En octubre de 1999, los electores estarán ante un escenario nuevo en Argentino: el Partido Justicialista (perionista) mostró capacidad para gobernar durante 10 años seguidos, pese a la baja popularidad del presidente Carlos Menem, y obtuvo resultados, un hecho inédito en el país.
El sociólogo Marcos Novaro, experto en análisis político, dijo a IPS que ese es el principal motivo que explica que hoy el justicialismo siga siendo alternativa, a pesar de su descrédito en muchos aspectos. Mostró una ventaja estratégica al poder gobernar y mostrar resultados, aunque sean discutibles.
La Alianza opositora representa en cambio un salto al vacío justo cuando la agenda se ha vuelto más compleja y no hay una crisis que reclame un cambio, como ocurrió en elecciones anteriores, añadió. Ahora, el elector estudia la oferta, sopesa las propuestas y pondera la capacidad técnica de los postulantes.
El próximo año, los socios de la nueva coalición de centroizquierda -la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario- deberán mostrar que pueden mantenerse unidos, construir consensos y llegar al gobierno, sin que surgan entre ellos disputas por los cargos.
Pero por sobre todo, deberán mostrar que son diferentes del peronismo, afirmó, no tanto en lo económico sino en el estilo político. Más honestos, transparentes, respetuosos de la ley y de las instituciones, fundamentalmente del Poder Judicial, cuya independencia estuvo en jaque durante los dos gobiernos de Menem.
Los postulantes de los dos partidos, seducidos por la "tercera vía" que dió sustento ideológico al gobierno del británico Tony Blair, proponen un Estado más presente para atender asuntos sociales, políticas de empleo y distribución más equitativa del ingreso.
El reino del mercado llegó a su límite, para los candidatos a sucesores.
Novaro, autor de los libros "Política y poder en el gobierno de Menem" y "La Alianza. Los caminos del centroizquierda", sostuvo además que no ve posibilidades políticas para una nueva postulación de Menem y que la Alianza -que encabeza las encuestas para las elecciones de 1999, no tiene asegurada la victoria.
Mirando atrás, el experto reconoció que en 10 años de gobierno de Menem, Argentina superó la crisis económica y del Estado sin una decisiva crisis institucional. Con excepción de la justicia – que sufrió un grave déficit de credibilidad en estos años- el Congreso y los partidos políticos siguieron funcionando, rescató.
"El justicialismo no sólo sobrevivió 10 años en el poder sino que se fortaleció. Para los próximos comicios estará entero e incluso puede ganar", destacó Novaro, quien recordó el retiro anticipado del gobierno del ex presidente Raúl Alfonsín (1983-89) en medio de un caos inflacionario.
Para el sociólogo, en 1983 Alfonsín era el cambio, la democracia, el fin de la dictadura. En 1989, Menem también sobresalió por contraste: venía a poner fin a la inflación.
Hoy, cuando la estabilidad democrática es un hecho y los precios se mantienen a raya, el cambio no tiene nombre: es una bandera en disputa entre el justicialismo y la oposición.
Por el momento, la Alianza ya realizó sus comicios internos y el alcalde de Buenos Aires, Fernando de la Rúa, es el candidato a la Presidencia y favorito para suceder a Menem en 1999. Pero el triunfo justicialista en la provincia de Córdoba este mes mostró que nadie tiene hoy en Argentina el futuro político asegurado.
El Partido Justicialista deberá aguardar a abril para elegir candidato en elecciones internas. Hoy, el principal aspirante es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, seguido por el ex cantante y ex gobernador de Tucumán Ramón "Palito" Ortega, considerado "delfín" de Menem.
En este campo, la principal disputa sigue siendo entre Menem y Duhalde. El presidente, preocupado por mantener intacto su poder hasta octubre, se resiste a dar respaldo al gobernador, y alienta a algunos de sus cercanos colaboradores, que no se resignan a aceptar que la Constitución impida un tercer mandato suyo.
Si bien renunció explícitamente este año a pelear por un tercer período, Menem sigue coqueteando con la idea de ser candidato, un hecho que fue denunciado por el propio Duhalde este mes, cuando falta menos de un año para las elecciones presidenciales.
Pero el mandatario, con una imagen positiva de sólo 18 por ciento en las encuestas, no parece tener chance.
Para Novaro, otro de los desafios está en que la agenda de 1999 es más compleja que lo que fue en otros comicios. "Hay que demostrar gran habilidad política, buenos equipos técnicos, políticas creíbles, y todas las precisiones para que el votante pueda evaluar", comentó.
A diferencia de otros analistas que mencionan el desempleo como la principal asignatura pendiente, Novaro señaló la necesidad de reformar el Estado y terminar con la corrupción y el clientelismo.
"Sólo así se puede aumentar su intervención en salud, educación, defensa, seguridad y control de los servicios públicos", privatizados durante el gobierno de Menem, dijo.
El experto indicó que el mandatario no hizo una reforma del Estado sino sólo un ajuste del sector público y ahora "el Estado es un desastre", incluso comparado con países de la región, como Brasil y Chile, y tampoco hubo reforma administrativa para dar eficacia a la gestión de gobierno. (FIN/IPS/mv/ag/ip/98