CANADA: India acusada de sembrar discordia en comunidad sij

El gobierno de India fue acusado de sembrar la discordia dentro de la comunidad sij de Canadá, la mayor fuera de India, y de estar por detrás del homicidio del director de un periódico en Columbia Británica.

La policía de la provincia describió la muerte de Tara Singh Hayer, director del diario indo-canadiense The Times, el pasado 19 de noviembre, como "algo que tiene todos los indicios de un asesinato".

Hayer era un duro crítico de los militantes sij, quienes reunían fondos en Canadá para llevar a cabo actividades contra el gobierno en India, y de la forma en que éste manejaba la financiación de los templos que tenía bajo su control.

Previamente, Hayer había sido blanco de un ataque armado que lo dejó paralizado de la cintura para abajo. También hace 12 años, la policía desactivó una bomba fuera de la imprenta de Hayer, en la ciudad de Surrey, cerca de Vancouver.

Ahora T. Sher Singh, abogado de origen sij que escribe una columna en el diario Toronto Star, acusó a los agentes del gobierno indio de infiltrar los sijs canadienses con el propósito de dividir la comunidad respecto del tema de una patria propia.

Singh vinculó la muerte de Hayer a la explosión en 1985 de un vuelo de Air India mientras sobrevolaba el Atlántico luego de despegar de Canadá. Trescientos veintinueve pasajeros, varios de ellos canadienses de origen indio, murieron a causa del mismo.

Las autoridades dieron a entender que los terroristas sij eran los culpables, pero nunca se efectuó ningún arresto, pese a una larga investigación del incidente.

"El gobierno federal no va a realizar una investigación; no obstante crecen las preocupaciones de que personal indio haya estado involucrado", afirmó Singh. "Hay muchas pruebas de que el avión debía explotar sobre la pista (antes de partir de Canadá), cuando nadie lo había abordado".

La Policía Real Canadiense conoce la identidad de 12 a 20 agentes indios que se infiltraron en la comunidad sij de 150.000 habitantes en el área de Vancouver (hay otros 150.000 en el resto de Canadá) e hicieron resurgir diferencias religiosas y sobre el tema de la separación de India y la formación de un estado propio, aseguró Singh.

Ottawa, bajo el régimen de gobierno federal actual y anterior, pasó por alto estos problemas en la comunidad sij para no poner en peligro los vínculos comerciales entre Canadá y la India, añadió.

"La política exterior canadiense fue formulada durante los años de Nehru, cuando estábamos en muy buenos términos con India y ésta prometía mucho. En los últimos 20 años, las relaciones entre India y Canadá se deterioraron… pero no revisamos nuestra política exterior", sostuvo Singh.

Un portavoz de la Alta Comisión India en Ottawa rechazó las declaraciones de Singh, calificándolas de "viles", mientras que la oficina de la Procuraduría General Canadiense, que actualmente realiza un cambio de ministros, no realizó ningún comentario inmediato sobre las acusaciones.

"Se le debería haber ofrecido protección policial a Hayer, dadas las repetidas amenazas que sufrió", declaró Wayne Sharpe, director ejecutivo del Comité Canadiense para la Protección de los Periodistas, en una carta a la ministra de Justicia, Anne McLellan. El Comité realiza campañas contra la persecución de periodistas en el extranjero.

A. Murker Jee-Reed, profesor de política india de la Universidad de York, se preguntó por qué India crearía tanta intranquilidad en la centenaria comunidad sij de Canadá, que envía considerables sumas de fondos a India bajo la forma de inversiones.

El periodista canadiense Richard Cleroux también es escéptico sobre las acusaciones de Sher Singh, ya que cualquier esfuerzo para desacreditar a los sijs de Canadá "puede rebotar" sobre todos los indios en este país, indpendientemente de su religión.

"Mi opinión es que India quiere la menor división posible" en las comunidades indias fuera de Canadá, expresó Cleroux, autor de "Secretos oficiales: La verdad detrás del Servicio de Inteligencia Canadiense".

El periodista también advirtió que ya se realizaron acusaciones respecto de las operaciones de inteligencia de India dentro de la comunidad sij en Canadá, donde se apoya la idea de una patria sij.

Además, los agentes indios han trabajado con la policía canadiense en la vigilancia de las actividades de sus antiguos ciudadanos, y en 1987 se les pidió a tres diplomáticos indios que abandonaran el país por supuestas actividades de espionaje.

Por otra parte, la prominencia de T. Sher Singh en Canadá garantiza que se investiguen las acusaciones, agregó Cleroux. "Quizás T. Sher Singh tenga información que yo no poseo".

"Parece que yo soy uno de los pocos que dice lo que piensa porque estoy en una posición única", dijo Singh. "Yo no tengo parientes en India y no tengo necesidad de volver allí, lo que implicaría obtener una visa del gobierno indio. Ejercen una gran influencia sobre los indios, y lo hacen con bastante eficacia.

"Si uno se convierte en crítico del gobierno indio, no se puede retornar al país. Hay miles de casos de personas que no pueden volver, sin importar qué tan urgente sea, porque de alguna manera han provocado el enojo de las autoridades indias aquí", agregó. (FIN/IPS/tra-en/pw/mv-ml/pr-ip/98

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