CUBA-EE.UU: El conflicto que no cesa /40 años de la Revolución Cubana/

Las conflictivas relaciones con Estados Unidos concentran las mayores contradicciones de Cuba en la arena internacional, aún casi cuatro décadas después de la ruptura del vínculo diplomático.

Próximos a un nuevo milenio, los gobiernos de ambos países no parecen apurados en aliviar tensiones, aunque el escenario haya cambiado y, en algunos casos, los actores tampoco sean los mismos.

Fidel Castro, de 72 años, ha sobrevivido a nueve gobiernos estadounidenses, de una u otra forma empeñados todos en el retorno de la isla al redil de la democracia pluripartidista y de la libre empresa.

Pero ese objetivo no se ha cumplido y un amplio sector de la sociedad estadounidense e incluso de la comunidad cubana en ese país comenzó a preguntarse seriamente por la viabilidad de la política de Washington hacia Cuba.

"Necesitamos un diálogo nacional respecto de Cuba, y, en general, pienso que en Estados Unidos existe una posición favorable para considerar un cambio de política hacia la isla", dijo el arzobispo de Boston, Bernard Law.

"No se puede vivir pensando constantemente en el pasado", insistió Law al defender, en su última visita a La Habana, la creación en su país de una comisión que integre a los grandes partidos, el Demócrata y el Republicano, para revisar la conducta hacia Cuba.

Esa idea, que circula en Washington desde octubre pasado, fue planteada al presidente Bill Clinton, del Partido Demócrata, por una veintena de senadores encabezados por el republicano John Warner.

La propuesta recomienda el estudio del peligro que representa Cuba para Estados Unidos, la indemnización a estadounidenses a quienes le fueron confiscados sus bienes en los años 60 y el impacto nacional e internacional del embargo.

Apoyada por el ex secretario de Estado Henry Kissinger, entre otras figuras, la solicitud no cuenta con el apoyo de legisladores de origen cubano, renuentes a cualquier acción que signifique aflojar el cerco en torno del gobierno de Castro.

"Algunos de nosotros estamos confundidos respecto de la posición exacta de nuestro gobierno hacia Cuba", admitió, en cambio, el senador demócrata Cristopher Dodd, quien coincidió, en diciembre, con otros congresistas de Estados Unidos de visita en La Habana.

En su opinión, el examen de la política mantenida desde los años 60 podría resultar quizás "una oportunidad para romper las cerraduras y situar el asunto sobre la vía correcta".

El gobierno cubano ha sido más bien parco en declaraciones al respecto, aunque el vocero de la cancillería, Alejandro González, reiteró que el levantamiento del bloqueo sería un buen punto de partida.

Según cálculos del gobierno cubano, el embargo de Estados Unidos, vigente desde los años 60 y reforzado en 1996 con la Ley Helms-Burton, es causa cada año de gastos extra por unos 69 millones de dólares en las importaciones de alimentos.

Sólo hasta 1995, el cerco dejó a la isla pérdidas por más de 60.000 millones de dólares, cantidad equivalente a tres veces el producto nacional cubano.

El bloqueo se afianzó en 1996, en momentos en que se registraba una distensión que incluyó conversaciones sobre migración, cuando Clinton sancionó la Ley Helms-Burton a raíz del abatimiento, por la Fuerza Aérea Cubana, de dos aeronaves civiles del grupo anticastrista Hermanos al Rescate, radicado en Miami.

Como muestra del fracaso del embargo, las autoridades cubanas afirman que desde la promulgación de la Helms-Burton se crearon 181 nuevas asociaciones económicas para un total de 351 empresas con capital extranjero.

Mientras Castro continúa sujetando firme las riendas del poder, se mantiene la estabilidad política a pesar de la dramática crisis económica y la Helms-Burton no ha logrado impedir la inversión extranjera, muchos se preguntan por qué mantener una política fracasada.

Para Carlos Fernández de Cossio, director de Estados Unidos y Canadá de la cancillería cubana, las razones son varias. "En primer lugar, hay una inercia de la guerra fría y también de la siempre presente aspiración de controlar los destinos de Cuba", dijo.

Fernández de Cossio sostuvo también que Cuba suele ser en Estados Unidos un asunto de poca relevancia e interés, por lo que resulta fácil para determinados grupos "como la mafia cubano- americana" monopolizar y manejar el asunto de acuerdo con sus intereses.

En muchos sentidos, Cuba es tratado como un asunto nacional más que dentro de una estrategia de política exterior, comentó el diplomático.

Aún persisten en Estados Unidos sectores poderosos que consideran inaceptable que en esta región vecina de América del Norte pueda desarrollarse un modelo socialista, conjeturó.

Incluso en medios de la ilegal y fragmentada oposición interna existe rechazo hacia lo que se califica de "política errónea" de Estados Unidos hacia Cuba.

"La gran mayoría de los disidentes se oponen ahora a la política de Washington y sólo una minoría mantiene su apoyo", comentó Elizardo Sánchez, presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación.

En su opinión, el embargo no ha hecho más que "alimentar las corrientes más intolerantes" dentro del país y servido de justificación para ocultar "la ineficiencia del gobierno".

Sectores académicos desde la isla perciben además importantes modificaciones sociales y políticas de la comunidad cubana en Estados Unidos, que sólo en el estado de La Florida integran unas 600.000 personas.

Recuerdan, en ese sentido, que ya hay generaciones nacidas después de la toma del poder por Castro que no concuerdan con la "satanización" de su régimen y presionan por cambios en la conducta hacia La Habana.

En respuesta al llamado que hizo el papa Juan Pablo II en su visita a Cuba en enero, el gobierno de Clinton restableció en marzo los vuelos directos entre los dos países y el permiso para que cubanos residentes en Estados Unidos envíen hasta 1.200 dólares anuales a sus parientes de la isla.

A nadie extrañaría que al cumplirse un año de ese viaje, en el cual el sumo pontífice reiteró su rechazo al embargo y pidió que "el mundo se abra a Cuba", Washington anuncie nuevas medidas de "flexibilización".

Para los expertos, más allá de la exhortación papal está la irreversible división del exilio cubano en cuanto a Cuba, mientras "el anticastrismo radical" perdió el peso que solía tener.

Esas fuentes consideran, además, que puntos de contacto como el migratorio podrían ampliarse a otros aspectos no menos importantes para la seguridad nacional de Estados Unidos y dar lugar a negociaciones similares.

Tales asuntos de mutuo interés podrían ser tratados por la comisión bipartidista estadounidense que, de conformarse, podría significar el giro radical de una "política antediluviana", estimó una experta en seguridad hemisférica. (FIN/IPS/pg/mj/ip/98

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