Las autoridades de Estados Unidos y Canadá desbarataron una organización criminal china que introdujo más de 4.000 inmigrantes ilegales chinos en el estado de Nueva York.
Los inmigrantes eran conducidos a territorio estadounidense a través de una reservación indígena ubicada en la frontera con Canadá.
Conocida bajo el nombre clave de "Operación sobre el Arco Iris II", la investigación se prolongó durante un año. La policía logró arrestar a 35 traficantes y procura ahora la captura de otros 12.
Los traficantes, cuyos servicios eran contratados por el crimen organizado chino, introducían en Estados Unidos a unas de 150 personas por mes y percibían 47.000 dólares por cada inmigrante conducido en territorio estadounidense.
Una célula de la organización criminal china conocida como "Los Muchachos del Gran Círculo", radicada en Nueva York, contrató a traficantes de Ontario para crear una estructura que les permitió ganar más de 170 millones de dólares.
"La organización operó exitosamente durante dos años", dijo Doris Meissmer, comisionada del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos.
Los inmigrantes ilegales suelen ingresar a Estados Unidos cruzando el río San Lorenzo, de 10 kilómetros de ancho. La travesía es habitualmente realizada durante la noche y en pequeñas embarcaciones. Muchas personas se ahogan en el intento.
Tras ser conducidos a la ciudad de Nueva York, los inmigrantes eran puestos a trabajar en pequeños restaurantes para amortizar la deuda contraída con la organización criminal.
"Los inmigrantes eran obligados a trabajar como 'sirvientes contratados' hasta que su deuda quedaba saldada", explicaron los funcionarios de inmigración.
"Se trata del mayor tráfico de inmigrantes ilegales descubierto en la frontera septentrional, y el resultado alcanzado se debió al trabajo en equipo", afirmó la secretaria de Justicia de Estados Unidos, Janet Reno.
"Esta operación prueba que, a través de la cooperación y coordinación, podemos extender el largo brazo de la ley de modo que no haya sitios seguros para aquellos que buscan beneficiarse con la miseria y desesperación humana", dijo Reno.
Operadores de agencias no gubernamentales de asistencia a refugiados e inmigrantes dijeron que esta actividad ilegal es favorecida por el carácter discriminatorio de la legislación migratoria de Canadá y Estados Unidos.
"Las autoridades no están dispuestas a facilitar las cosas", dijo Kiet Frank, presidente de la Asociación Internacional del Consejo de Inmigración, que opera en los dos países.
"Se ha hecho mucho más duro para la gente emigrar a América del Norte, de modo que preveo nuevas medidas desesperadas por parte de los inmigrantes ilegales", agregó Frank.
Tom Clark, presidente del Comité Intereclesiástico de Toronto, acusó al gobierno estadounidense de separar a las familias al cambiar las normas referidas a los inmigrantes chinos.
"Durante los años 80, el gobierno de Ronald Reagan permitió que objetores a la política china de un solo hijo por pareja obtuvieran refugio. Las autoridades chinas, incluso, permitían hasta hace poco que salieran del país, pero ahora las reglas han cambiado", dijo Clark.
"Las familias chinas intentan reunirse y, obstaculizados por el cambio de normas, no vacilan en correr riesgos espantosos", añadió Clark.
El Servicio de Inmigración y Naturalización condujo la investigación con la colaboración de distintas instituciones gubernamentales y policiales canadienses.
La ruta del tráfico comenzaba en China. Los inmigrantes recibían visas falsas que eran destruidas en vuelo o devueltas a la organización criminal.
Los inmigrantes arribaban a Vancouver, Canadá, donde solicitaban la condición de refugiados.
Luego eran llevados a alojamientos secretos en el área de Toronto antes de ser transportados a Cornwall, Ontario, a pocos kilómetros del territorio indígena Akwesasme Mohawk, limítrofe con Ontario, Quebec y el estado de Nueva York.
La reserva mohawk, que incluye alrededor de 20 islas en el río San Lorenzo, torna dificultosa la vigilancia sobre esa zona fronteriza.
"La frontera norte está protegida por una línea de vigilancia muy débil", admitió Thomas Maroney, un fiscal estadounidense de Albany.
"La geografía de Akwesasme es perfecta para el contrabando. Hay alcohol y tabaco que van al norte y drogas que viajan en las dos direcciones", indicó Maroney.
A pesar de que los mohawk reivindican a Akwesasne como territorio soberano y no sujeto a las leyes canadienses o estadounidenses sobre contrabando, fueron los residentes de la reserva los que alertaron a los funcionarios de inmigración sobre las actividades de la organización criminal.
La policía china dijo que entre los inmigrantes, la mayoría procedentes de la provincia de Fujian, había muchos de clase media y hombres jóvenes. Esa provincia, ubicada en la costa sudoriental de China, ha sido privilegiada por Beijing como área especial de desarrollo económico.
"Familias enteras, acompañadas por ancianos, también hicieron el viaje", afirmó Ed Duda, miembro de la patrulla fronteriza.
Sólo un pequeño número de inmigrantes pudo ser detenido. Los organizadores del tráfico podrían recibir condenas de más de 10 años de cárcel. (FIN/IPS/trad-en/mb/mk/ego/nc/mj/hd pr/98