COSTA RICA: Violencia hace del hogar un amargo lugar

El hogar se ha convertido para muchas mujeres de Costa Rica en el lugar más inseguro o, en el peor de los casos, en su tumba, según las últimas estadísticas de la estatal Delegación de la Mujer.

En lo que va de 1998, 20 mujeres murieron muerto a manos de sus esposos o compañeros (el doble que en 1997) y 300 más debieron abandonar su hogar para salvar la vida, aseguró a IPS Zaira Salazar, directora de la dependencia, adscripta al Instituto de la Mujer.

A pesar de estas cifras, Salazar cree que la situación ha mejorado para las mujeres costarricenses. "Se nota en el número de denuncias. Cuando asumí este puesto, en 1994, sólo recibimos 1.700 denuncias, pero en 1997 llegaron un total de 15.700", dijo.

"Esto es reflejo de que las mujeres han cobrado fortaleza, han perdido el miedo y están decididas a no soportar más maltratos", indicó.

A esta toma de conciencia ha contribuido la Ley contra la Violencia doméstica, vigente desde el 2 mayo de 1996, que si bien no satisface plenamente, porque no contiene sanciones contra el agresor, le ha permitido a la mujer sentirse respaldada cuando decide romper el círculo de violencia, dijo Salazar.

Junto con el aumento de las denuncias también se produjo en Costa Rica un aumento de la perversidad en la ejecución de actos de violencia. De esto da fe el caso de una joven de 19 años, embarazada y que vivía en unión libre desde hacía 10 meses, en la zona sur del país.

Su compañero, "enloquecido" por los celos, la mató, le amarró sacos de cementos en las manos, las piernas y el estómago y la tiró a un pozo de agua, para que no fuera encontrado su cuerpo.

La excusa que el agresor esgrime de manera más común en estos casos es que la mujer le era infiel.

"El machismo genera unos celos infundados. Aunque su alegato fuera cierto, es el machismo el que induce a un hombre a cometer un acto brutal contra su compañera o esposa. Ellos alegan que se ponen como locos, pero no están locos", afirmó Salazar.

Para la experta, hay algunos agentes que facilitan y desencadenan la violencia, como el consumo de drogas y alcohol, o la pobreza, el desempleo y el hacinamiento.

También contribuye a aumentar las estadísticas el ingreso de extranjeros que llegan a vivir a Costa Rica porque, aparentemente, quienes han participado en guerras son más propensos a la ejecución de actos perversos.

Fátima Mendoza, una nicaragüense que logró salvar milagrosamente su vida, es fiel testimonio de ello. Su compañero la agredió y luego tomó un machete con el que iba a matarla, pero solo alcanzó a amputarle el brazo, antes de que ella lograra huir.

Esto, sin embargo, no hace pensar que sean los inmigrantes los causantes de mayor violencia, porque el mayor número de casos es de costarricenses.

El caso más reciente de agresión con saña y perversión sucedió este lunes en una muchacha de apenas 22 años y embarazada. Su compañero se le paró en el estómago y saltó sobre él con el fin de asesinar al bebé.

En la Delegación de la Mujer aconsejan a las denunciantes para que no alerten al agresor sobre el hecho de que han decidido irse del hogar, porque en el momento en que el agresor sabe que ella lo abandonará asume, una posición de "o mía o de nadie" y a partir de ahi la vida de la mujer corre peligro.

Por eso, tras la denuncia inicial, la mujer que corre verdadero peligro debe acogerse a un plan de seguridad que implica el traslado a un refugio estatal, aunque hay pocos, o a la casa de un pariente.

En 1998 fue necesario ubicar a más de 300 mujeres en esta situación para proteger su vida. En 1997 fueron asesinadas 10 mujeres y en 1996 la cifra oficial llegó a 14, pero estos son los casos en los cuales se pudo comprobar que el culpable fue un compañero agresor.

La mayoría de los agresores no proceden, como suele creerse, de los estratos más bajos de la población, como campesinos y obreros. En el primer lugar de la lista figuran los comerciantes, en segundo los oficinistas y en tercer lugar los profesionales.

"Es que no se trata de un asunto relacionado con el nivel de instrucción sino cultural. Muchas veces las madres propiciamos esa cultura machista cuando no permitimos a los niños que aprendan a cocinar o les decimos que los hombres no lloran", indicó Zaira Salazar.

"El sistema, en general, ha aniquilado la sensibilidad del varón y éste es el resultado", agregó.

Para celebrar este miércoles el Día Mundial de la no Violencia contra la Mujer, el gobierno dará a conocer un plan integral que regirá durante los cuatro años de la administración de Miguel Angel Rodríguez, iniciada en mayo. (FIN/IPS/mso/nc/mj/hd/98

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