Delegados de 43 países advirtieron hoy en la capital de España que reducirán su ayuda a Bosnia-Herzegovina desde el próximo verano boreal si el gobierno de ese país no asume mayor responsabilidad en el cumplimiento de los acuerdos de paz.
Una conferencia de un día y medio sobre la paz en los Balcanes, a la que asistieron además representantes de una docena de organismos internacionales, sirvió para que cada una de las partes implicadas reiterara su posición sin que se registrasen concesiones o cambios.
En el fondo y como principal problema a resolver, persiste la existencia de 1,2 millones de desplazados, refugiados o exiliados que no han regresado a sus hogares. En 1998 sólo retornaron a sus lugares de origen 35.000 refugiados integrantes de minorías étnicas.
La reunión fue pródiga en acusaciones mutuas. La comisaria de la Unión Europea (UE) para Asuntos Humanitarios, Emma Bonino, criticó a los dirigentes bosnios por su "falta de voluntad" para crear condiciones que faciliten el retorno a sus hogares de los refugiados y desplazados.
Bonino recordó que la UE invirtió unos 1.800 millones de dólares en programas para favorecer el regreso de los refugiados.
En términos similares se pronunció el español Carlos Westendorp, alto representante de la Comunidad Internacional para Bosnia-Herzegovina, quien advirtió a los dirigentes bosnios que "no deben perder el tiempo, porque el flujo de ayuda empezará pronto a debilitarse".
El también español Javier Solana, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), señaló que las tropas de la alianza no se quedarán indefinidamente en Bosnia- Herzegovina y anunció que una comisión estudiará como reducir los efectivos a partir del segundo semestre de 1999.
La conferencia no alcanzó un acuerdo para aumentar los poderes de Westendorp, y en cambio debieron escuchar al presidente de la República Sprska (enclave serbio en Bosnia-Herzegovina), Nikola Poplasen, que lo acusó de violar los acuerdos de paz.
Según Poplasen, elegido presidente con el 56 por ciento de los votos, Westendorp violó los acuerdos de paz en septiembre al ordenar la detención del general serbobosnio Radislav Krstic, acusado de crímenes de guerra.
Poplasen también criticó a Westendorp por quitarle la autoridad de comandante supremo de las fuerzas armadas de la República Sprska, hecho al que calificó de inconstitucional y violatorio de los acuerdos de paz firmados en Dayton en 1995.
Asimismo, rechazó la organización de policías multiétnicas propuesta por el alto representante.
"Los términos monoétnico y multiétnico son chauvinistas. La policía debe ser profesional y responsable, y debe trabajar de acuerdo con la Constitución y las leyes" sin importar la composición nacional o religiosa, dijo Poplasen.
En la reunión tampoco faltaron advertencias, la mayoría de ellas realizadas en los pasillos y en declaraciones a los periodistas.
Solana, por ejemplo, advirtió al presidente de la Federación Yugoeslava, el serbio Slodoban Milosevic, que "se cuide muy, pero muy mucho" de atacar a las fuerzas de la OTAN en Macedonia, incluso si llegaran a intervenir en Kosovo, provincia secesionista de mayoría albanesa en Serbia.
Pero, al mismo tiempo, el canciller español, Abel Matutes, calificó de "separatistas extremistas" a los independentistas de Kosovo.
Los secesionistas albaneses rechazan, al pretender la independencia, las recomendaciones de la comunidad internacional a favor de una amplia autonomía, lo cual "no contribuye a la estabilidad en la zona".
Por último, se constató una vez más la posición diferenciada de Rusia, cuyo canciller, Igor Ivanov, no dudó en apoyar abiertamente a las autoridades de Bosnia-Herzegovina y en criticar a Westenddorp.
Según Ivanov, la paz en Bosnia-Herzegovina no depende de la creación de un protectorado internacional, sino de aplicar y poner en marcha todos los mecanismos políticos previstos en Dayton, punto que ni siquiera se llegó a tratar. (FIN/IPS/af/mj/ip/98