Los corresponsales de prensa presenciaron durante la guerra del Golfo el nacimiento de una nueva era en su profesión, cuando lo esencial para ellos dejó de ser el antiguo dilema ético entre tomar partido o mantenerse neutral.
El debate ético entre parcialidad e imparcialidad cuando se cubren conflictos armados empieza a pasar a un segundo plano, en momentos en que el periodista se ve hasta imposibilitado de acercarse al teatro de operaciones.
Cómo enfrentar profesionalmente esa situación de falta de respeto por la tarea periodística fue esta semana una de las principales inquietudes expuestas en el Primer Encuentro Mundial de Corresponsales de Guerra, en la capital de Cuba.
"El espectro de la comunicación del futuro irrumpió el 17 de enero de 1991", el día en que una amplia coalición internacional encabezada por Estados Unidos atacó a las fuerzas iraquíes que ocupaban Kuwait, afirmó el mexicano Gerardo Arreola en una ponencia enviada a la reunión de La Habana.
Pasada la guerra de Vietnam, la guerra del Golfo fue paradójicamente "la que reunió hasta ese momento mayores y mejores recursos materiales para la información, y la que tuvo los mayores silencios informativos", dijo Arreola, uno de los tres corresponsales enviados al Golfo por la agencia Notimex.
Añadió que "la constatación de los hechos, un rasgo distintivo del oficio periodístico, quedó abatida, al parecer sin mayores conmociones", debido al control militar de la información impuesto por Estados Unidos.
Organizado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, de La Habana, el encuentro reunió de martes al viernes a 71 corresponsales de guerra de 25 países que han cubierto unos 50 conflictos armados.
Desde la aparición del primer corresponsal de guerra, en Crimea, de 1854, esta es la primera vez que se realiza un encuentro de este tipo, destacó el periodista Guillermo Cabrera, director del instituto José Martí.
En cambio, el debate sobre la neutralidad del periodista, qué posición tomar cuando están implicados intereses y sentimientos nacionales o la manipulación de la información, se realiza desde el siglo pasado.
Las autoridades cubanas decidieron desclasificar para su estreno en la reunión el documental "Cangamba", del director Miguel Fleitas, el primero sobre la presencia cubana en una acción armada en Angola que es presenciado en la isla.
"El fantasma de la toma de partido está presente en todo", dijo a IPS el periodista cubano Roger Ricardo, quien fue corresponsal de guerra en Angola y en varios conflictos armados en América Central.
Ricardo, redactor del diario Granma, del gobernante Partido Comunista, defendió la tesis del comandante argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, quien decía que el periodista "debe ser objetivo, pero no imparcial".
"Estamos viviendo un proceso de involución del respeto al papel del periodista y de su seguridad", dijo Ricardo, quien junto a otros colegas vestía como "amuleto" en América Central una camiseta con la inscripción "Prensa, no dispare".
Hoy, los periodistas se convierten en un "objetivo a eliminar, blanco de la guerra sucia del narcotrafico, la mafia y el gangsterismo", advirtió el presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, el mexicano Luis Suárez.
El australiano Barry Lowe subrayó que los corresponsales de guerra no deben dejarse arrastrar por sus emociones de forma tal que éstas puedan interferir en su capacidad de entendimiento de los procesos históricos y políticos.
"Los periodista piensan que pueden cambiar el mundo, y pueden hacerlo, pero son mas eficaces cuando no tienen conciencia de su poder", comentó Lowe, que cubrió el conflicto de la antigua Yugoslavia.
El papel que puede jugar el periodismo en el curso de una guerra fue destacado por el director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de Cuba, Pedro Alvarez Tabio, en un homenaje al periodista estadounidense Herbert Matthews.
Matthews publicó en febrero de 1957 en el diario The New York Times el reportaje en tres partes "Rebelde cubano es visitado en su escondite" que, según Alvarez, obligó al dictador Fulgencio Batista a levantar la censura de prensa alrededor de la guerrilla cubana.
Al mismo tiempo, Alvarez consideró "prueril" afirmar, "como se ha hecho a menudo", que la entrevista de Matthews en Sierra Maestra al hoy presidente Fidel Castro fuera "determinante" de la evolución de la guerra y del triunfo de los rebeldes en 1959. (FIN/IPS/da/ff/cr ip/98