Los habitantes de la etnia navajo del pequeño pueblo de Crownpoint, en Nuevo México, están acostumbrados a recibir visitantes que llegan desde lejos para llenar jarras y barriles con el agua más pura existente en ese estado de Estados Unidos.
Pero ahora las organizaciones navajo y grupos ecologistas temen que esta tradición desaparezca. Una empresa minera de Albuquerque, Hydro Resources Inc., obtuvo una licencia federal que le permitirá buscar uranio por lixiviación en tres lugares donde hay aguas subterráneas, en el noroeste del estado.
Larry King, miembro del grupo navajo que trata de detener el proyecto minero, advirtió que 15.000 personas perderían su fuente de abastecimiento de agua potable, y recordó que en otras localidades donde se explotó uranio los pozos fueron sellados por estar contaminados con el mineral radiactivo.
"Mi familia vive cerca del sitio elegido para el proyecto minero, y estamos muy preocupados por la contaminación del agua y el aire", dijo King a IPS.
Sin embargo, hay miembros de la comunidad navajo que están a favor del proyecto. La empresa minera ofreció a algunos propietarios de tierras el pago de 40.000 dólares por cada lote donde opere, más una participación de hasta 25 por ciento en las ventas del mineral de uranio.
La empresa también ofreció crear 150 puestos de trabajo en la zona. "Las personas que estarían involucradas en el proyecto acudieron a mí porque es la primera vez que logran obtener una ganancia de sus tierras, que no han producido nada en todos estos años", dijo Thomas Atsitti, ex presidente de la Nación Navajo.
Dijo que si luego hubiera perjuicios para los navajo, la Nación intervendría en su favor.
El proceso utilizado por Hydro Resources difiere de las operaciones a cielo abierto o de mina subterránea.
En el caso de la lixiviación, se trabaja directamente sobre el agua subterránea, que recibe una inyección de bicarbonato de sodio con el fin de disolver el mineral. De esa forma, el uranio se extrae a través de pozos, para ser utilizado como combustible de plantas nucleares.
El presidente de la compañía, Richard Clement, dijo que el truco de este tipo de minería consiste en extraer más agua de la que se renueva con el fin de generar una presión negativa que impida la contaminación de otros pozos de agua de la zona con uranio y otras sustancias tóxicas.
Clement aseguró que no hay peligro para el agua subterránea. "Para comenzar, el lugar del proyecto no contiene agua potable, y las propiedades involucradas están ubicadas a kilómetros de la civilización".
La Comisión Reguladora del sector Nuclear en este país coincide en considerar inocuo este sistema, y por esa razón otorgó la licencia.
Pero el especialista en salud ambiental Chris Shuey destacó que la propia Comisión recomendó mudar los pozos de agua potable de Crownpoint antes de iniciar el proyecto, lo cual revela que la evaluación de impacto ambiental indicó una alta posibilidad de contaminación.
Shuey aseguró que los especialistas de la Comisión realizaron una evaluación ambiental y consideraron que el agua podría degradarse por debajo de los límites establecidos por la Agencia de Protección Ambiental para el agua potable, y por eso ordenó reemplazar los pozos y construir un sistema de cañerías.
"Nadie consultó a la comunidad para saber si ellos estaban de acuerdo con este cambio", dijo Shuey.
Los opositores al proyecto llegaron hasta Washington para presentar el caso ante la Comisión Reguladora, a la que solicitaron revocar el permiso obtenido por la compañía minera.
"Es la primera vez que una comunidad indígena desafía una licencia de esta Comisión, así que este caso sienta un precedente", destacó Douglas Meiklejohn, del Centro de Legislación Ambiental de Nuevo México.
"Nosotros creemos que la licencia fue otorgada en forma apresurada, en especial si se considera la gran cantidad de problemas ambientales que provocaría este proyecto", añadió Meiklejohn, quien asesora a la comunidad navajo en este caso.
El juez Peter Bloch, de la Junta de Licencias y Seguridad Atómica, deberá decidir durante el próximo año si revoca la licencia. En septiembre, cuando visitó Crownpoint, advirtió a los residentes sobre la necesidad de probar en forma muy clara el peligro de contaminación para sus aguas.
Entretanto, las relaciones dentro de la comunidad son tensas. Mitchell Capitan, uno de los principales dirigentes de Crownpoint, dijo que las familias están divididas y algunos incluso temen expresar sus críticas al proyecto.
"Este tema de la mina dañó las relaciones comunitarias, los vínculos entre nuestras familias", dijo Capitan, quien consideró que la empresa realiza una campaña de desinformación al asegurar que el proyecto no afectará la famosa agua de esa localidad. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/lc-ml/pr-en/98