El Movimiento Quinta República (MVR), que tras las elecciones del domingo tiene la primera opción para gobernar a Venezuela, es una amalgama de populismo, izquierdismo y militarismo bajo la férula de su candidato Hugo Chávez.
"Es como un peronismo pero sin sindicatos", resumió para IPS uno de los más cercanos colaboradores de Chávez, evocando el movimiento de base obrera que se formó a mediados de los años 40 en Argentina para respaldar al entonces coronel Juan Perón.
Se trata de un movimiento de reciente formación, que mezcla métodos de la organización militar, de los partidos y de los nuevos movimientos "horizontales", en un trabajo febril para tratar de ganar las elecciones presidenciales del 6 de diciembre.
El candidato, teniente coronel retirado del ejército y primero en las encuestas desde marzo, es abanderado no sólo del MVR sino de una docena de organizaciones, en su mayoría de izquierda tradicional, coalición autodenominada "Polo Patriótico".
La estructura del MVR parte de una dirección nacional de 15 miembros bajo la jefatura de Chávez y en la que destacan como estratega William Izarra, teniente coronel retirado de la Fuerza Aérea, y Luis Miquilena, de 82 años, sindicalista comunista en su juventud y empresario rural que actúa como consejero.
Ese "comando táctico nacional" -la jerga castrense es moneda corriente en la organización- se reproduce en comandos regionales y locales hasta llegar a "comandos patrióticos" en las bases. En el trabajo de este año electoral predominan los esquemas de consultas entre jefes sobre el de asambleas decisorias.
Existen además "frentes constituyentes" sectoriales (de educadores, mujeres, jóvenes, de militares) que reúnen militantes y simpatizantes para impulsar una asamblea de ese tipo, pero su actividad está en receso por la campaña electoral, que en el lenguaje de Chávez es una "batalla" que la antecede.
El candidato se rodea de un círculo de ex militares llamado "los centuriones" por José Vicente Rangel, uno de sus asesores. Para tareas políticas y organizativas de mayor confianza, en tanto "apela con gran amplitud a colaboradores externos para tareas específicas", según otras fuentes.
Chávez comandaba un batallón de paracaidistas cuando el 4 de febrero de 1992 encabezó una cruenta asonada contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, terminada cuando el insurrecto, por una cadena de televisión, llamó a deponer las armas y asumió "ante el pueblo" la responsabilidad por el alzamiento.
Durante dos años, hasta que le liberó el nuevo presidente, Rafael Caldera, Chávez y otros oficiales estuvieron en prisión pero acompañados de un apoyo popular fluctuante y que tuvo el domingo su primer veredicto en las urnas.
El MVR, creado por Chávez en 1997 como un juego de siglas cuando por ley se rechazó el nombre original de su grupo, Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR), cosechó en los comicios legislativos del domingo más de 20 por ciento de los votos, cerca de un millón de papeletas.
Comparte el primer lugar con Acción Democrática, el partido socialdemócrata que ha sido el principal del país desde hace medio siglo, pero el conjunto del Polo Patriótico obtuvo, según las proyecciones, más de 35 por ciento de los votos.
Chávez, sobre esa base, más su ubicación como líder de las encuestas con alrededor de 40 por ciento de intenciones de voto, seguido a entre cinco y 15 puntos por el empresario independiente Henrique Salas, retiene la primera opción para la presidencia.
Cómo sería su gobierno, acaso la mayor incógnita política de Venezuela hoy día, se acrecienta porque el candidato reiteró, pese a que su Polo tendrá en sus manos casi la mitad del nuevo parlamento, que dos semanas después de asumir el poder convocará a referendo para llamar a una asamblea constituyente.
Y esa asamblea, recordó Chávez, "podrá disolver el Congreso si lo decide en ejercicio de soberanía", en tanto se ocupa de "refundar la República", con lo que el ex comandante entronca su actual discurso electoral con el que usó como MBR.
El MBR se organizó como una logia clandestina en el ejército, reclutando adeptos entre oficiales descontentos con los mandos de la institución y la administración del país por los políticos.
En la ideología de los militares de Venezuela, dijo a IPS el general retirado y jefe de campaña del Polo, Alberto Müller, está arraigada la noción de que este es un país dejado como rica herencia por Simón Bolívar y demás libertadores, para que las siguientes generaciones lo administren apropiadamente.
Así, el MBR pudo verse como un molde nacionalista que acogió propuestas políticas de izquierda, sociales propias del populismo y económicas de tinte proteccionista y anti-liberal.
Colocados en trance de comparar a los comandantes del MBR con insurgencias de otras latitudes, algunos analistas evocaron figuras dictatoriales del pasado reciente en América Latina, otros a Juan Velasco Alvarado en Perú, Perón en Argentina y aún Gamal Abdel Nasser en Egipto.
El MBR organizó desde 1994 comités de civiles que lo apoyaban en todo el país. En 1994 Chávez visitó Cuba y el presidente Fidel Castro le dispensó tratamiento de líder de una revolución.
Dos años después, para equilibrar, Chávez visitó al general Marcos Pérez Jiménez, el último dictador de Venezuela (1948-1958), quien a los 82 años vive alejado de la política en Madrid.
La crisis económica de 1997-1998, que hundió las expectativas de elevar la calidad de vida para 80 por ciento de venezolanos que ocupan algún lugar en la escala de pobreza, ayudó a Chávez a colocarse de primero en las encuestas, como la más clara opción de protesta y antisistema.
Pero la misma crisis, según la casi totalidad de los analistas, obligaría a Chávez a tomar medidas distintas a las de su oferta y quizás muy duras para la población.
El semanario independiente Quinto Día agregó que, con base en la flexibilidad conferida por sus seguidores, Chávez basaría su gestión económica en figuras que ofrezcan confianza al sector privado y envíen "señales adecuadas" al extranjero.
Destacó que al lado de académicos de izquierda que han redactado sus propuestas y programa, Chávez tiene el apoyo de un partido formado por empresarios rurales, de la industria metalúrgica y de la mayor empresa de la aviación civil, todos de corte proteccionista.
Por último, abona la fuerza del MVR el candidato mismo. Chávez, 44 años, verbo fácil y uso fluido del folklore del las llanuras donde nació, practicante del béisbol que es el deporte rey en Venezuela y casado en segundas nupcias con una atractiva periodista, resulta una imagen productiva para sus publicistas.
De esa imagen es muestra el mitin de lanzamiento formal de su candidatura en julio. Como Perón en la cinematográfica escena de octubre de 1945 ante la manifestación obrera que logró su libertad, a mitad de discurso se despojó de corbata y chaqueta y las arrojó a la delirante multitud.
Aligerada su faz militarista, sin vestuario que evocase su origen castrense -excepto la boina roja de paracaidista que usa en los mitines-, Chávez ha recogido chaqueta y corbata, en búsqueda de una imagen de un estadista civil, lo que seguramente remarcará en la recta final de la campaña. (FIN/IPS/jz/ff/ip/98