Australia parece haber salido ilesa de la crisis económica en el vecino sudeste de Asia, a pesar de las predicciones de que 1998 se convertiría en una pesadilla.
Como economía dependiente de las exportaciones, Australia parecía particularmente vulnerable a las olas que azotaron a Asia, América Latina y la hoy disuelta Unión Soviética desde el colapso del sistema financiero ocurrido en julio de 1997.
Sesenta por ciento de las exportaciones de Australia se concentraban a comienzos de 1998 en Asia, lo que alimentó las prediciones de tiempos difíciles como consecuencia de la caída de los precios de esas mercaderías y la exposición del comercio del país a los debilitados mercados de la región.
Pronósticos tan pesimistas parecían destinados a convertirse en realidad cuando el dólar australiano cayó en septiembre a 55 centavos de dólar estadounidense, su punto más bajo en la historia, debido a las turbulencias sin precedentes que se registraron en los mercados mundiales de capitales.
Australia parece haber salido relativamente ilesa, a pesar de las señales de que Asia continuará teniendo graves problemas por al menos 12 meses más y de que, incluso en el mejor de los casos, sólo se prevé una mejora para el segundo semestre de 1999.
La capacidad de recuperación de Australia se convirtió en un dato oficial en noviembre, cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) evaluaron de forma positiva el desempeño de la economía del país.
La OCDE proyecta un crecimiento económico de 3,5 por ciento en 1998, 2,5 por ciento para 1999 y 2,7 por ciento para el 2000, a pesar del leve descenso que pronostica para el año próximo debido a factores externos.
Las cifras ubicaron las perspectivas de Australia para los próximos años muy por encima del promedio de 2,25 por ciento de la OCDE en 1998, 1,75 por ciento en 1999 y 2,5 por ciento en el 2000.
El FMI elogió al gobierno "por implementar sólidas reformas estructurales y políticas macroeconómicas, que sentaron los cimientos para el impresionante récord de Australia de un fuerte crecimiento y baja inflación en años recientes".
El informe mundial de inversiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo publicado en noviembre (UNCTAD) ubica a Australia entre los más poderosos imanes del mundo industrializado para la inversión extranjera, flujo que subió en 1997 por séptimo años consecutivo.
Los economistas afirman que el rendimiento de Australia es el resultado de las reformas introducidas a comienzos de la década del 80, incluyendo los cambios en el mercado laboral y la flotación de la moneda.
Las principales compañías australianas, como Qantas Airways y la gigante minera Broken Hill Proprietary LTD, prevén posibles pérdidas para 1999. Mientras, los bancos australianos evitan exponerse al nivel de deuda experimentado por sus contrapartes asiáticas.
Edward Shann, director de la firma consultora ACCESS Economics, afirmó que la flotación de la moneda contribuyó mucho a la actual situación de Australia.
"La caída del dólar australiano protegió a los productores de los precios en baja y ayudó a que los exportadores diversificaran sus mercados de Asia hacia Estados Unidos y Europa", agregó.
"También hubo algo de liberalización en el mercado laboral, lo cual implica que no se produjeron grandes presiones por incrementos salariales. Ambos elementos combinados determinaron que hasta el momento hayamos logrado salir con muy poco daño de todo esto, lo cual es sorprendente", explicó.
Pero los sindicatos y organizaciones sociales creen que la brecha entre ricos y pobres podría empeorar cuando el gobierno conservador del Partido Nacional y el Liberal ponga en práctica en 1999 sus planes de introducir reformas laborales al estilo estadounidense.
El plan impulsado por el gobierno prevé recortes drásticos del salario mínimo y la creación de 900.000 empleos mediante la desregulación del mercado laboral. El desempleo de Australia permanece estático en ocho por ciento.
"Para mí es clarísimo que bajar los salarios mínimos proporciona más empleos. Estados Unidos, Nueva Zelanda y Gran Bretaña tienen salarios menores que nosotros, y todos poseen mayor nivel de empleo también mucho más altas", coincidió Shann.
Los sindicatos concuerdan que se necesitan medidas urgentes para combatir el desempleo, pero creen que los planes del gobierno pondrán el peso de las reformas sobre aquellos que poseen menos capacidad para soportarlas.
"El modelo estadounidense demuestra que se puede obtener algo de crecimiento del empleo a través de un recorte salarial, pero que también habrá así un aumento de la pobreza", sostuvo John Wiseman, profesor de economía en la Universidad RMIT de Melbourne.
"Estados Unidos mantuvo razonablemente altos los índices de crecimiento y el desempleo, pero a costa de incrementar la desigualdad y condiciones salariales, por lo que a los más pobres se les paga cada vez menos o deban tener dos o tres empleos para poder llegar a fin de mes", afirmó Wiseman.
"También produce los tipos de divisiones sociales y conflictos asociados al aumento de grupos de derecha como el Partido Una Nación", agregó Wiseman. Este partido propone recortes de beneficios sociales a aborígenes e inmigrantes asiáticos y con buena votación en el sur de Australia.
"En vez de empeorar la situación, el gobierno debería tomar el ejemplo de la Unión Europea, donde los gobiernos limitaron las horas de trabajo, y los patrones y sindicatos acordaron eliminar la discriminación de las condiciones laborales entre los empleos a tiempo completo y a tiempo parcial", afirmó Wiseman.
Otra alternativa, afirman los sindicatos y grupos de ayuda social, sería que el gobierno se esfuerce más en evitar la evasión fiscal en el extremo superior de la franja salarial. (FIN/IPS/tra- en/awn/js/mv/mj/if/98
