Representantes de cristianos, judíos, musulmanes e hindúes, entre otras religiones, suscribieron en México un pacto de no agresión para evitar que su fe, llevada en muchos casos hasta el fanatismo, continúe dividiendo comunidades y provocando violencia.
Suscrito el martes con el aliento del gobierno, el pacto fue resultado de una serie de reuniones del Consejo Interreligioso de México, grupo plural que ubica la intolerancia religiosa como uno de los principales problemas del país, especialmente en las comunidades rurales.
Expulsion de familias, cárcel, castigos físicos y negación de servicios médicos son algunas de las expresiones del sectarismo que reina en amplias zonas de los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, en el sur de México, donde la mayoría de la población es indígena.
Sergio Carranza, obispo de la Iglesia Anglicana, explicó a IPS que el pacto constituye un código de ética que contiene 22 normas de corte filosófico.
El compromiso de los firmantes es inculcar a través de los pastores, en cada ceremonia y en su labor diaria, el respeto a la creencia ajena, dijo.
En la Secretaría de Gobernación (ministerio del interior) están registrados 2.363 grupos católicos, 2.203 protestantes y 66 judíos, orientales y neoindigenistas, y cerca de 800, entre ellas las de"new age", esperan autorización oficial.
De los seguidores de la Iglesia Católica, que tiene más de 80 millones de creyentes en México, proceden la mayoría de expresiones de intolerancia. En muchos de los casos, el origen de los conflictos radica en luchas políticas.
Entre los 15 y 20 millones de no católicos mexicanos, 12 millones son evangélicos y los restantes se reparten entre mormones, testigos de Jehová, adventistas del Séptimo Día y adeptos de la Luz del Mundo, entre otros.
Carranza indicó que el pacto, que sigue a una cadena de acciones gubernamentales contra la intolerancia religiosa, fomentará el respeto a la diversidad y pondrá fin a "preocupantes episodios de violencia".
El gobierno ha reconocido que autoridades municipales y estaduales estimulan la intolerancia en muchas zonas de México y persiguen a los no católicos con el corte de servicios públicos, amenazas y hasta la cárcel.
En el estado de Chiapas hay varios casos de comunidades donde se expulsó a familias enteras que optaron por el protestantismo y hoy viven en refugios.
La intolerancia y la impunidad relacionada con ella aumentó los últimos años en 19 de los 32 estado de México, sostuvo la Comisión Nacional Evangélica de Derechos Humanos.
Al acercarse el fin de siglo, la presencia de religiones no católicas va ganando terreno en México, pero la tolerancia no avanza al mismo ritmo, advirtió José Arrellano, sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Las nuevas creencias, que incluyen aquellas que mezclan fe en extraterrestres y adoración a figuras precolombinas, crecen vertiginosamente pues la Iglesia Católica "se ha dormido en sus laureles", sostiene Arellano.
Entre 1970 y 1990 la religión católica perdió en América Latina 40 millones de feligreses y podría perder otra cantidad semejante al finalizar el siglo.
El pacto o código de ética firmado entre delegados de diversas religiones representa un avance importante en el respeto a los derechos humanos y puede considerarse un preámbulo de lo que traerá la visita del papa Juan Pablo II al país a fines de enero próximo, declaró el cardenal Norberto Rivera.
Muchos católicos mexicanos, que en algunas ciudaqdes realizaron en el pasado marchas con el objetivo de impedir que se instalen templos mormones o judíos, esperan que la visita de Papa cierre paso al crecimiento de otras creencias.
Pero expertos como Arellano dudan que eso suceda. Mientras el fin del siglo se acerca, la gente se afana por creer en algo superior y novedoso, por lo que la diversidad seguirá en crecimiento, sostiene. (FIN/IPS/dc/mj/cr hd/98