Los países y organizaciones que financian proyectos de desarrollo en Afganistán condicionarán su ayuda desde el año próximo a mejoras en la situación de los derechos humanos y al acceso de la mujer a la educación, la asistencia médica y el trabajo.
Ese acuerdo fue alcanzado en Tokio por gobiernos y organizaciones internacionales participantes en la cuarta reunión del Grupo de Apoyo a Afganistán (GAA), que sesionó durante dos días a puertas cerradas.
Toda la ayuda a Afganistán a cargo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ya sea política, humanitaria o de desarrollo, debe condicionarse al respeto a los derechos humanos en el país, concluyó el GAA.
"En Afganistán no deberá haber discriminación contra la mujere", advirtió Narika Fahnen, embajadora de Suecia para asuntos humanitarios. Suecia será sede de la quinta reunión del GAA, en junio de 1999.
La reunión del GAA en Tokio la semana pasada contó con la participación de los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Rusia, agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan con refugiados.
La necesidad de ayuda humanitaria en Afganistán es enorme, pero el GAA consideró que debe poner de relieve el valor que le asigna a la equidad de género frente al gobierno afgano, a cargo del movimiento islámico Talibán, que tradicionalmente discrimina a la mujer.
Varios programas de asistencia fueron reducidos por las políticas discriminatorias de los talibanes contra las mujeres. La ininterrumpida guerra civil entre el movimiento Talibán y la Alianza del Norte no ha contribuido a mejorar la situación humanitaria del país.
En un resumen de nueve puntos publicado luego de la reunión en Tokio, los miembros del GAA manifestaron su "grave preocupación" por la situación de los derechos humanos en Afganistán, en especial por los últimos asesinatos de civiles y la constante discriminación contra mujeres y niñas.
A sugerencia de la ONU, se decidió instalar en Afganistán una asesoría sobre cuestiones de género. El Banco Mundial propuso subsidiar a las ONG de mujeres afganas que operan desde Pakistán.
Un plan operativo que será puesto en marcha bajo supervisión de la ONU a fines de febrero de 1999 realizará un seguimiento de la actitud de las autoridades afganas en materia de derechos humanos y cuestiones de género.
El GAA instó a las partes en conflicto a garantizar la seguridad de los funcionarios de asistencia internacional. La inseguridad determinó que la ONU redujera su actividad en el país a las tareas indispensables para salvar vidas, tales como la provisión de alimentos y agua potable.
En julio, los talibán expulsaron a diversas ONG de Kabul y varios integrantes de esas organizaciones aparecieron ahorcados.
En reclamo de una de mayor seguridad para quienes brindan asistencia humanitaria, el GAA solicitó a los talibanes que respeten las prácticas habituales en la materia a nivel mundial.
El GAA proclamó su apoyo a la realización de una conferencia de paz que acerque las partes en conflicto y reafirmó su compromiso de ayudar a reconstruir la economía del país, devastada por la guerra.
"No podemos ser optimistas en que mejore la situación política y social afgana, porque las perspectivas de paz siguen siendo remotas. Pero la comunidad internacional no ha perdido las esperanzas", observó Nobutaka Machimura, ministro de Relaciones Exteriores de Japón.
Japón ofreció 3,5 millones de dólares para asistir a los refugiados afganos. De esa suma, 1,5 millones serán destinados a las ONG que trabajan con esos refugiados dentro de Afganistán y en los países vecinos. Otro millón será donado al Comité Internacional de la Cruz Roja.
La ONU estima que se necesitan unos 188 millones de dólares para mantener la ayuda humanitaria a Afganistán. Existem más de 2,6 millones de afganos en el exilio.
Sergio Vieira de Mello, coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, dijo que apenas se dispone de 75 millones de dólares, y enfatizó que es urgente la obtención de más fondos antes de que comience el duro invierno afgano.
El canciller japonés afirmó que su país había aprendido, a raíz del caso de Camboya, que para construir la paz es importante urgir a las partes en conflicto, en forma reiterada y paciente, a que establezcan compromisos.
"La guerra en Afganistán es una tragedia para Asia. Japón tiene la esperanza de que cesen las hostilidades y sea posible restablecer un entorno de paz y salud, en el cual las mujeres y los niños tengan la oportunidad de ser educados", dijo Machimura.
El canciller no ocultó su entusiasmo por el hecho de que el encuentro se haya dedicado a los problemas de la gente común en vez de empantanarse en asuntos políticos.
La mortalidad materna de Afganistán es la segunda mayor del mundo. Se registran 1.700 muertes cada 100.000 partos. La Organización Mundial de la Salud lo atribuye a los servicios de salud inadecuados, la mala situación general de las mujeres y el aumento del analfabetismo.
Irán y Paquistán, vecinos de Afganistán que están enfrentados en relación con el conflicto interno en este país, no fueron invitados a la reunión de Tokio para subrayar el carácter exclusivamente humanitario del encuentro.
El GAA condenó las muertes de diplomáticos iraníes en Afganistán, incidente que determinó a Teherán a concentrar tropas en la frontera, pero no emitió una declaración específica al respecto.
También se discutió la necesidad de promover cultivos alternativos al de la adormidera, para contener la creciente producción afgana de narcóticos. (END/IPS/ap-dv/sk/js/mv/mp/mj/ip dv hd/98