La tensión aún es alta en la localidad minera de Luanshya, en el norte de Zambia, donde dos personas murieron esta semana cuando la policía abrió fuego contra mineros en huelga, en protesta por sus malas condiciones de trabajo.
Testigos dijeron este jueves que los tiroteos cesaron en la localidad, situada sobre la frontera con la República Democrática de Congo, tras siete días de disturbios que involucraron a más de 6.000 trabajadores del cobre, el cual representa 90 por ciento de las ganancias nacionales por exportaciones.
Durante los disturbios del lunes, un minero recibió un tiro mortal y un bebé de un año murió asfixiado debido a que la policía tiró gases lacrimógenos dentro de la casa de un manifestante.
Un número no determinado de personas resultaron heridas, y propiedades por un valor que asciende a millones de dólares fueron saqueadas o destruidas por los encolerizados mineros, 30 de los cuales terminaron detenidos.
El jefe de la policía local, Akende Mubialelwa, confirmó las muertes y las detenciones, pero condenó el uso de municiones con carga explosiva contra civiles desarmados y prometió disciplinar a los agentes que participaron de la represión.
Los problemas en esta tranquila localidad comenzaron cuando los mineros salieron a las calles para protestar por las malas condiciones de trabajo y la demora en el pago del subsidio para vivienda desde principios de este año.
La pacífica protesta sindical se volvió trágica el lunes, cuando los mineros comenzaron a saquear tiendas y destruir propiedades para atraer la atención de su empleador, el grupo Binani, de India.
Binani adquirió la mina de cobre de manos de la estatal Zambia Consolidated Copper Mines, en el marco del programa de privatizaciones iniciado en 1992.
El Congreso de Sindicatos de Zambia condenó la actuación policial. "Es asqueante. No se puede disparar contra personas que protestan porque no les pagan sus salarios", declaró Fackson Shamenda, presidente del Congreso.
Por otra parte, Shamenda exhortó a los trabajadores a dejar de saquear y destruir propiedades.
"Se puede dispersar una multitud desenfrenada, pero no se le puede hacer olvidar el hambre, y éste es el problema que debe solucionar el gobierno. La gente tiene hambre porque su salario es insuficiente, y si lo cobra, nunca es puntualmente", dijo John Mulenga, un residente de Lusaka.
El presidente del Grupo de Observación Independiente, Alfred Zulu, estuvo de acuerdo.
"El grado de opresión y sufrimiento de los trabajadores zambianos aumenta mientras ellos sienten que no les importan al gobierno… No me sorprendería si tomaran el asunto en sus propias manos", manifestó Zulu.
El salario promedio en Zambia equivale a unos 40 dólares, mientras un saco de 25 kilogramos de harina cuesta cerca de 10 dólares.
Entre tanto, los mineros advirtieron que no volverán a su trabajo a menos que les paguen el subsidio reclamado. Además, exigen la amnistía de todos los trabajadores que participaron de la huelga y el levantamiento de los cargos contra sus líderes sindicales.
El ministro de Minería, Syamukayumbu Syamujaye, mantuvo conversaciones esta semana con la empresa y el sindicato, según informó.
Syamujaye acusó a ciertos políticos de promover la huelga, pero el sindicato rechazó las acusaciones. (FIN/IPS/tra-en/am/mn/ml/lb-hd/98