Filipinas es un gran importador de alimentos sometidos a ingeniería genética que podrían tener efectos nocivos para la salud, advierte un estudio del Instituto Regional del Sudeste para la Educación Comunitaria (SEARICE).
Este país importa gran cantidad de alimentos, como maíz y soja, procedentes en su mayoría de países industrializados que los producen con organismos modificados genéticamente (OMG).
Los OMG, con frecuencia alterados para lograr la resistencia de los cultivos a herbicidas y virus, ya no son productos que preocupan sólo a los mercados de los países industriales, agrega el informe.
Así mismo, SEARICE argumenta que los riesgos para la salud de los OMG ya no sólo representan una inquietud para los consumidores adinerados.
Aunque se supone que los cultivos genéticamente alterados mejoran la producción o consiguen su resistencia a insectos o virus, los expertos advierten que la transferencia de genes entre las especies podría tener efectos nocivos para la salud.
Entre los efectos nocivos se incluyen las alergias y la hipersensibilidad, y algunos expertos vinculan la ingeniería genética en los alimentos a la reaparición de enfermedades resistentes a los fármacos.
"Los alimentos genéticamente alterados no fueron sometidos a una suficiente evaluación toxicológica y existen estudios que indican la existencia de riesgos para la salud derivados de la tecnología de la ingeniería genética", advirtió Romeo Quijano, profesor de farmacología de la Universidad de Filipinas.
"Los OMG ya se encuentran en territorio filipino y, con toda probabilidad, en nuestras mesas. Debemos comprender que el impacto de la ingeniería genética trascendió la teoría y se convirtió en una atemorizante realidad", asegura el estudio divulgado la semana pasada.
El estudio halló pocos datos estadísticos sobre la existencia de OMG en este país, pero las conclusiones a que llegó se basan en el ingreso de los productos alterados al extrapolar datos del tamaño de las zonas plantadas con cultivos genéticamente modificados en países exportadores como Argentina, Australia y Estados Unidos.
"Filipinas es gran importador de soja, maíz, algodón y, en menor grado, de tabaco y papa, cultivos que fueron sometidos en gran medida a la ingeniería genética", explica SEARICE.
"Un alto porcentaje de estos cultivos proceden de países que permiten el cultivo comercial de OMG, países que son importantes socios comerciales de Filipinas", agrega.
Con el dato de que 30 por ciento de las hectáreas cultivadas con soja en Estados Unidos corresponden a plantas genéticamente alteradas, SEARICE dedujo que cerca de 20 por ciento de la soja importada de ese país en 1997 fue genéticamente modificada.
La soja está presente en 60 por ciento de los alimentos procesados ingeridos todos los días. En este país se la encuentra en la leche de soja, en la fórmula para bebés, en la salsa de soja y de tofu. Estados Unidos es el mayor exportador de soja del mundo.
SEARICE calculó que 10.000 de las 105.000 toneladas de maíz importadas de Estados Unidos en el último año, incluso harina de maíz, maíz sin procesar y semillas de maíz, fueron genéticamente alteradas para conseguir su resistencia a los insectos.
La proporción de maíz alterado que este país importa de Estados Unidos se triplicará este año, a medida que aumenta la cantidad de cultivos genéticamente modificados en territorio estadounidense. El maíz importado se utiliza para hacer comidas rápidas, aceite de cocina y pienso para el ganado.
El estudio reveló que hay poco conocimiento sobre los OMG en el gobierno, las compañías y los consumidores. Tampoco hay una política ni regulaciones sobre la producción comercial o la comercialización de los organismos y los alimentos genéticamente modificados.
Los importadores de productos agrícolas colaboraron poco con un cuestionario de SEARICE que les preguntaba si sabían sobre la existencia de la ingeniería genética en los cultivos, o si podían asegurar que sus importaciones no tenían componentes alterados.
Sólo ocho entre 20 ejecutivos de compañías importadoras de algodón, tabaco, maíz y papa respondieron al cuestionario. Cuatro sabían que los cultivos que importaban eran sometidos a ingeniería genética en algunos países exportadores. Tres dijeron que no importan productos alterados genéticamente.
El uso de los OMG es mucho menor que en los países industriales, pero los expertos aseguran que no es demasiado pronto para preparar una política correspondiente a los cultivos alterados, sobre todo por la falta de reglas internacionales sobre la investigación, la comercialización y el comercio de los mismos.
SEARICE sugiere que el gobierno declare la prohibición del ingreso de OMG hasta que se adopten normas internacionales al respecto.
El uso de los OMG es controvertido en Estados Unidos, Europa y Japón. Europa, que negó el ingreso de soja estadounidense, aprobó una orden que exige la colocación de etiquetas en los productos alterados genéticamente. Bajo presión de los consumidores, Japón también considera adoptar la misma medida. (FIN/IPS/tra-en/js/aq/if-he/98