COSTA RICA: El supermosquito llegó para quedarse

Costa Rica tiene un desagradable inquilino, el Aedes albopictus, conocido como supermosquito o tigre asiático, pariente cercano del Aedes egypti y como él transmisor del dengue, que ya ha azotado a América Central.

El nuevo huésped, que puede transmitir 28 tipos de virus, incluyendo la fiebre amarilla y la encefalitis, es un insecto cuyas costumbres hacen difícil su eliminación.

Hace dos meses fueron encontrados ejemplares del mosquito en dos localidades del Atlántico, pero el Ministerio de Salud indicó que no representan peligro porque el insecto es de hábitat selvático.

Sin embargo, el médico Mario Vargas, un respetado entomólogo de la Universidad de Costa Rica, asegura que si bien no debe ser motivo de pánico, es necesario estar alerta porque el Albopictus posee gran capacidad de adaptación y, además, está en proceso de colonización del continente.

En el mundo existen 3.500 especies de mosquitos de las cuales 500 son del grupo anofelinos, transmisores de la malaria, y los restantes 3.000 pertenecen a los culinicios, de hábitos muy variados y representados en 24 géneros distintos.

Dentro de estos 24 está el género Aedes, que incluye unas 100 especies, todas orientadas a medios selváticos salvo el Aedes egypti, de origen africano, el única que se ha adaptado al ambiente urbano.

El Aedes albopictus, originario de Asia, conserva sus hábitos originales selváticos, pero, según explicó Vargas, está dentro de la dinámica del Aedes egypti y se adapta al medio urbano.

El Aedes egypti pica casi exclusivamente al ser humano, pero el Aedes albopictus pica también a una amplia variedad de animales, incluyendo reptiles y otros de sangre fría.

"Esta característica le da una mayor posibilidad de diseminación en territorios mucho más amplios y en condiciones ecológicas mucho más variadas que el Aedes egypti", explicó Vargas.

Además, al ser un mosquito "generalista" (que no se limita a picar a una sola especie de animales) puede transmitir al hombre una serie de virus presentes en animales salvajes, como ocurre con la fiebre amarilla, para la cual existe vacuna.

En el caso de esta enfermedad, poblaciones de monos son portadoras del virus. Aunque el mono y el mosquito son especies selváticas, el Aedes egypti puede servir de puente entre el Aedes albopictus y el ser humano.

"El Aedes albopictus, siendo un mosquito que se desenvuelve en hábitat silvestre, puede ser el puente de transmisión de fiebre amarilla hacia la población humana, sumándose al Aedes egypti, lo que podría significar brotes epidémicos de gran magnitud", precisó Vargas a IPS.

Este llamado tigre asiático (su cuerpo tiene rayas negras y amarillo) se encuentra presente en 27 estados de Estados Unidos, donde se le detectó en 1985. También en esa década aparecieron colonias en Brasil y México.

Toda América Central está hoy infestada, tras habéerselo encontrado en Costa Rica hace dos meses.

En Estados Unidos preocupa esta invasión porque los muchos intentos por erradicarlo fracasaron, lo que demuestra "que viene ganando la batalla", dijo Vargas.

El especialista indicó que la hipótesis más creíble sobre la presencia de este insecto en América es que llegó en cargamentos de neumáticos usados, donde se originan pequeños depósitos de agua, importadas por Estados Unidos desde Asia.

Vargas indicó que es preocupante que las estrategias de los ministerios de Salud de América Latina se basen en el uso de larvicidas y en la aplicación de insecticidas, que no funcionan con el Aedes albopictus.

Estos métodos no dan resultado porque la mayoría de sus criaderos son de tipo críptico, es decir que están escondidos y no son vistos por el personal entrenado en la eliminación de otros tipos de insectos, explicó el experto.

La Universidad de Costa Rica está preparando los tres tipos de trampas que existen para determinar el tamaño de las poblaciones del insecto.

A la vez, promueve ante el Ministerio de Salud varios tipos de control biológico, como el uso de peceras con una variedad de peces pequeños y baratos que se alimentan de insectos.

Vargas señaló que la presencia del mosquito plantea más interrogantes que certezas, debido a la falta de investigación.

Por ejemplo, el hecho de que la fiebre amarilla circula por toda América Central y América del Sur libremente, porque no se puede controlar el movimiento de los monos, "pero no tenemos estudios para evaluar el riesgo en el que nos encontramos", explicó.

Además, no existen investigaciones que permitan determinar los diferentes grados de adaptación del mosquito y su participación en epidemias de dengue, aunque en Estados Unidos, aparentemente, está comprometido en la transmisión de varios tipos de arbovirus, que producen la encefalitis. (FIN/IPS/mso/mj/he/98

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