Los partidarios de una "tercera vía" entre el modelo de libre mercado y el socialismo deben aún definir el camino a seguir, pero la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya se unió al debate sobre ese proyecto político.
Se atribuye a la "tercera vía", a la que se suma incluso el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, la revitalización de los partidos socialdemócratas europeos. El Segundo Comité de la Asamblea General de la ONU -de asuntos económicos y sociales- revisó esta semana el nuevo fenómeno.
Los seguidores de la tercera vía y el promotor original del concepto, Anthony Giddens, director de la Escuela de Economía de Londres, discutieron sobre lo que éste expuso como cuestión central: "¿Cómo hacer para que el capitalismo funcione?".
El "fundamentalismo del mercado" y el "socialismo keynesiano" han fracasado, y los votantes demandan políticas alternativas, opinó Giddens ante IPS. Pero también admitió que el concepto de tercera vía es "una discusión sobre la marcha, más que un conjunto de posturas asumidas".
De todos modos, los líderes de la tercera vía -entre ellos, el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, el canciller (jefe de gobierno) de Alemania, Gerhard Schroder, y Clinton- son imprecisos respecto de las alternativas que se proponen crear.
Blair, Clinton, el presidente de Bulgaria, Petar Stoyanov y el ex primer ministro de Italia Romano Prodi, no pudieron llegar siquiera a una definición común de la tercera vía, durante un foro sobre el tema que se realizó en septiembre en la Universidad de Nueva York.
Giddens expuso principios básicos para el acuerdo entre los partidos socialdemócratas, que incluyen la búsqueda de cierto equilibrio entre las regulaciones del gobierno y el mercado, la protección del ambiente, frenos a la especulación financiera y el fomento de la gobernabilidad global.
Los gobiernos, argumentó, cometieron dos grandes errores en las últimas décadas, mientras avanzaba la globalización: trataron ese fenómeno como meramente económico y sólo dieron respuestas de alcance nacional ante los problemas planteados.
"La gente votó contra eso", dijo Giddens. Ahora, crece la voluntad política de reexaminar el sistema financiero global y de imponer una mayor regulación a nivel global, quizá por primera vez desde que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional fueron creados, luego de la Segunda Guerra Mundial.
"Hay un movimiento de integración económica en el mundo", agregó Jacques Baudot, director del Seminario sobre Política Social de Copenhague. Sin embargo, no existe una integración política similar que equilibre la situación.
"Un mercado global no es una comunidad internacional global", puntualizó Baudot.
Los problemas de los mercados globales irrestrictos se volvieron particularmente evidentes al estallar la crisis asiática y con el derrumbe económico de Rusia y las consecuencias de esos dos hechos en América Latina, arguyeron algunos defensores de la tercera vía.
La erupción en 1997 del volcán financiero y la popularidad de los partidos socialdemócratas europeos en las elecciones de Francia, Gran Bretaña y Alemania, concentraron la atención sobre la idea de la tercera vía, observó Kwame Pianim, jefe ejecutivo de Inversiones del Nuevo Mundo, de Ghana.
Varios partidos políticos se preguntan ahora: "¿Tenemos los medios para regular el flujo del capital especulativo?", agregó.
La opinión favorable a una regulación global no se confina en el Norte industrial. "Aquellas (naciones en desarrollo) que sufrieron programas de ajuste estructural han dicho que debe haber alguna alternativa" a esas políticas, advirtió Pianim.
Para continuar su desarrollo, el concepto de tercera vía debe abarcar la idea de "gestión pública", o la manera de asegurar que el sector público funcione eficazmente, sostuvo Albrecht Horn, del departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU.
Tal vez sea preciso "tomar prestados" los métodos del área privada, para ofrecer ciertos beneficios, sugirió Horn.
Pero en la práctica, la tercera vía demuestra ser un concepto escurridizo.
Clinton, elegido en los comicios de 1992 como un "nuevo demócrata", que pretendía reformar el estado de bienestar alentado por su partido desde los tiempos de Franklin D. Roosevelt, presidente de 1933 a 1945, ha resultado por momentos difícilmente diferenciable de sus oponentes republicanos de derecha.
En efecto, tomó medidas de austeridad fiscal para equilibrar el presupuesto de Estados Unidos, eliminó capítulos de la seguridad social y favoreció, con sólo pequeñas enmiendas relativas al área laboral y la de ambiente, los acuerdos de libre comercio.
En realidad, Clinton tomó escasas iniciativas que pudieran ilustrar su concepto de la tercera vía, más allá de un frustrado esfuerzo por imponer un plan nacional de seguro de salud.
La revista británica de izquierda The New Statesman comentó con ironía que los vagos comentarios de Clinton acerca de su escándalo con Mónica Lewinsky definían una "tercera vía" entre el adulterio y la fidelidad.
Los teóricos de la tercera vía han evitado hasta ahora toda definición acabada del concepto que promueven.
"Una de las lecciones de la actual crisis (financiera) es que hace falta cierta dosis de humildad. Por lo tanto, el esfuerzo por definir la tercera vía debería incluir una advertencia: 'No ser demasiado sistemático, no estar tan seguro", aconsejó Baudot. (FIN/IPS/fah/mk/cb-ff/ip/98