COLOMBIA: Miedo y recelo entre adversarios traba proceso de paz

Los bandos en pugna en la guerra civil de Colombia no son sinceros y se empeñan en atribuirse las culpas mutuamente, lo que ha impedido una salida, según Almudena Mazarrasa, jefa saliente de la oficina local del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Tras dos años de residencia en este país, al que llegó para inaugurar la oficina del Alto Comisionado, Mazarrasa, de nacionalidad española, tiene la convicción que los bandos en pugna en la guerra civil colombiana no son sinceros.

"En Colombia se dicen verdades a medias. La personas siempre hablan de los problemas ajenos, y eso conduce al miedo y al recelo. Falta sinceridad", opinó Mazarrasa, quien abandonará el puesto el día 19.

La designación de un relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) no resolvería la crisis en Colombia, según la funcionaria.

"Los problemas de derechos humanos en Colombia no se van a solucionar con la denuncia internacional, sino con el apoyo internacional. Podríamos mandar relatores todos los años y no mejoraría la situación", dijo Mazarrasa a IPS.

La funcionaria entiende que Colombia debe resolver sus problemas estructurales y modernizarse para superar la violencia.

"Colombia padece los problemas de una sociedad anacrónica. Hay diferencias muy claras entre la gente que reside en las ciudades y la que vive en el campo", dijo Mazarrasa.

Para Mazarrasa, la fragmentación de la sociedad colombiana es otro obstáculo a la pacificación.

"Esta es una sociedad muy sectorizada y eso dificulta la solución de sus problemas. En la ciudad, la vida social de empresarios y ganaderos se centra en los clubes, en parte como medida de protección. En el campo, los guerrilleros y los paramilitares se encierran en sus reductos", explica Mazarrasa.

"Cuando la vida social se establece invariablemente dentro de un mismo grupo, las personas se afianzan en sus ideas, no existe intercambio ni cotejo del pensamiento y eso redunda en la existencia de numerosos guetos", agregó la diplomática.

Colombia ocupa los primeros lugares en la estadística mundial de violaciones de derechos humanos. Las muertes violentas se registran en el país cada año equivalen a la suma de las que arrojó el conflicto de Irlanda durante 30.

Las 3.000 desapariciones contabilizadas por organizaciones no gubernamentales se equiparan con las producidas en Chile tras 17 años de régimen dictatorial.

Mil personas son secuestradas anualmente por guerrilleros de izquierda o por delincuentes comunes. Un millón y medio de personas se han visto obligadas a abandonar su lugar de residencia debido a las masacres perpetradas por grupos paramilitares de derecha.

Mazarrasa llegó a Colombia como resultado de un convenio entre el gobierno, entonces a cargo de Ernesto Samper (1994-1998), y la ONU, que prefirió la designación de una delegada al nombramiento de un relator especial.

En la actualidad, ante el inminente retorno de Mazarrasa a España, el nombramiento de un relator especial para Colombia es una idea que vuelve a cobrar vida en círculos políticos y diplomáticos.

"Los delegados de la ONU pueden influir a mediano y largo plazo porque aportan a una cultura de opinión y eso ayuda a la toma de conciencia. Podemos servir de guía pero la transformación real la tienen que hacer los colombianos", acotó Mazarrasa.

La diplomática consideró positivo un reciente diálogo radiotelefónico establecido entre el jefe paramilitar Carlos Castaño y Antonio García, comandante del guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).

La conversación entre ambos dirigentes, a propósito de un intercambio de prisioneros, derivó hacia la búsqueda de salidas políticas al conflicto.

Otro hecho positivo destacado por la delegada de la ONU fue un acuerdo de paz pactado entre las poblaciones de El Dorado y El Castillo, en la región de El Ariari, en el sur de este país, controladas por fuerzas antagónicas de guerrilleros y paramilitares.

"Son pasos hacia adelante, hacia la búsqueda de soluciones. A veces es posible percibir que todos los sectores quieren solucionar los problemas pero no hay canales que habiliten esas soluciones", observó Mazarrasa.

La funcionaria considera que, en un ambiente tan polarizado como el colombiano, la función de los delegados internacionales debe ser totalmente neutral.

Según la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW), en Colombia los paramilitares son responsables de 70 por ciento de las masacres contra la población campesina.

El ELN, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército Popular de Liberación son señaladas por la misma fuente como autores de 60 por ciento de los secuestros, de uso indiscriminado de minas antipersonales y de atentar contra la infraestructura energética y contra la población rural.

Un sector de las Fuerzas Armadas es acusado por HRW de alentar y proteger a grupos paramilitares, cometer asesinatos selectivos y masacres, mientras que a las legales Cooperativas de Vigilancia Rural se las incrimina por oficiar de cobertizo a los paramilitares.

El seguimiento que HRW hace de la situación colombiana no siempre es de buen recibo para el gobierno colombiano.

"Muchas de estas organizaciones de derechos humanos trabajan con estadísticas antiguas y siguen contando casos que sucedieron en 1979", dijo el ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda.

Las últimas declaraciones de Lloreda se produjeron en Washington, simultáneamente con una advertencia del zar antidrogas de los Estados Unidos, Barry McCaffrey, al gobierno colombiano.

"Es fundamental que el Estado colombiano elimine cualquier vínculo con los paramilitares, serios violadores de los derechos humanos, si no quiere ver obstáculos a la cooperación estadounidense", previno McCaffrey.

Mazarrasa, por su parte, entiende que la cooperación internacional es fundamental para la realización de un tránsito cultural que actualice al país.

La funcionaria de la ONU, que concluye su misión en Colombia en diciembre, opinó que se deben crear mecanismos de contralor para que los fondos aportados por la cooperación y la inversión extranjera no sean desviados y se inviertan en educación y desarrollo. (FIN/IPS/mig/nc/mj/ip hd/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe