VENEZUELA: Autoridades electorales temen violencia el domingo

Las autoridades electorales de Venezuela temen que la beligerancia política en varios estados del país provoque desórdenes en los comicios regionales y legislativos del domingo, con el fin de desconocer los resultados.

El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Rafael Parra, dijo este miércoles a la prensa extranjera que no se trata de algo preparado por los partidos, sino de una mezcla de emociones y de anarquía suficiente para crear desórdenes.

Los comicios del domingo anteceden las elecciones para la presidencia del 6 de diciembre, consideradas las más cruciales de los 40 años de democracia, porque se perciben como la base de un cambio radical del agotado modelo político local.

Parra, una figura independiente, precisó que la situación más complicada se prevé en los estados de Bolívar, Sucre, Zulia y Anzoátegui, porque allí, los sondeos anticipan una reñida disputa entre dos o más aspirantes a la gobernación.

Los candidatos del Polo Patriótico, que apoya al favorito para la presidencia, el ex comandante golpista Hugo Chávez, pelean esas regiones, y sus rivales, menos en el caso de Anzoátegui, pertenecen al socialdemócrata Acción Democrática (AD), el partido que más veces gobernó Venezuela.

Parra informó que ha solicitado a los partidos políticos que traten de preservar los comicios del domingo, "porque si hay desórdenes en este proceso, no van a tener el otro".

Los sondeos indican que AD mantendría la supremacía regional, con 12 o 14 de los 23 estados, seguido del otro pilar del menguado bipartidismo, el socialcristiano Copei, y del Polo de Chávez.

El mayor revolcón se daría en el parlamento bicameral, donde dos nuevas fuerzas, el Movimiento V República, de Chávez, y el Proyecto Venezuela, del ex gobernador y candidato presidencial Henrique Salas, podrían quitar a AD y Copei su hegemonia.

Salas es, de acuerdo con las encuestas, otro candidato con posibilidades de suceder desde febrero al presidente Rafael Caldera, y al igual que Chávez, propone un cambio radical en la conducción del país, pero sin la violencia y el autoritarismo que sus adversarios pronostican si gana el oficial retirado.

Chávez es percibido como de izquierda por algunas fuerzas que integran su Polo Patriótico, por su oferta populista y de mayor intervención del Estado en la economía, mientras que su frustrado alzamiento de 1992 y el dominio de los militares en su movimiento lo inscriben para otros en el neofascismo.

Salas, un empresario que estudió economía en la universidad estadounidense de Yale, es un político independiente cercano a la democracia cristiana. Sus partidarios lo incluyen en el grupo renovador del liderazgo regional y municipal, y para sus adversarios, su discurso es elitista, neoliberal y autoritario.

Parra informó que ha pedido a las principales universidades del país y a los observadores enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA) que compongan un comité técnico para certificar la transparencia del proceso automatizado, de modo de evitar las sospechas de manipulación, que están en el aire.

Además, comentó que confía en el papel de las Fuerzas Armadas como respaldo eficaz del proceso electoral, así como en su intervención para evitar la propagación de cualquier desorden.

El presidente del CNE dijo que la presencia de observadores extranjeros, incluido el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, se hizo necesaria "no para acreditar ante el mundo la idoneidad del proceso", sino para apoyar la confianza interna.

El clima general de sospecha en torno de la política, el descrédito de los partidos y de los poderes públicos y las sombras de corrupción en todo el sistema democrático, salpican el proceso electoral, en un ambiente crispado y en que no faltan rumores de preparativos de golpe en contra o a favor de Chávez.

Parra resaltó que ante la desconfianza en los órganos nacionales por parte de los casi 11 millones de electores y en general por los 23 millones de habitantes, "los observadores aportarán el respaldo de un tercero imparcial".

Arguyó que el mayor riesgo para el domingo es "cierta preparación colectiva para el desconocimiento de los resultados electorales" en los estados más conflictivos.

A su juicio, en esas regiones es posible que "los partidos en pugna se muevan para producir distorsiones o el impedimento del proceso electoral y preparar así la acusación de fraude", aunque insitió en que no se trata de una acción "ordenada y racional", sino de actuaciones individuales.

En medio de la transición a un régimen de menor dominio partidista y que recomponga y regenere los poderes públicos, se produjo un apresurado cambio en el sistema del sufragio en Venezuela, que tendrá su primera prueba en estos comicios.

El máximo órgano comicial está ahora conformado por figuras sin filiación partidista, y las 22.965 mesas electorales son integradas por ciudadanos escogidos por sorteo, que no tienen más el papel de contar los votos, porque el proceso de sufragio y escrutinio quedó automatizado en 90 por ciento del país.

Pero el nuevo CNE fue elegido hace sólo ocho meses y su inexperiencia y el clima general de sospecha sobre la política minó su credibilidad a lo largo de la tensa campana electoral, sobre su capacidad para dirigir un sufragio con tantas novedades.

Las elecciones regionales han sido las más complicadas en cuanto a dirimir sus resultados desde que nacieron en 1989, porque los pocos votos en disputa determinan diferencias muy estrechas y porque su repetición permite la recomposición de fuerzas de apoyo a los adversarios.

En 1995, los militares debieron tomar los estados de Zulia y Bolívar y forzar el recuento manual de las actas de escrutinio por las juntas regionales electorales, para establecer el ganador y evitar que la tensión degenerara en violencia. (FIN/IPS/eg/ff/ip/98

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