La detención hoy en Australia del magnate mexicano Carlos Cabal, prófugo de la justicia los últimos cuatro años, terminó de desmoronar el prototipo de empresario exitoso creado durante la gestión del ex presidente Carlos Salinas (1988- 1994).
Cabal deberá ahora responder por 10 juicios abiertos en su contra en México, tras multiplicar su fortuna por más 100 al amparo del poder, comprar bancos, financiar campañas electorales del Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el gobierno desde 1929) y codearse con altas esferas.
El otrora "ejemplo de empresario exitoso", como lo calificó Salinas en foros internacionales, es acusado de millonarios fraudes y de mantener relaciones de complicidad con Raúl Salinas, hermano del ex presidente preso por asesinato, enriquecimiento ilícito y supuestas relaciones con el narcotráfico.
La detención del ex banquero, que se hacía pasar por un empresario de República Dominicana y vivía en Australia hacía más de un año en una residencia lujosa, fue interpretada por observadores como un golpe del actual gobierno contra el ex presidente.
En la edición de esta semana de la revista estadounidense Newsweek, Salinas escribió un largo artículo donde defiende su gestión y acusa a enemigos que no identifica de las acciones que lleva la Procuraduría contra su hermano.
Con Cabal, ya son tres los famosos empresarios que se transformaron en banqueros durante la gestión de Salinas y que hoy enfrentan procesos civiles y penales, pues desfalcaron a sus empresas y a sus clientes.
Esas figuras son Jorge Lankenau, hoy preso, Angel Rodríguez, extraditado desde España y hoy libre gracias al pago de una millonaria fianza, y Cabal, a quien ahora el PRI niega su amistad.
Los bancos que administraron los tres empresarios, que se dicen perseguidos por las autoridades, fueron intervenidos por el gobierno para evitar su quiebra.
Más de 60.000 millones de dólares destinó el Estado al rescate de la banca, impactada por la crisis de fines de 1994. Según los opositores, ese dinero sirvió para cubrir los desfalcos y las corruptelas de personas como Lankenau, Rodríguez y Cabal.
Basados en esa tesis, los opositores en la Cámara de Diputados, que son mayoría, impiden al gobierno de Ernesto Zedillo transformar el rescate bancario en deuda pública.
Por su parte, las autoridades afirman que el rescate no salvó a los corruptos, sino al sistema financiero y a los ahorristas.
La detención de Cabal podría sumarse a los argumentos de las autoridades financieras para convencer a los diputados de que su intención no es esconder la corrupción, sino sanear el sistema financiero.
El presidente del opositor Partido de la Revolución Democrática, Manuel López, celebró la detención de Cabal. Ahora se conocerá toda la verdad sobre su financiamiento al PRI y su relación con el grupo político de Carlos Salinas, auguró.
El partido gobernante parece sufrir de amnesia cuando se le habla de los millones de dólares aportados a sus finanzas por empresarios acusados de desfalcos y vínculos con las mafias, sostuvo.
El PRI recibió para la campaña que llevó en 1994 a la presidencia a Zedillo aportes millonarios de Cabal, Rodríguez y de un empresario que está detenido hoy en Suiza, según informes periodísticos.
Mientras, la dirección del partido afirma no saber nada.
Los opositores sostienen que las campañas presidenciales del PRI, que siempre tuvieron detrás grandes inversiones de dinero, solo podían lograrse con aportes empresariales entregados a cambio de promesas y favores.
Cabal multiplicó su fortuna entre 1988 y 1994 hasta llegar a los más de 1.100 millones de dólares y transformarse así en uno de los hombres más ricos de México
El gobierno niega tener compromisos con empresarios y sostiene que si así fuera los banqueros acusados nunca hubiesen sido detenidos. Las autoridades no solapan la corrupción, afirman. (FIN/IPS/dc/mj/ip/98