El ministro de Asuntos Exteriores de España, Abel Matutes, tendrá que dejar a un lado sus reservas políticas cuando este lunes llegue a Cuba para iniciar los preparativos de la visita a la isla de los reyes españoles.
Tan aguardada como el viaje a Cuba del papa Juan Pablo II, la visita de los reyes Juan Carlos y Sofía deber cerrar la crisis diplomática que sucedió al primer encuentro entre el presidente cubano Fidel Castro y el jefe del gobierno español, José María Aznar.
Cuba es el único país de América Latina que Juan Carlos de Borbón no ha visitado en sus 23 años de reinado en España.
Matutes, que tuvo papel importante en la tensión entre Cuba y España, realizará ahora su primera visita oficial a La Habana, que se prolongará hasta el jueves, por invitación del canciller Roberto Robaina.
El portavoz de la cancillería cubana, Alejandro González, dijo que la visita de Matutes continuará los "altos intercambios oficiales de los últimos meses" y demuestra "el buen estado de las relaciones diplomáticas" bilaterales.
González no pudo precisar si el ministro español será recibido por Castro, pero anunció que se reunirá con el vicepresidente Carlos Lage y con el presidente del parlamento, Ricardo Alarcón.
La crisis diplomática entre La Habana y Madrid tuvo su detonante en noviembre de 1996, cuando el gobierno cubano retiró su placet al nombramiento del diplomático José Coderch como embajador español.
La decisión cubano se debió a una entrevista publicada por el diario español ABC en la cual Coderch afirmaba que las puertas de su embajada estarían abiertas a los disidentes cubanos.
En Cuba, donde los diplomáticos extranjeros mantienen asiduo contacto con representantes de la oposición, cuya condición no es reconocida por la ley, las palabras de Coderch fueron interpretadas como una indebida intromisión en asuntos internos.
Las fricciones diplomáticas tuvieron causa también en la actitud de Aznar en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile. Allí, el presidente del gobierno español pidió a Castro "mover las fichas", para la liberalización del régimen imperante.
La crisis diplomática pareció un absurdo en medios académicos y empresariales de la isla, que estimaron que al final se impondrían el pragmatismo y los lazos naturales entre las dos naciones.
España es el inversionista más importante en el sector turístico de Cuba y los 73.400 visitantes españoles llegados a la isla entre enero y julio fueron el cuatro contingente de turistas extranjeros en cuanto a número.
El grupo Sol, la mayor cadena hotelera española, es el pionero de las inversiones extranjeras en la isla. Participa de unas 340 empresas, en 34 sectores de la economía.
En Cuba están radicadas 120 firmas españolas, entre ellas tres bancos, funcionan 70 asociaciones económicas entre empresas de ambos países y el comercio bilateral creció de 372 millones de dólares en 1990 a 618 millones en 1997.
El presidente de la Asociación de Empresarios Españoles en La Habana, Rafael García Aznar, puntualizó que los negocios entre los dos países no fueron afectados por la crisis política de finales de 1996.
Castro y Aznar sorprendieron a la opinión pública en octubre, con gestos amistosos en la VIII Cumbre Iberoamericana, en la ciudad portuguesa de Oporto, y después, con la inesperada visita del presidente cubano a La Moncloa, sede del gobierno español.
El presidente cubano estuvo en La Moncloa hace más de 10 años, al realizar una escala técnica en Madrid, pero nunca en los casi 14 años de mandato de Felipe González fue invitado oficialmente a ese palacio.
Tras el encuentro de dos horas en La Moncloa, trascendió Aznar y Castro coincidieron en que la necesidad de trabajar con discreción para mejorar las relaciones hispano-cubanas, sin ventilar en exceso sus diferencias ideológicas y políticas.
Un primer paso de esa mejoría sería la visita de los reyes Juan Carlos y Sofía a la isla en el primer semestre de 1999. El gobierno español se rehusó a que la visita se cumpliera este año, en coincidencia con el centenario de la independencia de Cuba de España.
La visita podría concretarse "en invierno o en primavera" boreal, dijo Castro en Oporto. También señaló que le agradaría que los reyes llegaran a Cuba antes de la novena Cumbre Iberoamericana, de La Habana, "para recibirlos con todos los honores que se merecen". (FIN/IPS/da/ff/ip/98