y el debate, que las aspiraciones individuales del joven coincidan con las de la sociedad".
La Constitución cubana define a la UJC como "organización de la juventud cubana de avanzada" que "cuenta con el reconocimiento y el estímulo del Estado en su función primordial de promover la participación activa de las masas juveniles en las tareas de la edificación socialista". (FIN/IPS/pg/nc-ff/ip/98