Las rebeldes FARC ejercen desde hoy el control total de 42.000 kilómetros cuadrados en el sureste de Colombia, paso previo a la reunión entre el presidente Andrés Pastrana y el líder insurgente Manuel Marulanda el 7 de enero.
El alto comisionado para la Paz, Víctor Ricardo, y los negociadores de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), Joaquín Gómez, Raúl Reyes y Fabián Ramirez, discuten desde este lunes el lugar y las condiciones de seguridad para la reunión.
"Estamos en todos los lados, con los ojos y los oídos abiertos para que todo esté bajo control y no tengamos sospresas", dijo uno de los guerrilleros a cargo de un retén entre San Vicente de Caguán y La Sombra, las dos localidades más mencionadas para la reunión entre Pastrana y Marulanda.
Las FARC, el principal grupo insurgente de Colombia, cuenta con entre 12.000 y 15.000 combatientes y presencia en todo el territorio, con mayor peso en el sur y este del país.
El gobierno ordenó a fines de noviembre la salida de los 2.000 soldados de los puestos militares en el área, como parte del programa previo a la negociación formal, pero sólo el domingo empezó el retiro del último reducto del Ejército, el Batallón Cazadores en San Vicente de Caguán.
Un primer grupo de 50 soldados abordó dos helicópteros civiles asignados a la Cruz Roja que los trasladó la base de Larandia, periférica a la zona de repliegue militar, también en el departamento de Caquetá.
"Ustedes no se deben ir con la tristeza de abandonar una instalación sino con la alegría de que han colaborado en un diálogo con la insurgencia para buscar caminos de paz", dijo Ricardo a los soldados antes de que partieran del Batallón Cazadores.
"Vamos a iniciar un proceso de paz sin cartas marcadas", añadió el alto comisionado, repitiendo la expresión con la que Pastrana suele destacar la necesidad de la transparencia que requiere la negociación con las FARC.
El obispo católico Alberto Santamaría se hizo cargo de la administración del cuartel desalojado. "Asumo este cargo como parte de mi misión pastoral para contribuir a buscar caminos de paz. Estamos ansiosos por llegar a la mesa de la paz", dijo.
Santamaría fue designado por la Comisión Nacional de Conciliación, organismo presidido por la Iglesia Católica en el que confluyen personalidades y organizaciones favorables al diálogo con la insurgencia.
La permanencia de los jóvenes que cumplían servicio militar obligatorio en el Batallón Cazadores pareció durante el último mes y medio echar por la borda las expectativas en torno de las conversaciones entre el gobierno y la organización guerrillera más antigua de América.
El gobierno argumentó que en el Batallón Cazadores no había soldados profesionales sino conscriptos con tareas estrictamente logísticas y administrativas, pero la guerrilla exigía pleno cumplimiento del repliegue, independientemente de rangos o funciones.
Detrás de la posición gubernamental se escondía una fuerte resistencia de la cúpula militar a ceder en puntos que se consideraban de honor y estratégicos, independientemente de las consideraciones políticas coyunturales.
Pero Pastrana había empeñado su palabra desde la campaña electoral, y ya como presidente electo tuvo una primera reunión con Marulanda, en la que ambos ratificaron la intencion de explorar caminos de solución política al conflicto armado.
Mientras, los militares también incluían en el cálculo la posibilidad de un fracaso en las negociaciones, luego del cual el Ejército debería desatar una ofensiva que lo resarciera de una secuencia de derrotas frente a las FARC.
En dos años se registraron siete contundentes golpes de la fuerza insurgente contra bases estratégicas, en los que 310 soldados y policías fueron hechos prisioneros.
En caso de un retroceso en las negociaciones, el conocimiento que las FARC tengan de las instalaciones del Batallón Cazadores será clave, pues se trata de un punto estratégico en el combate contra el narcotráfico y la insurgencia en el sureste del país, zona tradicional de trasiego de cocaína y actividad guerrillera.
El simbolismo que llegó a adquirir la permanencia de soldados en el Batallón Cazadores para el Ejército se reflejó a fines de noviembre cuando un capitán del cuartel dijo: "Nosotros no tenemos por qué irnos porque definitivamente este (batallón) es realmente nuestro".
El ex presidente liberal Carlos Lemos expresó este lunes indignación por la salida de los 130 soldados bachilleres y afirmó en una columna para el diario El Tiempo, de Bogotá, que este repliegue "es lo más vergonzoso que le haya podido ocurrir al Ejército Nacional".
"Desalojadas por las FARC a tiros de Las Delicias, de Puerres, de Miraflores y de Patascoy, nuestras Fuerzas Armadas acabaron finalmente por ser ahuyentadas a físicos sombrerazos de San Vicente del Caguán", dice Lemos, un crítico de la política de paz de Pastrana.
"Las Fuerzas Armadas nunca han sido ni seran un obstáculo para la paz de Colombia", dijo, en contraste, el comandante del batallón, general Germán Giraldo, al despedir a los primeros 50 soldados el domingo. (FIN/IPS/mig/mj/ip/98