La crisis internacional y el Mitch fueron en noviembre agentes contradictorios de la inflación en América Latina: mientras el huracán elevó los precios en Centroamérica, las señales depresivas externas los redujeron aún más en el resto de la región.
Guatemala y El Salvador, repúblicas golpeadas por el Mitch, tuvieron el último mes tasas de incremento del índice de precios al consumidor (IPC) superiores a las de países sudamericanos de inflación tradicionalmente alta, como Venezuela y Ecuador.
Los informes oficiales que recogen regularmente los corresponsales de IPS consignaron un quinto mes consecutivo de deflación en Brasil, con un índice también bajo cero en Argentina, en tanto Chile consolidó la tendencia a una inflación anual menor a 4,5 por ciento.
Sudamérica, y en especial los países del área del Mercado Común del Sur (Mercosur), están importando deflación de la mano de la crisis internacional, profitando no sólo de las devaluaciones en el sudeste asiático, sino también de las caídas en las cotizaciones de las materias primas.
A su vez, el rebrote inflacionario de América Central se revelará seguramente como más intenso cuando se conozcan los datos del IPC de noviembre en Honduras y Nicaragua, las dos naciones más devastados por el huracán Mitch.
La subregión istmeña, que ya sufrió en 1997 los estragos del fenómeno de El Niño, soporta ahora, como consecuencia del Mitch, no sólo millonarios daños en infraestructura, sino también pérdidas agrícolas que se traducen en escasez de alimentos y en inflación.
Guatemala, que en octubre registró una inflación insignificante de 0,01 por ciento, tuvo en octubre un IPC de 2,65 por ciento, el más alto de toda América Latina, según los datos disponibles hasta hoy, cuando aún restan, como ya se dijo, los informes de Honduras y Nicaragua.
Con la tasa de noviembre, la tendencia anual de la inflación guatemalteca, que hasta octubre era de 4,97 por ciento, se elevó a 7,35 por ciento.
Mayor fue el impacto relativo en El Salvador, donde el IPC de 2,2 por ciento del mes pasado más que duplicó el índice anualizado de 1,9 por ciento que se acumuló hasta octubre, para elevarlo a 4,3 por ciento.
Costa Rica, que en octubre consignó una tasa mensual de 0,31 por ciento, luego de una deflación de 0,39 por ciento en septiembre, tuvo en noviembre, por impacto del Mitch, un IPC de 1,32 por ciento.
El panorama cambia radicalmente cuando la observación de la economía se desplaza hacia el sur de la región, muy lejos del huracán.
Para los analistas, no es extraño que Brasil, el país latinoamericano más amenazado por la crisis internacional, haya completado en noviembre cinco meses consecutivos de deflación, para alcanzar una tasa anual de sólo 1,41 por ciento.
Es muy probable que Brasil cierre 1998 con un IPC inferior a uno por ciento, ya que entre enero y noviembre acumuló sólo 0,71 por ciento de inflación, para equipararse con Argentina en términos de las tasas más bajas de América Latina.
Siempre en el escenario del Mercosur, Uruguay redujo en noviembre, con 0,32 por ciento, a la mitad su inflación de octubre (0,70 por ciento), gracias en gran medida a las caídas en el índice de precios de los productos importados.
El Instituto Nacional de Estadísticas uruguayo indicó que ese índic e acumuló una baja de 5,7 por ciento entre enero y noviembre y de 5,3 por ciento en los últimos 12 meses, con bajas en los productos minerales de 34,1 y 32,9 por ciento respectivamente.
Paraguay registró en noviembre inflación cero y las autoridades señalaron que ese resultado se debió a un incremento de los precios de productos nacionales de 0,1 por ciento, contrarrestado por una baja de 0,3 por ciento en el índice mensual de precios de bienes importados.
La inflación de noviembre fue igualmente bajísima en Bolivia y Perú -en ambos casos de 0,03 por ciento- y en Chile, de 0,1 por ciento, para encaminarse así con firmeza los tres países a tasas anuales de sólo un dígito en el presente año.
El fenómeno de la deflación importada tiene una doble faz, porque la caída de los precios de las materias primas mineras, en los casos de Bolivia, Perú y Chile, y del petróleo, en Ecuador y Venezuela, se traducen en caídas del empleo y por esa vía, en bajas de la inflación.
Ecuador, que en octubre tuvo un incremento desusado del IPC de 6,5 por ciento, lo redujo en noviembre a 2,1, y en Venezuela la tasa mensual retrocedió también entre los dos meses de 2,5 a 1,6 por ciento.
Colombia y México son los dos únicos países latinoamericanos con una suerte de rutinaria estabilidad en su índice de precios, con tendencias anuales de 16,35 por ciento en la economía colombiana y de 17,41 por ciento en la mexicana, que indican variaciones mínimas respecto de 1997. (FIN/IPS/ggr/if/98)