Con una cabalgata de más de 3.000 participantes por el territorio de su rival, el oeste de Caracas, el candidato Henrique Salas hizo un último esfuerzo para subir a su grupa todo el voto contrario al favorito Hugo Chávez, en el tumultuoso final de la campaña electoral de Venezuela.
La inédita escena de los jinetes y amazonas llegados de todo el país, en un recorrido de 19 kilómetros que duró siete horas, y el apoyo en las vías por las que transitaba de miles de personas, dio el pasado domingo idea de la polarización final entre dos ofertas de entierro del agonizante modelo partidista venezolano.
"Sálvanos, sálvanos", jalonaban ansiosos al paso de Salas en su ya famoso caballo Frijolito por la avenida Las Palmas personas de clase media, en atemorizada alusión a Chávez, un teniente coronel retirado que un sector de la población cree que impondrá una dictadura de izquierda o de derecha y atraerá la violencia.
Las elecciones de este domingo se han transformado en un hito histórico para los 23 millones de venezolanos, llamados a elegir, según los opositores a Chávez, entre democracia y dictadura, paz o violencia, odio de clases o pluralismo.
Chávez concentra a sus 44 años el delirio de unos y el pánico de otros. Surgió a la escena pública cuando en febrero de 1992 encabezó el primero de los dos cruentos alzamientos de ese año, y se presenta como un candidato antisistema que refundará políticamente el país mediante una asamblea constituyente.
Los comicios de este domingo supondrán la marginación de los dos partidos que dominaron la escena desde 1958, Acción Democrática (AD) y el socialcristiano Copei, a los que la población culpa de todos sus males, comenzando por el empobrecimiento y terminando por la corrupción.
Chávez propone una "revolución democrática" que llevará a AD y Copei "al basurero de la historia" y que mediante medidas populistas en lo político y de mayor intervención en lo económico "devolverá la prosperidad y la dignidad a la patria de Bolivar", el gran referente de su discurso.
Salas, un exitoso ex gobernador independiente de 62 años, también ofrece un cambio radical que transforme la democracia representativa en participativa y regenere los poderes públicos, pero sin los elementos de ruptura que propone Chávez.
El también empresario y economista egresado de la Universidad de Yale, Estados Unidos, fue hasta este fin de semana el candidato de Proyecto Venezuela, una agrupación creada para los comicios, y pasó recibir ahora el respaldo de los gobernadores y alcaldes de todo el país ajenos al Polo de Chávez.
Copei y el socialdemócrata AD hicieron una insospechada y traumática pirueta desde el 26 de noviembre para abrazarse también a Salas, a fin de trabar el triunfo de Chávez, pese a que el centroderechista ex gobernador propone la despartidización del país y se negó a cualquier pacto con esas organizaciones.
"Hay que decidir entre la libertad o que Venezuela se vuelva un cuartel", dijo Salas al final de la llamada "cabalgata de la victoria", con Frijolito de coprotagonista, el caballo con que Salas se hizo conocer a nivel nacional, en un país de altas reminescencias rurales y en que ese animal rememora también gestas de la independencia y la libertad.
"Democracia, democracia", "cambio, pero en paz y libertad", "los demócratas también somos honestos", "limpiaremos nuestra dignidad en democracia", "la patria también es de los demócratas", gritaban desde los caballos y desde el suelo los adeptos a Salas el pasado domingo.
"Estoy aquí porque quiero que mi país avance hacia el siglo XXI y no hacia el siglo XIX", explicó Luis Ramírez, un estudiante universitario, hijo de un carnicero que con un pañuelo amarillo – distintivo de Salas- al cuello gritaba "cambios ya, dictadura nunca" al paso de los caballos.
Poco después, Ramírez y otros vecinos de la zona se trabaron en una discusión con tres adeptos de Chávez que portaban su simbólica boina roja, sobre si un golpista puede o no ser un demócrata, en que ambos grupos terminaron por rivalizar sobre cuál de los dos candidatos exterminaría mejor a AD y a Copei.
Hubo peores encontronazos entre chavistas y salistas -o más precisamente antichavistas- porque el Polo Patriótico organizó caravanas contra la cabalgata a su paso por el oeste de Caracas, donde en las elecciones legislativas del día 8 arrasaron sus candidatos, mientras que el Proyecto Venezuela ganó en el este.
"Soy de Barinas (el estado natal de Chávez) y me llegué hasta Caracas porque Salas es el hombre que sabe como cambiar esto y va a ayudar a los campesinos como yo, el otro es un 'fracasao' que sólo sabe de violencia, yo que se lo digo", dijo Juvencio Rámiz.
Salas abandonó en el mitin final su discurso a favor de "la vuelta a la alegría" que profundiza con el sol de sus símbolos, para jugarse "el todo por el todo" y atacar con gran virulencia a Chávez, a quien acusó en variadas maneras de cobarde, por sus actitudes cuando era paracaidista, su manera de atacar a la democracia y la forma en que se rindió entonces. (FIN/IPS/eg/ff/ip/98