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El primer Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra contra las Mujeres, que activistas asiáticas instalarán en Japón en diciembre del 2000, tratará las violaciones cometidas por militares de este país en el resto del continente durante la segunda guerra mundial.

El tribunal responde al pedido de justicia de miles de mujeres obligadas a la esclavitud sexual a manos de soldados japoneses, la mayoría de Corea y China pero también de Filipinas, Indonesia y Tailandia e incluso holandesas que residían en esos países.

Las activistas aseguraron que el tribunal se ocupará también de otros conflictos en los que las mujeres se vieron enfrentadas de forma sistemática a estupro y esclavitud sexual, entre otras violaciones de derechos humanos.

"El tribunal es una de las iniciativas más importantes para atender los reclamos de justicia para las mujeres que sufrieron y continúan sufriendo sin que el mundo sea informado", dijo Yayoi Matsui, de la filial japonesa de la Red sobre Violencia contra las Mujeres en Guerra, que reúne a mujeres de todo el mundo.

Matsui explicó que el tribunal procederá formal y legalmente, con el apoyo de organizaciones no gubernamentales que aportarán pruebas de agresiones sexuales y el testimonio de las víctimas, que no tuvieron oportunidad de justicia ni de dar a conocer sus sufrimientos a los gobiernos de sus países.

El tribunal atenderá el caso de las "esclavas sexuales" asiáticas, así llamadas porque eran obligadas a soportar la violación de los soldados japoneses que ocuparon sus países durante la segunda guerra mundial.

Se registraron casos de esclavas sexuales que apenas contaban con 11 años de edad cuando fueron violadas.

Japón negó durante años la existencia de edificaciones realizadas por el desaparecido Ejército Imperial de Japón y destinadas a alojar a esclavas sexuales en toda Asia.

Luego de que una investigación japonesa demostrara la existencia de esas instalaciones y de la protesta internacional por la situación de las ex esclavas sexuales, Tokio decidió establecer un Fondo Asiático para las Mujeres, a fin de brindar medicinas, seguridad social y ayuda económica a las víctimas.

El Fondo cuenta con financiación privada. Muchas ex esclavas, que ahora tienen entre 60 y 70 años, exigieron que la compensación proceda del gobierno japonés, y que éste emita una disculpa oficial por la violencia a la que fueron sometidas.

A pesar de se registraron muchas demandas contra el gobierno sobre el asunto, ninguno de estos juicios ha prosperado hasta el momento.

Matsui recordó que ya se realizaron numerosos procesos para "juzgar las acciones de Japón en Asia", pero ni siquiera el Tribunal de Tokyo, que juzgó a criminales de guerra japoneses luego de la conflagración mundial, dedicó una sola de sus 400 audiencias a las mujeres víctimas de violencia durante la guerra.

El tribunal del 2000, en cambio, se ocupará no solo de las esclavas sexuales sino también de varias otras formas de violencia contra las mujeres en otros conflictos armados de la posguerra.

Entre los casos a juzgar figura la violación de unas 200.000 mujeres durante la guerra de independencia de Bangladesh en los años 70, y la agresión sexual como forma de tortura ejercida por el gobierno militar de Birmania en los 80.

Las activistas esperan también que el tribunal se ocupe de la esclavización sexual de mujeres de Timor Oriental a manos de la ocupación de Indonesia, y de las violaciones cometidas por las tropas de India durante la guerra en Cachemira en los años 90.

La abogada australiana Ustina Dolgopol, coautora del informe de las Naciones Unidas "Esclavas sexuales: un sufrimiento sin fin", explicó que muchas desventajas legales de las mujeres se deben a la discriminación y son inherentes a la estructura social.

"El tribunal se propone cambiar estos hechos. Con su participación, los japoneses podrán decir que valoran a las mujeres en Japón y en el resto de la región, que creen en la igualdad de género y que quieren nuevas leyes basadas en la perspectiva de los derechos de las mujeres", dijo Dolgopol.

Los grupos de mujeres afrontan ahora la difícil tarea de recoger evidencias en toda Asia para presentarlas ante el tribunal. Buena parte de las pruebas cruciales para muchos casos fueron destruidas o aún se mantienen ocultas. Las activistas dijeron que ese es el caso de las esclavas sexuales.

Las abogadas y las investigadoras que trabajan con Matsui anunciaron que las esclavas sexuales asiáticas declararán por primera vez contra la ex policía militar, es decir, contra ex militares de alto rango involucrados en el sistema.

"Es un caso civil y será un hito no sólo para las esclavas sexuales sino también para todo el mundo", opinó la abogada tailandesa Wang Ching Feng.

"Las ex esclavas sexuales de Indonesia sufrieron en silencio durante más de 50 años y hoy depositan mucha expectativa en el tribunal porque hará justicia y restaurará su dignidad", sostuvo la abogada Apong Herlina, que trabaja con las ex esclavas sexuales de Indonesia y apoya la creación del tribunal.

"El tribunal es importante porque sienta precedentes en materia de justicia, ahora que las mujeres de Timor Oriental luchan por recuperar su dignidad luego de haber sido violadas por soldados indonesios", dijo Apong.

La historiadora china Chen Lifei, de la Universidad de Huadong, indicó que los especialistas chinos empezaron a reunir pruebas, después de años de ocultamiento de los datos importantes.

Su investigación prueba la existencia de al menos 77 edificaciones destinadas a aprisionar a mujeres en Shangai, ciudad en las que había alrededor de 200.000 mujeres chinas esclavizadas por el Ejército Imperial Japonés.

La abogada Wang, por su parte, reveló que 45 mujeres de Taiwan relataron sus padecimientos como esclavas sexuales. Algunos investigadores calculan que unas 1.200 mujeres de la isla fueron obligadas a la esclavitud sexual por los soldados japoneses entre 1938 y 1945. (FIN/IPS/sk/cb/ceb/nc/mj/hd/98

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