India no sólo contamina a su pueblo con productos químicos tóxicos sino también a otras naciones de Asia meridional a las que vende grandes cantidades de sustancias en forma clandestina, denunció esta semana Greenpeace Internacional.
India tiene capacidad para producir 10.000 toneladas anuales de DDT, y junto con China y México son los únicos tres países que continúan fabricándolo. Italia dejó de elaborar este contaminante orgánico residual a comienzos de año.
El DDT sigue utilizándose sin restricciones en Asia meridional pese a la evidencia sobre su capacidad para generar resistencia en mosquitos y plagas agrícolas, destacó el representante de Greenpeace para esta región, Nityanand Jayaraman.
Jayaraman y su colega Von Hernández recopilaron pruebas de que India exporta 800.000 kilos de contaminantes orgánicos persistentes, entre ellos DDT, BHC, HCH, Aldrin y Endosulfan.
La información fue divulgada esta semana por Greenpeace en un informe titulado "Legado tóxico, futuro contaminado", en el cual se revisa la presencia de este tipo de contaminantes en India, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Tailandia, Vietnam y Filipinas.
Las exportaciones indias parten hacia países como Australia, Nueva Zelanda, Japón, Suiza, Holanda y Estados Unidos, según los informes de aduanas. Pero hay una gran cantidad de sustancias que no son registradas al salir del país rumbo a mercados como los de Nepal y Bangladesh.
Autoridades de estos países confirmaron a Greenpeace la presencia de productos procedentes de India que llegan sin control a través de las permeables fronteras de la región.
"Para muchos habitantes de Nepal y Bangladesh, India es como Estados Unidos en otras partes del mundo: un imperialista tóxico", dijo Jayaraman.
Uno de los problemas detectados por Greenpeace en esta región es la dificultad para implementar las regulaciones sobre pesticidas. En países como Pakistán, Nepal o Bangladesh pueden comprarse algunos productos prohibidos sin ningún problema, después que ingresan como contrabando.
Además, la opinión pública no está informada sobre los peligros que entrañan el DDT y otros compuestos similares. En Bangladesh, un estudio detectó altos niveles del insecticida en el pescado seco, pues era utilizado como repelente de insectos durante el procesamiento de ese alimento.
Greenpeace también denunció que cantidades importantes de pesticidas con efecto residual fueron enviadas a Pakistán y Nepal a través de agencias donantes de Estados Unidos, Gran Bretaña y Dinamarca para ser utilizados en condiciones riesgosas, por ejemplo en desinfecciones antipalúdicas.
La organización ecologista denunció que esas agencias fueron utilizadas por empresas como Bayer y Hoechst de Alemania, Dupont, Dow Chemicals, Diamond Shamrock y Velsicol de Estados Unidos, Shell de Holanda, Sumitomo y Takeda Chemical de Japón, Rhone Poulenc de Francia, Sandoz de Suiza e ICI de Gran Bretaña.
Los efectos nocivos de los pesticidas persistentes están plenamente comprobados, aseguró el científico de Greenpeace Pat Costner, y advirtió que son especialmente peligrosos para los niños de las regiones donde se insiste en utilizarlos, en especial porque afectan el proceso de lactancia.
"En Asia meridional, la lactancia materna no es una elección sino el único alimento disponible para millones de recién nacidos, y en esta situación los pesticidas pueden acarrear consecuencias desastrosas", dijo Costner.
Investigaciones realizadas en India demostraron que la ingesta del lindano presente en los HCH a través de la leche materna es 20 veces superior al límite recomendado. Los indios tienen los mayores niveles de DDT y HCH en sus organismos.
Los efectos de estos pesticidas a veces no se notan en adultos contaminados, pero sí se traspasan a sus hijos, notó Costner. "Pueden pasar a través de la placenta y después no se manifiestan hasta la adolescencia o incluso la edad adulta".
El mayor riesgo lo corren los obreros de las fábricas donde se producen estas sustancias y quienes viven en sus alrededores, advirtió Greenpeace.
Costner agregó que los pesticidas residuales también han sido vinculados a casos de cáncer mamario, pubertad prematura, endometriosis, abortos espontáneos y disfunciones del sistema inmunológico entre las mujeres.
Jack Weiner, quien participa en las campañas internacionales de Greenpeace contra las sustancias tóxicas, consideró lamentable que los gobiernos y las empresas califiquen las regulaciones como un obstáculo para el desarrollo y las exportaciones.
"Los gobiernos deberían comprometerse a eliminar los productos tóxicos que provocan un ciclo interminable de envenenamientos cuyas víctimas inocentes son la comunidad y las futuras generaciones". (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/lc-ml/en/98