Al ruido que caracteriza a la Bienal Internacional de Pintura de Cuenca se sumaron este año todo tipo de manifestaciones artísticas alrededor de esta ciudad de Ecuador y que llamaron la atención quizás más que la propia muestra.
Bajo el lema "América: vidas, cuerpos e historias", la VI Bienal presenta desde el 27 de noviembre hasta el 29 de enero en el Museo de Arte Moderno de Cuenca un importante número de obras figurativas.
Pero este año los organizadores de esta edición de la Bienal se diversificaron, apoyando interesantes eventos paralelos que se diseminaron por toda esta ciudad del sur de Ecuador.
Uno de ellos fue InvadeCuenca, suma de manifestaciones artísticas diversas desperdigadas por la ciudad que atrajo hasta su conclusión esta semana la atención del público aun más que las tradicionales exhibiciones.
Organizada por la galería guayaquileña de Madeleine Hollaender, InvadeCuenca literalmente se regó por todas partes, con manifestaciones fijas, itinerantes, en plazas y parques, en salones de edificios públicos, o simplemente en la calle.
Los habitantes de la ciudad se precian de su bienal, pero solo unos pocos acuden a sus salones. Este año han sido tomados de asalto por el arte, con diez muestras de las cuales algunas salen a buscarlos, y, con formatos interactivos y no tradicionales, les invitan a oír, oler y compartir.
Hay muestras instaladas que cambian de lugar cada cierto tiempo para atraer a habitantes de diversas zonas. También hay, por ejemplo, un trabajo de audio exclusivamente, que en un cuarto oscuro con cuatro velas por el suelo reúne a un público que escuchará historias de vida de mujeres.
Este trabajo, realizado por Radio La Luna y el Centro de Educación Popular, pretende combatir los estereotipos. Una de las asistentes a una sesión, Mónica Mendoza, dijo que, pese a carecer de imagen, la historia aparece claramente en la imaginación, con la fuerza las vivencias de cada persona le insufle.
Una manifestación al aire libre, que puede aparecer en cualquier calle de Cuenca, es "Los sentados", en la que 20 macetones con flores son colocados a lo largo de una cuadra para tratar de reencontrar el espacio "que el cemento y el adoquín han ganado a la naturaleza".
Acompañados de música y de personajes que hacen participar al público, los macetones, amontonados como verdaderos parches floridos, invitan al público a sensaciones poco comunes en su transitar por la ciudad.
El éxito de este tipo de exhibiciones interactivas le movió el piso al comité organizador, por lo que se piensa ahora en una bienal que pueda incluir en sí misma elementos nuevos, además de los tradicionales del arte figurativo.
Incluso el jurado calificador recomendó que la bienal no sea tan cerrada en el futuro. Jorge Dávila Vásquez, escritor ecuatoriano y uno de los tres jurados, dijo a IPS que se recomendó dar en el futuro mayor libertad a los artistas en cuanto a concepción y realización.
El jurado consideró en su veredicto "que las convocatorias futuras de la Bienal Internacional de Cuenca podrían sustentar una temática que fuera abordada libremente por los artistas en el plano de lo conceptual y formal".
La idea es que los artistas puedan enviar fotografías y hacer hacer instalaciones, y que se acepte tanto escultura como pintura u otras formas artísticas, señaló. En caso de aceptarse esta sugerencia, "se trataría de una bienal de arte, ya no solo de pintura", puntualizó Dávila.
"Hablamos mucho con el jurado, revisamos una y otra vez la muestra, vimos una inclinación hacia lo digital, una tendencia a romper la bidimensionalidad e ir hacia otras cosas", dijo.
"Sugerimos que los espacios de exhibición de la presente Bienal sean mantenidos permanentemente y que se busquen otras áreas, a las que los espectadores accedan de manera espontánea, cotidiana, para desarrollar actividades e intervenciones artísticas en la ciudad", según el veredicto.
Esta sugerencia tiene mucho que ver con el éxito de la innovadora InvadeCuenca.
Entre otros eventos paralelos a la bienal figuran exposiciones en la Cámara de Comercio, en la galería Larrazábal, y el Seminario "Arte, América, cuerpos, vidas e historias, el arte del continente a fines de siglo", que abordó la realidad artística latinoamericana y los nuevos enfoques de fin de siglo.
Los primeros premios de la bienal correspondientes a la categoría "Historia" fueron las pinturas "Incendio", del brasileño Emmanuel Nazar, y "X más Y (sobre las castas)", de los chilenos Bruna Truffa, Rodrigo Cabezas y Sebastián Leyton.
El segundo premio, otorgado en el subtema "Cuerpos", también fue compartido, esta vez entre la colombiana Gina López con "A través de la oscuridad" y el ecuatoriano Marco Alvarado, con "Espiritualidad I".
El tercer lugar lo comparten, en la categoría "Vidas", el peruano Javier Russo, con "Planeta azul", y el ecuatoriano Julio Mosquera, con "Morador del umbral". (FIN/IPS/gm/mj/cr/98
