El gobierno de Kenia desistió del plan para exhumar los cuerpos de al menos 142 personas masacradas la semana pasada por una banda de pistoleros, ante la oposición de líderes musulmanes que alertaron que eso ofendería su religión.
La intención del gobierno era confirmar el número de muertos en Wajir, pues los parientes de las víctimas aseguran que superan los 142 registrados en las cifras oficiales, explicó Maurice Makhanu, administrador de la región nororiental de Kenia, fronteriza con Etiopía y Somalia.
Los líderes musulmanes advirtieron que una exhumación de los cuerpos violaría la fé islámica, según la cual los cuerpos deben ser enterrados lo más pronto posible.
El gobierno dijo que, además de cometer los asesinatos, los pistoleros secuestraron a 52 aldeanos, en su mayoría niñas y adolescentes, y robaron 17.500 cabezas de ganado vacuno y 2.000 camellos.
Makhanu aseguró que el crimen fue cometido por el Frente de Liberación de Oromo (OLF), el principal grupo subversivo de Etiopía, que se habría aliado con los borans, gabra y degodia locales, para enfrentarse con los somalíes de Wajir, localidad a unos 650 kilómetros al noreste de la capital de Kenia.
Pero tanto el gobierno de Etiopía como el OLF negaron su participación en la masacre.
La embajada de Etiopía en Nairobi emitió una declaración en la cual aseguró que el OLF no tiene ninguna base de operaciones en ese país, y dijo que la frontera con Kenia es un territorio pacífico.
Por su parte el OLF acusó al gobierno etíope de insinuar que ellos operan en territorio de Kenia.
En una declaración que hicieron llegar a IPS, miembros del grupo aseguran que están radicados en Etiopía, que no tienen motivos para actuar en territorio keniata, y que cooperarán activamente para esclarecer el incidente.
El norte de Kenia es una región empobrecida donde no hay carreteras ni escuelas, donde los hospitales apenas están equipados, con una economía de escasa importancia para el país.
El Consejo Supremo de Musulmanes de Kenia reaccionó enfurecido ante las noticias del incidente y demandó la formación inmediata de una comisión judicial o un comité parlamentario para realizar una investigación.
"El gobierno trata a los habitantes de Wajir en forma patética y apática", dijo el secretario general del Consejo de Musulmanes, Ibrahim Lethome, en una declaración difundida en Nairobi.
El Consejo añadió que, según sus investigaciones realizadas en colaboración con dirigentes comunitarios de Wajir, 189 personas fueron asesinadas, 83 están desaparecidas y 36 resultaron heridas de gravedad.
Aseguran que los pistoleros utilizaban motocicletas. "¿Acaso los delincuentes comunes tienen ese tipo de logística y panificación?", se preguntó el Consejo de Musulmanes.
El representante del Foro para los Derechos Humanos y la Libertad en el Norte, Abdirizak Arale, estuvo de acuerdo, y acusó al gobierno keniata de tratar de deshacerse de los somalíes que habitan en esa región.
"Desde mediados de los 60 los somalíes han sido asesinados en forma sistemática, y la masacre más espantosa fue la de Wagalla en 1984, cuando fuerzas de seguridad del gobierno asesinaron a más de 1.000 personas", afirmó.
El gobierno admitió que "57 personas resultaron muertas durante una operación de seguridad para desarmar a los residentes" en 1984.
Un grupo de estudiantes universitarios procedentes del norte del país protestaron esta semana en Nairobi para exigir una investigación. Uno de sus letreros pedía al gobierno dejar de "usar al OLF como chivo expiatorio" de estos hechos. (FIN/IPS/tra-en/pn/mn/lc-mj/hd ip/98