Un libro de la antropóloga Diane Bell avivó la polémica en torno al derecho de los aborígenes de Australia a conservar los lugares que consideran sagrados.
La obra toma como ejemplo de la complejidad del problema el caso de la isla sureña de Hindmarsh, donde habita la tribu ngarrindjeri, compuesta por 3.000 personas.
Un grupo de mujeres ngarrindjeri se opuso a la construcción de un puente alegando que afectaba un lugar sagrado para la tribu, pero el reclamo no prosperó porque los hombres de la comunidad ignoraban que se tratara de un sitio de culto.
Paradójicamente, los hombres desconocían el carácter sagrado del lugar por tratarse de un secreto ritual celosamente guardado por las mujeres de la tribu que lo transmitían oralmente de generación en generación.
El año pasado, la Comisión Real que investigó el caso de la isla Hindmarsh pronunció un veredicto contrario a la protección del área en cuestión y afirmó que la pretensión de las mujeres ngarrindjeri era una "fabricación".
Tras el fallo, el área reclamada por las mujeres isleñas fue excluida de los reglamentos de la Ley de Herencia por una disposición especial del Parlamento. La exclusión allanó el camino al proyectado puente en Hindmarsh, aunque el caso está lejos de quedar cerrado.
En su libro "Ngarrindjeri Wurruwarrin: A world that is, was and will be" (Ngarrindjeri Wurruwarrin: un mundo que es, fue y será), Bell explica la complejidad del acontecimiento a lo largo de 700 páginas. "Wurruwarrin" significa "conocer y creer".
La extensión de la obra se debe a la determinación de la autora de documentar fielmente las narraciones de los aborígenes entrevistados y presentar la mayor cantidad posible de detalles.
El libro no contiene los puntos de vista de los ngarrindjeri que dijeron a la Comisión Real no haber oído jamás que parte alguna de la isla tuviera significado religioso. Bell dijo que, lamentablemente, esas personas declinaron participar en su investigación.
La reproducción completa de las historias aportadas por las mujeres posibilitan al lector una noción del cuidado con que estos relatos fueron transmitidos de generación en generación, al tiempo que refresca aspectos del folclore ngarrindjeri y sus tradiciones.
Las mujeres entrevistadas por Bell no prestaron testimonio ante la Comisión sobre la isla Hindmarsh por considerar "ofensivo" exponer lo que sabían en un foro donde, supusieron, sus puntos de vista no serían respetados.
Los ngarrindjeri opuestos al puente siguen intentando detener la construcción que, según lo previsto, unirá un embarcadero de la isla con tierra firme.
Bell alimenta la esperanza de que su libro sea útil para la tribu, y afirmó que la obra era su regalo a los nativos.
Los académicos enfatizaron que las historias impresas de las mujeres isleñas ayudarán a las futuras generaciones a tomar conciencia de que el carácter sagrado del lugar no se trató de meras "fabricaciones".
La autora desea que su investigación eduque a más gente sobre la legitimidad de los reclamos sobre la tierra por parte de los aborígenes del sudeste australiano. "Quizás este libro posibilitará referirse al sudeste de otra manera, de una forma más política", dijo.
Bell, que enseña religión, desarrollo económico y justicia social en el Holy Cross College, de Massachusetts, Estados Unidos, confesó su desagrado sobre el modo en que han sido interpretadas las leyes sobre los derechos de los aborígenes.
La antropóloga recordó que, en 1967, la constitución fue modificada para que el gobierno de la Comunidad Británica pudiera aprobar leyes destinadas a la protección de los aborígenes.
"Ngarrindjeri Wurruwarin", publicado por Spinifex Press, es el segundo libro de Bell. Su primera obra, "Daughters of the Dreaming"(Hijas del Sueño), trata sobre la vida de las mujeres aborígenes en el centro de Australia. (FIN/IPS/tra-eng/cc/cb/js/mk/ego/nc/aq/cr/98)