/BOLETIN-INTEGRACION/

El banano se convirtió en uno de los temas más indigestos para la Organización Mundial del Comercio (OMC) al fracasar una tentativa por conciliar los intereses de la Unión Europea enfrentados con los de Estados Unidos y cuatro países de América Latina.

Los negociadores de los dos grupos volvieron a discrepar esta semana sobre los procedimientos que corresponde aplicar en el Organo de Solución de Diferencias (OSD) de la OMC para ejecutar un dictamen que condena al régimen de importación del fruto establecido por los europeos.

Un fallo de un grupo especial (panel), ratificado por el órgano de apelación de la OMC, había declarado que ese régimen de comercialización viola las disposiciones de la OMC, como demandaban Estados Unidos, Ecuador, Guatemala, Honduras y México.

El fallido intento por lograr una avenencia en el litigio acrecentó el peligro de una guerra comercial entre las dos potencias y amenazó con mellar la credibilidad de la OMC entre los países en desarrollo.

Estados Unidos ya tiene emplazada una batería de represalias que consisten en la duplicación de los aranceles que gravan las importaciones originarias de la Unión Europea (UE).

Las sanciones comerciales anunciadas el martes por Washington recaerán sobre una lista de productos europeos hasta cubrir un monto de 1.550 millones de dólares y se aplicarán a partir del 15 de febrero, a menos que la UE revise su posición antes del 1 de enero.

Los países en desarrollo siguieron con desconcierto la evolución del pleito, comentó una fuente de ese origen.

Al mundo en desarrollo se lo presiona para que cumpla al pie de la letra con los acuerdos del sistema multilateral de comercio mientras los dos grandes se trenzan en batallas estériles, opinó un negociador latinoamericano.

"Se trata de una provocación que perjudica al sistema" y los países que no están involucrados en el pleito bananero "creemos que están jugando con las reglas de la OMC y eso es muy delicado", dijo la fuente.

El conflicto, que gira en torno a un monto de colocaciones anuales de banano en el mercado comunitario por unos 5.000 millones de dólares, se ha circunscripto en la práctica a las dos potencias, ninguna de las cuales produce el fruto tropical.

Washington protege a Chiquita y Dole, dos comercializadoras estadounidenses herederas de las compañias fruteras que perfeccionaron el sistema de plantaciones en América Central y el Caribe y ejercieron influencia política en la región.

Bruselas defiende a las ex colonias europeas de Africa, Caribe y Pacífico (ACP), que producen y exportan el banano en condiciones menos rentables que los países latinoamericanos.

El diferendo en la OMC quedó trabado en la interpretación de una disposición sobre las medidas destinadas a cumplir los fallos del Organo de Solución de Diferencias.

Estados Unidos y sus aliados latinoamericanos sostienen que el grupo especial que intervino originalmente en el pleito tiene competencia para determinar la compatibilidad del régimen bananero europeo con las normas de la OMC.

En cambio, la UE pidió el establecimiento de un grupo especial, lo que se interpreta como un panel diferente al que intervino en la primera instancia del litigio.

En el pasado, Estados Unidos y la Unión Europea han resuelto otros diferendos por vía de negociaciones bilaterales, recordaron negociadores comerciales. (FIN/IPS/pc/mj/if/98

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