La gravedad de las secuelas sociales de la crisis en Asia supera las previsiones más pesimistas formuladas inicialmente y la región vive bajo amenaza de un empeoramiento, advirtió hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La OIT estimó poco probable que Asia oriental y sudoriental pueda resolver en un futuro inmediato los profundos problemas sociales y económicos en que se encuentra sumida desde que la crisis estalló hace 17 meses.
Los pronósticos más halagüeños avizoran el comienzo de una recuperación moderada en el segundo semestre de 1999, pero muy pocos observadores confían en que la región retorne a los altos índices de crecimiento que ostentaba antes de la crisis.
Un análisis elaborado por la OIT anticipa que el producto interno bruto (PIB) de Indonesia declinará 15 por ciento este año.
El informe, titulado "La crisis financiera asiática: Desafío de una política social", agregó que en Tailandia la reducción del PIB será de 6,5 por ciento y en Corea del Sur, de cinco por ciento.
Las disminuciones en Malasia y Hong Kong oscilarán entre tres y cuatro por ciento. Por su parte, Japón, Singapur, Filipinas, Vietnam y China cayeron en recesión o redujeron en forma drástica sus previsiones de crecimiento.
El economista de la OIT Eddy Lee, autor del informe, explicó que el desvanecimiento del milagro económico en Asia sudoriental y oriental "ha causado empobrecimiento generalizado y puesto en peligro la estabilidad social y política de la región".
Millones de asiáticos que "trabajaron para forjar el milagro se han convertido en víctimas inocentes y atónitas del hundimiento económico extendido". "Un desastre humano de esa magnitud representa un espectáculo espantoso", dijo Lee.
En Indonesia se presenta un cuadro severo: nada más que en el último año uno de cada cinco puestos de trabajo del sector formal de la economía desaparecieron, lo que redujo la calidad de vida de entre cuatro y cinco millones de trabajadores junto con sus familias.
Desde este año, 20 por ciento de los indonesios, alrededor de 40 millones de personas, serán parte de los estratos pobres de la población.
En Corea del Sur, es probable que el desempleo aumente de 2,3 a 8,2 por ciento, en tanto 12 por ciento de la población se ubicará debajo del umbral de pobreza en el país.
El pronóstico para Tailandia menciona un desempleo tres veces superior y un desplazamiento de 12 por ciento de la población hacia la categoría de pobreza, donde ya se encontraban 16 por ciento de sus connacionales.
En Tailandia, 600.000 personas perdieron su empleo entre febrero de 1997 y 1998.
El estudio de la OIT estimó muy poco probable que a corto plazo los países de la región recuperen los índices de pleno empleo que caracterizaron durante los últimos 30 años el milagro económico asiático.
El autor de la investigación destacó cuatro factores entre los más citados para explicar el hundimiento de la economía regional: "El capitalismo de amigos, los mercado de capitales internacionales, la liberalización y el fracaso de las políticas nacionales".
Lee rechazó la interpretación de que el derrumbe financiero fue resultado del pánico de los inversionistas internacionales y también descartó que el "capitalismo de amigos" haya sido la causa principal.
El "capitalismo de amigos" significó la injerencia política en los mercados mediante corrupción, tratos preferenciales para parientes y amigos del gobierno y financiación de empresas relacionadas políticamente.
La crisis se produjo por diversos factores, según el economista de la OIT, incluidos la volatilidad de los mercados financieros internacionales, la ineficiencia de la gestión empresarial y los fracasos de las políticas nacionales.
De todos modos, se demostró que el sistema financiero "fue el verdadero talón de Aquiles de la precrisis de las economías asiáticas", afirmó la OIT.
La investigación juzgó "muy interesante" la decisión adoptada por Malasia en septiembre pasado, de ignorar las recetas del Fondo Monetario Internacional sobre las altas tasas de interés.
La OIT evaluó las políticas sociales implantadas por los países en crisis y opinó que "el alivio social proporcionado hasta ahora dista mucho de ser eficiente.
Los recursos empleados hasta la fecha "proporcionan ayuda a solo una pequeña parte de los necesitados", dijo.
Lee sostuvo que las soluciones a la crisis requerirán "un grado extraordinario de flexibilidad de los actores nacionales e internacionales" en el momento de establecer las políticas.
El economista advirtió que "el aumento del gasto social podría revelarse inevitable si los países toman medidas viables para cambiar y aliviar los aspectos más negativos de la crisis".
Así como la depresión de los años 30 originó un nuevo contrato social en los países industrializados, la actual crisis asiática "debe servir de impulso para la creación de un modelo de desarrollo con mayor orientación social", proclamó Lee.
Ese nuevo contrato social debe fundarse en una democracia y una protección social más desarrolladas, lo que supone un mayor respeto por el derecho de los trabajadores a formar sindicatos libres, que también son elementos esenciales contra la crisis.
La OIT afirmó que "la idea de que los países pobres son incapaces de costear la puesta en práctica de los derechos civiles y políticos básicos", incluida la libertad sindical, "carece de fundamento". (FIN/IPS/pc/mj/if/98