Doce personas fueron asesinadas hoy en el norte de Colombia, presuntamente por paramilitares derechistas que habían aceptado la tregua navideña propuesta por el gobierno.
La masacre tuvo lugar en el municipio de Villanueva, en el norteño departamento de La Guajira, cuando los habitantes del lugar celebraban la "Fiesta de las Velitas", que tradicionalmente da comienzo a la temporada navideña.
La alcaldía de Villanueva informó que, además de los 12 muertos, tres personas heridas fueron hospitalizadas y otras tres desaparecieron.
La matanza fue perpetrada por unos 200 hombres armados que irrumpieron en tres diferentes sectores periféricos de la localidad, según dijeron los heridos a Tulia Oñate, médica del hospital de Villanueva.
"A algunas personas las sacaron de sus casas para asesinarlas y a otras, entre ellas dos menores de edad, las mataron en plena calle", señaló Oñate.
"Es lamentable que mientras el gobierno y la sociedad buscan la reconciliación se cometan hechos como este", comentó el ministro de Relaciones Exteriores, Guillermo Fernández.
"Se trata de un paso atrás en la tregua navideña" aceptada el viernes por las derechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que reúnen a los grupos paramilitares, declaró a IPS Luis Valencia, de la privada Universidad de los Andes.
"Con el ataque se esfuma la aspiración gubernamental de que, entre el 20 de diciembre y el 6 de enero, se silencien los fusiles y el Ejército permanezca en los cuarteles", afirmó Valencia.
Para el gobierno, la aceptación de la tregua por parte de la guerrilla y de los paramilitares sería una muestra de buena voluntad que facilitaría la negociación de la paz.
"La masacre, sumada a la agresiva carta que dirigieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al presidente (Andrés) Pastrana el pasado domingo, afecta no sólo la tregua sino que compromete el diálogo para la paz propuesto por el gobierno", dijo Valencia.
Las izquierdistas FARC exigieron en su carta el cumplimiento de la promesa de Pastrana de combatir a los grupos paramilitares, y lo responsabilizaron del eventual fracaso de las tentativas de diálogo. No obstante, los guerrilleros afirmaron estar dispuestos a un cese del fuego una vez integrada la mesa de negociaciones.
Las FARC entienden que Pastrana, al mantener a 130 soldados en la llamada "zona de distensión", falta a su promesa de retirar totalmente al Ejército de cinco municipios del sudeste, condición exigida por los guerrilleros para el comienzo del diálogo.
"Es desconcertante la forma unilateral y caprichosa" con que Pastrana "ha comenzado a cambiar las reglas del juego, al mantener 130 soldados del Batallón Cazadores en San Vicente del Caguán, localidad designada como sede del previsto diálogo.
La retirada del personal militar, excepto los 130 soldados del Batallón Cazadores, de la "zona de distensión" que comprende los municipios de San Vicente del Caguán, Vista Hermosa, La Uribe, Mesetas y La Macarena, cumple este martes 31 días y según anunció Pastrana, tendrá una vigencia de 90 días.
En ese lapso, el gobierno y las FARC deberán comenzar el diálogo que permitiría definir la agenda para la mesa de negociación.
Juan Uribe, miembro de la gubernamental Comisión de Acompañamiento, calificó la carta de las FARC de "innecesariamente agresiva". A su juicio, esa nota "no contribuye al clima de confianza que debe primar en un proceso de paz".
No obstante, Uribe opinó que la carta contiene un elemento positivo ya que permite "detectar un afán de la guerrilla por iniciar las conversaciones con el gobierno".
"Se trata de una carta arrogante y no contribuye en nada al proceso de paz", dijo por su parte Augusto Ramírez, ex canciller y miembro de la no gubernamental Comisión de Conciliación Nacional, que promueve la solución negociada del conflicto.
"El gobierno y la guerrilla deben buscar salidas dignas para la superación del impasse surgido por la presencia de los soldados en San Vicente de Caguán", dijo Ramírez, quien formó parte de la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas para la paz en El Salvador.
"Sería incomprensible que después del esfuerzo colosal que han hecho el país, el gobierno y las propias FARC para despejar los cinco municipios de la zona de distensión, no se diera comienzo al diálogo por la presencia de estos 130 soldados que el gobierno se ha empeñado en mantener en la región", observó el ex canciller. (FIN/IPS/yf/nc-ff/ip/98