El Banco Mundial atribuyó el riesgo "sustancial" de recesión económica global, que amenaza especialnente a América Latina, a la primera respuesta del FMI ante la crisis asiática.
El informe "Perspectivas de la economía mundial y los países en desarrollo 1998-1999" del Banco Mundial alertó que las naciones pobres están pasando su peor momento económico desde la crisis de la deuda en los años 80 y recomendó cautela en la liberalización de los mercados financieros.
La crisis que comenzó en Asia en 1997 y que afectó luego a los mercados de Rusia y América Latina se debió en gran medida al "excesivo celo desregulador" en países que carecen de instituciones fuertes y que no controlan el flujo de capital privado, dijo el economista jefe del Banco, Joseph Stiglitz.
La imposición de gravámenes a las inversiones de corto plazo para limitar la volatilidad de los flujos de capital -sistema aplicado por Chile- sería "una herramienta útil" en otros países que procuran convertir la especulación descontrolada en una fuente de productividad, dijo Stiglitz a los periodistas.
A comienzos de año, Chile redujo el impuesto para atraer de nuevo el capital extranjero que se retiró por el temor que cundió en los mercados emergentes. Esa decisión demostró la flexibilidad del sistema, dijo Stiglitz el miércoles, al presentar el informe del Banco Mundial.
"Cuando (Chile) necesita flujos, y ahora los necesita, puede reducir la tasa a cero, pero sigue siendo una herramienta de intervención para estabilizar el flujo a corto plazo", explicó.
Los grandes ingresos de capital dificultaron a los países el establecimiento de su propia política económica, aunque el caos de la economía mundial se atribuyó a los retiros masivos, dijo Stiglitz, ex jefe del consejo de asesores económicos del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
Stiglitz, criticado por funcionarios del Banco Mundial, el FMI y el Tesoro estadounidense por cuestionar sus posiciones, agregó que "no debe haber una oscilación del péndulo hacia el lado de las políticas" sin relación con la liberalización.
El Banco Mundial tuvo cuidado en no atribuir culpas directamente al FMI, una institución con la que está hermanada.
Pero el informe observó que el modelo de altas tasas de interés y recortes de gastos públicos a cambio de asistencia financiera tiene un efecto de "contracción" en los países asolados por la crisis.
Las recetas del FMI tuvieron la intención de proteger las monedas de esos países y de generar ahorros para la financiación de los ajustes estructurales diseñados por la institución.
"Una de las grandes sorpresas en Asia oriental fue el poco efecto inmediato que las respuestas iniciales parecieron tener para reducir la presión sobre las monedas o restablecer la confianza de los inversores", indicó el informe del Banco.
"Por el contrario, buena parte o la mayor parte de la devaluación de las divisas se produjo después de que se tomaron esas medidas", agregó.
Los acontecimientos obligaron al FMI a aliviar algunas de sus condiciones y a Estados Unidos y algunos países europeos a reducir sus tasas de interés para restablecer el flujo a los países afectados.
Estas medidas, junto con el paquete de asistencia encabezado por Japón de 30.000 millones de dólares para Asia, representaron esperanzas de recuperación en el mediano plazo, según el informe.
De todos modos, "las políticas insumen tiempo para funcionar y las medidas de corto plazo son precarias. Los riesgos de que el enlentecimiento actual se acelere a una recesión mundial siguen siendo sustanciales", advierte.
El Banco Mundial previó un crecimiento de la economía mundial de 1,9 por ciento en 1999, luego del 1,8 por ciento de este año y del 3,2 por ciento de 1997. La institución define "recesión" como un crecimiento inferior al uno por ciento.
El FMI, que utiliza distintos métodos para hacer sus proyecciones, anticipó en septiembre que el crecimiento de la economía mundial sería de dos por ciento este año y de 2,5 por ciento en 1999. El organismo ha modificado sus proyecciones a la baja desde mediados de 1997.
El Banco Mundial previó que las economías en desarrollo crecerían 2,7 por ciento en 1999, frente a dos por ciento este año. Pero la contracción en 36 países, incluso en Brasil, Indonesia y Rusia, hizo descender el ingreso de 25 por ciento de la población de los países en desarrollo y emergentes.
En 1997, cuando la crisis económica estaba en sus primeras etapas y limitada a Asia, sólo una de cada 14 personas sufrió el descenso de sus ingresos.
América Latina será la más golpeada ya que el crecimiento caerá de cinco por ciento en 1997 a 2,5 por ciento este año y a 0,6 por ciento en 1999. La región padece "drásticos recortes" en el flujo internacional de capitales, la caída de precios de sus productos y el menor crecimiento del comercio mundial.
La recuperación de Africa subsahariana se verá limitada. El ingreso por habitante de la región comenzó a crecer nuevamente en 1993, luego de más de una década de contracción. El crecimiento fue de 4,2 por ciento en 1996, pero descendió a 3,5 por ciento en 1997 y podría bajar a entre 2,1 y 2,4 por ciento este año.
Los grandes exportadores de petróleo de la región, Angola, Gabón y Nigeria, sentirán con mayor fuerza las consecuencias de la crisis asiática debido a la menor demanda asiática y la caída de los precios de sus productos de exportación.
Es probable que a medida que desciende el crecimiento de la economía mundial, también lo haga la inversión directa extranjera, que creció desde 1990 pero está concentrada en los minerales y metales.
Exportadores de petróleo de Medio Oriente y Africa del Norte también experimentan los peores efectos de la crisis asiática, señaló el Banco Mundial. En consecuencia, el crecimiento económico descenderá a dos por ciento este año, frente al 3,1 por ciento de 1997, y se "recuperará sólo mediocremente en 1999".
La crisis del sudeste asiático se hizo sentir en Asia meridional a través del comercio y la inversión extranjera directa, pero "los efectos financieros fueron nulos", aseguró el Banco Mundial.
"La leve y no total liberalización de los controles de capital generó una mínima exposición externa de los bancos (y los bancos indiso tuvieron poca deuda externa de corto plazo)", explicó la institución.
Sin embargo, los controles de capital de Pakistán podrían tener un efecto contrario al deseado.
"Impuestas para detener la fuga de capitales y preservar las escasas reservas extranjeras en el plazo inmediato, estas medidas desalentarán las remesas de los trabajadores en el exterior e inhibirán la inversión doméstica y extranjera, con efectos potencialmente nocivos para el crecimiento de largo plazo", advirtió el informe.
El Banco Mundial predijo que el crecimiento de la región descenderá a 4,6 por ciento este año, frente al cinco por ciento de 1997.
La causa son los alicaídos mercados de exportación de Asia oriental y Japón, la mayor competencia de estos países en otros mercados y las sanciones internacionales tras los ensayos nucleares realizados en mayo por India y Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/mj-aq/if/98