La población de Estados Unidos apoya el tratado que se está negociando en Buenos Aires para limitar las emisiones de gases invernadero que recalientan el planeta, aun si los países en desarrollo no son obligados a hacerlo, reveló una encuesta en este país.
La encuesta, realizada por la Universidad de Maryland a través de su Programa sobre Actitudes de Política Internacional, fue divulgada el jueves, mientras en Buenos Aires se celebra la IV Reunión de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
La conclusión del sondeo de opinión choca con la opinión prevaleciente de los legisladores del Partido Republicano que dominan el Senado de este país, órgano que debe ratificar el tratado que se adopte en el marco de las negociaciones en curso.
Los republicanos prometieron su oposición al pacto, cuyo marco básico se negoció en diciembre en la ciudad japonesa de Kyoto, a menos que los países en desarrollo también acepten recortar sus emisiones.
"El Senado está desfasado con respecto al público sobre la cuestión de la ratificación del tratado", opinó Stephen Kull, realizador en octubre de la encuesta, que abarcó a 800 adultos.
"La mayoría de los estadounidenses reconocen a tal grado la necesidad de un tratado contra el recalentamiento mundial que están dispuestos a adoptarlo aun si los países en desarrollo no lo aceptan", agregó.
La encuesta también reveló que 63 por ciento de las familias están dispuestas a aceptar un incremento de hasta 25 dólares por mes en el costo de energía de sus hogares para cumplir con el tratado de Kyoto, el costo estimado por al menos un estudio gubernamental.
Pero ese cálculo supone que el tratado incluirá un sistema de venta de los derechos de emisión entre los países, un mecanismo al que se oponen al Unión Europea y algunas organizaciones ambientalistas de este país.
Washington sostiene que sin la venta de las emisiones será difícil mantener los costos para cumplir el tratado por debajo de los 25 dólares mensuales por hogar. Así mismo, la encuesta reveló que la mayoría de los encuestados no aceptarían pagar 50 dólares adicionales por mes en costos.
"Para mantener los costos a un nivel que el público encuentre aceptable, Estados Unidos deberá persuadir a los signatarios del tratado a acceder a un régimen de comercialización de los derechos de emisión", aseguró Kull.
El recalentamiento mundial se convirtió en un asunto candente en este, el país industrializado que libera a la atmósfera más gases de invernadero que cualquier otro.
La mayoría de los científicos creen que estos gases, en especial el dióxido de carbono, liberados por la quema de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas, recalientan la superficie del planeta y seguirán haciéndolo a un paso cada vez mayor.
Las últimas proyecciones de una comisión internacional de expertos advierten que la temperatura del planeta podría subir un promedio de 3,5 grados para el año 2100.
El incremento tendría graves consecuencias climatológicas y ambientales, que abarcan el súbito aumento del nivel del mar, la desertización de extensas zonas de los trópicos y la transmisión de la malaria hacia zonas templadas en el norte.
En los últimos años, las predicciones sobre el recalentamiento se vieron reforzadas por diversos estudios y por la creciente frecuencia de tormentas violentas, que los científicos atribuyen al aumento de la temperatura.
Organismos de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países concluyeron que la última década ha sido la más calurosa en la historia, que 1997 fue el año más caluroso y que 1998 va en camino de superarlo.
En diciembre, los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas se reunieron en Kyoto para redactar el marco del tratado que obligará a las naciones del Norte industrial a reducir sus emisiones de gases invernadero a un promedio de cinco por ciento por debajo de los niveles de 1990 para el año 2012.
Las emisiones de Estados Unidos se incrementaron 10 por ciento entre 1990 y 1997, informó un estudio de la Agencia Federal de Energía divulgado el martes.
El tratado de Kyoto no exige que los países del Sur en desarrollo reduzcan sus emisiones, aunque estas aumentan mucho más rápido que las del Norte industrial. Las de China, por ejemplo, pronto superarán a las de Estados Unidos.
Pero detractores del tratado de Kyoto, entre ellos las industrias del petróleo, el gas y los automóviles, aprovecharon esta omisión para denunciar que el pacto es discriminatorio.
Incluso el gobierno de Estados Unidos prometió no someter el tratado a la ratificación del Senado si los países en desarrollo no se comprometen a limitar, aunque no necesariamente reducir, sus emisiones.
En los últimos meses, la organización Proyecto de Información del Clima Mundial lanzó una campaña multimillonaria contra el pacto compuesta por dos comerciales de televisión que se transmiten en las principales redes estadounidenses y que sostienen que el tratado no es verdaderamente mundial.
"Así que mientras Estados Unidos y otros pocos países son obligados a recortar drásticamente el uso de energía, países como China, India y México seguirán produciendo incluso más emisiones", narra un comercial.
Pero la encuesta del jueves sugiere que la campaña tuvo pocas consecuencias sobre el público. Sólo 31 por ciento de los encuestados estuvieron de acuerdo con que los países en desarrollo producen una creciente cantidad de emisiones de gases invernadero y, por tanto, deben reducirlas.
Por otra parte, 45 por ciento dijeron que los países del Sur deben minimizar sus emisiones "a través de la mayor eficiencia energética", y 19 por ciento señalaron que "no se les debe obligar a limitar sus emisiones hasta que desarrollen sus economías". (FIN/IPS/tra-en/jl/aq/en/98