El gobierno de Ruanda no retirará sus tropas de República Democrática de Congo (RDC), aunque el vicepresidente de este país, Paul Kagame, admitió la semana pasada en Pretoria el respaldo al movimiento insurgente congoleño, hasta ahora negado oficialmente.
Durante semanas se supo, extraoficialmente, que el ejército ruandés iba y venía a RDC por tierra y aire, sumándose a los operativos del movimiento insurgente que busca desplazar al presidente congoleño Laurent Kabila.
Los desmentidos de Kigali sobre la participación en la rebelión en RDC casi no eran tenidos en cuenta por la opinión pública y los medios. "Era un secreto a voces", reconoció un ministro ruandés. "Tenemos formas de comunicarnos con la población sobre esta clase de cosas. No hay una contraofensiva".
El viernes, el mismo día que Kagame dijo a los periodistas en Sudáfrica que Ruanda mantenía una presencia militar en RDC "específicamente por nuestra propia seguridad", el canciller ruandés Anastase Gasana aseguró a una radio europea que "Ruanda no necesita enviar tropas a RDC".
Las autoridades afirman que pueden cubrir los costos de la guerra en RDC, que representan poco más que una extensión de la guerra en el noroeste de Ruanda y tienen poco impacto en el presupuesto militar.
Pero el gobierno ruandés no mencionó el número de tropas desplegadas a lo largo de la frontera.
Incluso después del anuncio de Kagame, el presidente de la Asamblea Congoleña por la Democracia (RCD), Ernest Wamba-dia- Wamba, negaba el hecho, diciendo no tener información sobre ruandeses en lucha junto a los insurgentes.
Desde comienzos de agosto, cuando se declararon las hostilidades, fuentes militares ruandesas sugirieron que el Ejército Patriótico Ruandés (RPA) jugaba un papel activo de respaldo a RDC.
Acusaciones de Kigali de que Kabila aprobó matanzas de tutsis en territorio congoleño y respaldó abiertamente a las milicias hutu ruandesas "interahamwe" y soldados del anterior ejército ruandés (ex-FAR) fueron consideradas como por muchos observadores como pretexto para la participación directa junto a los insurgentes.
Un portavoz del gobierno ruandés sostuvo que "para los ruandeses sería de mal gusto criticar a las autoridades de su país por involucrarse, cuando está claro qué tipo de matanzas son promovidas por Kabila".
La decisión del vicepresidente Kagame de informar abiertamente sobre la presencia de tropas ruandesas junto a los rebeldes fue recibida con beneplácito por su anfitrión, el presidente de Sudáfrica Nelson Mandela, pero generó poco entusiasmo en Kinshasa y en Zimbabwe, que respalda a Kabila.
El gobierno en Kigali afirma que no se detendrá ante la planificada contraofensiva de Kabila y sus aliados, Zimbabwe, Angola, Namibia y Chad, y sostiene que estas fuerzas perderán vigor.
Además, destaca los problemas del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, para lograr el apoyo de la opinión pública de su país a la guerra en RDC.
Informaciones sin confirmar de grandes pérdidas de tropas de Chad en el noreste de RDC fortalecieron los argumentos de Kigali de que finalmente Kabila quedará peleando solo.
Mientras, informaciones no confirmadas indicaron que contingentes fuertemente armados provenientes de Angola llegaron a RDC. (FIN/IPS/tra-en/cs/mn/lp/ip/ip/98