La crisis financiera internacional ha comenzado a afectar a la economía de Bolivia y tendrá un efecto recesivo en 1999, que durará más de un año, según pronostican economistas y analistas.
El gobierno del presidente Hugo Banzer previó para el año próximo un crecimiento de 5,2 por ciento del producto interno bruto (PIB), uno de los mayores de los últimos años, considerando que en 1998 fue de 4,7 por ciento, el más alto de esta década.
El PIB nominal subirá de 8.345,2 millones de dólares en este año a 9.347,5 millones en 1999, la inflación caerá de 6,5 a 5,5 por ciento, y el déficit fiscal será 3,6 por ciento del PIB, según las proyecciones gubernamentales.
Los empresarios privados ya saben que el próximo será un año difícil, y por eso ya anunciaron que se verán obligados a reducir personal para afrontar la crisis, y no descartan la restricción de actividades.
"Esas medidas son la única manera en que se puede encarar lo que ocurra en el país en caso de que la crisis siga actuando y lastimando al sector económico y financiero", dijo José Luis Camacho, presidente de la Confederación de Empresarios Privados.
Algunos sectores empresariales no comparten las optimistas proyecciones económica del gobierno para 1999. Este es el caso de los empresarios mineros, que consideran que no están sustentadas por niveles de inversión pública y privada suficientes.
"De ninguna manera vamos a mantener el crecimiento económico o lo vamos a aumentar. Bolivia no puede ser la excepción en América Latina y va a seguir la tendencia (de la crisis)", afirmó Rolando Jordán, secretario general de la Asociación Nacional de Mineros Medianos de Bolivia.
El economista Napoleón Pacheco, de la Fundación Milenio, también puso en duda sobre el pronostico del gobierno y consideró que "en el mejor de los casos, el crecimiento del PIB bordeará el cuatro por ciento".
Otros vuelcan su mirada a la ausencia de una estrategia de desarrollo económico que permita afrontar de manera más realista el impacto de la crisis financiera internacional.
"Para mí, Bolivia es un país sin rumbo. Hay cambios continuos en la dirección que se toma. Y los caminos no están claros. Debería haber una estrategia nacional de desarrollo económico y social a largo plazo, no un plan de gobierno", aseguró George Satt, presidente de la Cámara de Exportadores de La Paz.
El ministro de Hacienda, Herbert Muller, rechazó las opiniones de empresarios y economistas, que advirtieron que 1999 será un año de recesión y desempleo.
El presupuesto general de la nación para el año próximo garantiza la estabilidad, el equilibrio macroeconómico y la confianza para que continúe la inversión privada, condiciones que aseguran las tasas de crecimiento previstas, señaló Muller.
"A no ser que se reabra nuevamente la crisis financiera internacional a niveles realmente dramáticos, no vemos por qué las inversiones que están comprometidas en el país, que es inversión directa y no volátil, no se mantengan", añadió.
El ministro concluyó que en 1999, no habrá suficiente liquidez, pero ese es precisamente uno de los objetivos del gobierno para no aumentar las importaciones.
Ese efecto comenzó a sentirse en diciembre en el sector financiero, porque varios bancos del sistema sufren altos niveles de iliquidez, debido a las restricciones para los créditos de financiamiento externo.
A consecuencia de ello, la banca privada boliviana ha restringido también la concesión de créditos a las empresas en esta época del año, y se prevé que ese comportamiento se mantendrá durante los primeros meses de 1999.
"Algunas líneas de crédito externas han disminuido o se hallan en condiciones más difíciles de las que fueron pactadas inicialmente. Ese es un fenómeno que está ocurriendo en todo el mundo", dijo el presidente del Banco Central, Juan Antonio Morales, al explicar las razones de las restricciones. (FIN/IPS/jcr/ag/if/98