El poeta chileno Pablo Neruda, premio Nobel de Literatura, convertía las cosas en palabras plenas de sentido y de sentimientos, según el también poeta y chileno Luis Sepúlveda, residente en la capital de España.
Sepúlveda, junto con el consejero (ministro) de Cultura de la región española de Extremadura, Francisco Muñoz, presentaron el jueves 10 en esta ciudad el libro "Las cosas de Neruda", del escritor chileno Miguel Rojas Mix.
En el libro, su autor reproduce fotografías de una enorme colección de objetos que Neruda reunió en sus residencias de Santiago de Chile, Valparaíso e Isla Negra, y a cada una la vincula con un poema del poeta.
Así, enfrente de una página ilustrada con fotografías de mascarones de proa, entre ellas la María Celeste, se incluye un texto de Neruda
El poema proclama: "Yo tengo mascarones y/ mascaronas. La más pequeña y deliciosa, que/ muchas veces Salvador/ Allende me ha tratado de/ arrebatar, se llama/ María Celeste./ Perteneció a un navío/ francés, de menor tamaño,/ y posiblemente no navegó/ sino en las aguas del Sena".
En otra, están las botellas, botellones y damajuanas (garrafones) de cristal, de varios colores. Y su "oda al vino".
"Vino color de día,/ vino color de noche,/ vino con pies de púrpura/ o sangre de topacio,/ vino,/ estrellado hijo/ de la tierra,/ vino, liso/ como una espada de oro,/ suave/ como un desordenado terciopelo,/ vino encaracolado/ y suspendido,/ amoroso,/ marino,/ nunca has cabido en una copa/ en un canto, en un hombre,/ coral, gregario eres,/ y cuando menos, mutuo", dice.
Una de las primitivas máquinas de escribir y un telégrafo no menos antiguo, le dan el pretexto a Rojas Mix para incluir la "Oda a la tipografía": "Letras largas, severas,/ verticales,/ hechas/ de línea/ pura,/ erguidas/ como el mástil/ del navío/ en medio/ de la página/ llena/ de confusión y turbulencia.
El autor señaló que la edición de este libro significa rendir un homenaje a Neruda y cumplir un compromiso personal de publicar un "imaginario" de su Canto General, compromiso que asumió él ante el poeta a principios de septiembre de 1973, días antes de su muerte.
Neruda murió en medio de la pena y el dolor provocados por el golpe de Estado que los comandantes de las Fuerzas Armadas de su país perpetraron el 11 de septiembre de 1973 y que derrocaron a su gran amigo, el presidente constitucional Salvador Allende.
De sus conversaciones con Neruda, Rojas Mix recuerda cómo el premio Nobel amaba las cosas "loca, locamente, con sensualidad". Tenía "la pasión del coleccionador y no la perdió ni en las circunstancias más difíciles", afirma.
"Las cosas de Neruda no querían completar series ni son decorativas, son reliquias, objetos singulares, exóticos, folclóricos, barrocos, objetos fetichizados. Testimonios, recuerdos, nostalgias de amistades y, sobre todo, amor", añade.
El mismo Neruda lo definió: "Yo pienso confundir las cosas,/ unirlas y recién nacerlas,/ entreverlas, desvestirlas,/ hasta que la luz del mundo/ tenga la unidad del océano,/ una integridad generosa,/ una fragancia crepitante".
Muñoz rememora que cuando visitó Isla Negra, tuvo la sensación de que "desde que Neruda se apropiaba de algo, ese algo dejaba de ser el mismo, se transformaba en enigma, se cargaba con la memoria del poeta, lo investía la pasión o la aventura".
En el acto, Muñoz reseñó sus recuerdos de Neruda y mencionó el cariño del poeta por el idioma, como lo dejó en sus escritos: "Bebo por la palabra levantando/ una palabra o copa cristalina,/ en ella bebo/ el vino del idioma".
La presentación del libro se convirtió, además, en una manifestación de apoyo al proceso que el juez Baltasar Garzón está instruyendo contra las dictaduras del Cono Sur de América Latina y en virtud del cual ha decretado la prisión incondicional de Augusto Pinochet y pedido su extradición a España. (FIN/IPS/td/ag/cr/98