AMBIENTE: Bahía de Panamá se vuelve contra sus habitantes

Un grupo de expertos presentó un proyecto para descontaminar la bahía de Panamá, ubicada en el litoral Pacífico y gravemente afectada por el vertido de aguas cloacales.

Ya se habían estudiado varias alternativas para descontaminar el área, pero los costos de esos planes, situados entre los 500 y 700 millones de dólares, impidieron su concreción.

Los biólogos marinos panameños Luis D'Croz, Plinio Góndola y Juan del Rosario aseguran haber encontrado la solución del problema, mediante la dilución natural de las aguas contaminadas con bacterias fecales.

La técnica de la "inactivación de las bacterias por dilución", que según D'Croz se usa "con mucho éxito" en la disposición de aguas servidas en Montevideo y en las ciudades chilenas de Valparaíso y Viña del Mar, consiste en verter las aguas contaminadas mar adentro a través de un tubo emisor.

Cuanto mayor sea la masa de agua de mar bacteriológicamente estéril en relación con el agua contaminada con materia fecal, más eficiente y rápida es la dilución de las bacterias, indicó D'Croz.

Los científicos realizaron una serie de experimentos con las aguas cloacales, que se vuelcan actualmente al mar a pocos metros de la costa, y demostraron que, de interrumpirse el proceso de vertido, la bahía de Panamá se puede recuperar en el mediano plazo.

D'Croz explicó que el cambio de marea que ocurre dos veces al día en la costa del Pacífico, con desniveles entre cinco y seis metros, actúa como limpiador natural del fondo menos profundo de la bahía.

El científico dijo que aún no se ha realizado un estudio de costos, pero que éstos "son razonablemente más bajos" que los 250 millones de dólares calculados para la construcción de una planta de depuración.

Otro aspecto a tener en cuenta, según D'Croz, son los costos de operación y mantenimiento de las plantas de tratamiento, situados entre ocho y 10 millones de dólares para una ciudad de 200.000 habitantes.

El grupo de científicos sostuvo que se deben adoptar otras medidas para recuperar la bahía, como cambios en el estilo de desarrollo urbano y mayores controles sobre la deposición de desechos sólidos, y prohibir que los barcos arrojen hidrocarburos a las aguas.

D'Croz criticó algunos proyectos que se realizan en la capital, como la construcción de una autopista que unirá el centro de la ciudad con el aeropuerto internacional Tocumen, y el hotel Miramar, inaugurado hace tres años.

Unos seis kilómetros de autopista serán construidos sobre un sistema de pilotes erigidos a 300 metros de la bahía. El impacto ambiental del proyecto "no ha sido estudiado en forma real" por quienes lo pusieron en marcha, según D'Croz.

En torno del hotel Miramar se levantó un rompeolas, de 3.000 metros de díametro, que impide el flujo de las corrientes marinas y aumenta la acumulación de desechos sólidos.

El vertido de desechos sólidos a través del deficiente sistema de alcantarillas y los cinco ríos urbanos que desembocan en la bahía provocaron la acumulación de una capa de limo de alrededor de un metro de espesor, calificada por D'Croz de "desastre".

"Destrozamos nuestros recursos hídricos con creciente frecuencia, contaminándolos con aguas servidas, desechos industriales y basura, y excavando de manera inapropiada sus riberas", advirtió, al hacer un diagnóstico de los problemas ambientales de esta capital.

Alrededor de un tercio del millón de habitantes de esta capital descargan las aguas servidas sin ningun tipo de tratamiento en los cinco ríos urbanos que desembocan en la bahía de Panamá, según estudios realizados por la compañía consultora Philip Williams y Asociated, de Estados Unidos.

Esos ríos arrastran diariamente alrededor de 400 millones de litros de agua contaminada hacia la bahía, a lo cual se le agregan las aguas servidas que vierten al mar 21 tubos colectores del sistema de alcantarillado de la ciudad.

Así mismo, los barcos que hacen fila diariamente para transitar por el canal de Panamá contribuyen con alrededor de un 20 por ciento de la contaminación de la bahía, incluso con el vertido de unas 200 toneladas de petróleo por año, comprobó la católica Universidad Santa María la Antigua.

D'Croz aseguró que la propuesta de su grupo es "una alternativa viable para resolver la situación ambiental terrible que tiene la ciudad de Panamá". (FIN/IPS/sh/nc-ff/en/98

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