El presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, amplió la brecha entre su gobierno de coalición y la creciente oposición política al destituir al jefe del Estado Mayor del ejército, general Momcilo Perisic.
Perisic afirmó el jueves que su remoción fue obra de un régimen que no tolera "que las personas tengan opiniones propias y piensen con sus propias cabezas". En una declaración a los medios serbios, expresó que aún se mantenía al servicio de su ejército y de su gente.
La destitución de Perisic ocurre tras la remoción del jefe del servicio de seguridad serbio, Jovica Stanisic, y el comandante de la Fuerza Aérea Yugoslava, Ljubisa Velickovic. Milorad Vucelic, un líder moderado dentro del Partido Socialista de Milosevic, fue destituido como miembro del parlamento serbio el 10 de noviembre.
La remoción del cuarteto se atribuyó a la oposición de sus integrantes a la alianza entre Milosevic y el ultranacinalista Vojislav Seselj, y al papel desempeñado por el partido neomarxista JUL, dirigido por la esposa de Milosevic, Mirjana Markovic.
"El disenso y el hecho de que le señalen los errores del régimen son cosas que Milosevic no puede tolerar", sostuvo Milos Vasic, del semanario independiente Vreme. "Los cuatro han demostrado más o menos abiertamente su desacuerdo con las decisiones políticas del presidente yugoslavo".
Pero están muy contrariados con la política de Milosevic en la disputada provincia serbia de Kosovo, donde la población mayoritariamente albanesa está en un constante conflicto con las fuerzas de seguridad serbias.
El grueso de las operaciones en Kosovo ha sido dirigido por las unidades policiales paramilitares serbias, mejor pagas, mejor equipadas y más leales a Milosevic.
"Favorecer a la policía a expensas del ejército es algo que sólo los estados débiles hacen", expresó en 1997. "Cuanto más débil es el estado, más fuerte es su policía. Los estados fuertes poseen ejércitos fuertes".
Milosevic designó al general Dragoljub Ojdanic, de 58 años, como el sucesor de Perisic.
Fuentes militares afirmaron a IPS que Perisic provocó nuevas fricciones con el gobierno al oponerse a una mayor participación del ejército en Kosovo este año. Pero cuando las operaciones "antiterroristas" llevaron a un cese de hostilidades ante la amenaza de ataques aéreos de la OTAN, fue Perisic quien firmó por los militares.
"Mantuvieron a Perisic en el extranjero sólo porque firmó la parte militar de un acuerdo con la OTAN para el cese del fuego en Kosovo, donde se establecían los lineamientos para que la policía realizara las verificaciones correspondientes y se produjera la retirada militar de la provincia", expresó un alto diplomático.
Pero Perisic y Milosevic están en malas relaciones desde 1993, cuando el primero asumió como jefe del Estado Mayor de un ejército que se veía cada día más marginado por el crecimiento de la policía paramilitar.
Perisic se opuso constantemente a la participación de las tropas en los intentos de Milosevic por inmovilizar a la oposición popular.
Durante las protestas en Serbia contra Milosevic en 1996-97, Perisic se opuso al despliegue del ejército. "Sería un error que el ejército tomara parte en las protestas. Es el ejército del pueblo, no el ejército de un partido", expresó.
Luego, en enero de 1998 volvió a resistirse a la idea de que sus hombres participaran en Montenegro, el socio de Serbia en lo que queda de la antigua federación yugoslava. La crisis se agudizó cuando el candidato presidencial de Milosevic se negó a reconocer la victoria de su rival, el reformista Milo Dujkanovic.
Según los medios de Montenegro, Djukanovic se opuso infructuosamente a la destitución de Perisic votada el martes por el Consejo Supremo de Defensa de la federación.
Perisic también se resistió a los intentos de desafiar las amenazas de la OTAN de realizar ataques aéreos. "Sugerimos a los políticos que no se embarquen en una guerra contra el mundo entero", expresó el 19 de octubre.
En declaraciones realizadas en la ciudad de Gornji Milanovac, en el sureste del país, sostuvo que los serbios estaban en guerra desde 1991 y que el desmembramiento de la vieja federación yugoslava no ha hecho otra cosa que provocar pérdidas.
"Hemos perdido todos los aliados que teníamos", manifestó. "En este país ni siquiera al uno por ciento de los más altos funcionarios de gobierno le importan las instituciones que dirigen. Solamente persiguen sus propios intereses, no los intereses de la gente".
Al igual que sus aliados, Perisic afirma que la oligarquía gobernante de Milosevic reprimió a los medios, las universidades y el sistema legal, y, respaldada por los ultranacionalistas, promovió la xenofobia y el odio hacia los países industrializados, mientras disfrutaban de los frutos ilícitos del control total sobre lo que queda de la economía del país.
Para mayor indignación del gobierno, Perisic incluso respaldó una futura alianza con la OTAN y un lugar en el programa de la Asociación para la Paz para los ex estados comunistas. "La seguridad de este país quedaría garantizada si cooperáramos con la OTAN", afirmó.
Descripto por fuentes militares como "un avezado profesional de primera clase", Perisic tiene en su historial un antecedente de guerra.
Como comandante de artillería en el ejército de la antigua federación, fue acusado de supervisar el brutal bombardeo a la ciudad croata de Zadar en agosto-setiembre de 1991 y la ciudad de Mostar en Bosnia.
Un tribunal croata lo sentenció el año pasado, en rebeldía, a 20 años en prisión por su responsabilidad en las muertes de víctimas civiles y la destrucción causada en Zadar.
"La destitución de Perisic refleja preocupación del gobierno sobre la gran oposición interna a sus políticas", opinó un diplomático de un país industrializado en Belgrado.
"Dicha preocupación es alimentada por los radicales serbios que actualmente ejercen influencia sobre del presidente yugoslavo", agregó. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/mv-ml/ip/98