El último grupo de soldados se retiró hoy del área de Colombia donde se celebrará el diálogo entre el gobierno y el principal grupo guerrillero del país, mientras aumentaba la presencia insurgente en la zona.
Al mismo tiempo, crecía la expectativa de distensión para esta nueva etapa, a pesar de que las autoridades locales desconocían las reglas del juego que deberán aplicarse en adelante en 43.000 kilómetros desmilitarizados de territorio colombiano, habitados por 100.000 personas.
Los últimos soldados de los 1.000 del Batallón Cazadores, el más importante de la región, se retiraron de San Vicente del Caguán, el principal de los cinco municipios del sudeste colombiano que constituyen la denominada "zona de distensión", operativa oficialmente desde este sábado.
Otros 1.000 soldados de los cuatro municipios restantes (Mesetas, La Macarena, La Uribe y Vista Hermosa) comenzaron a desplazarse el 14 de octubre, cuando el presidente Andrés Pastrana ordenó el retiro de los militares de la zona.
Los documentos de inteligencia militar fueron sacados esta semana en cajas fuertes y transportados en cinco camiones, con muebles y enseres, hasta el aeropuerto local para trasladarlos por vía aerea hasta Florencia y Solano, los municipios más cercanos a la zona de distensión.
Tras el repliegue exigido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para iniciar el diálogo, los alcaldes de los cinco municipios esperan aún que el gobierno les indique las reglas con que operarán durante la prevista etapa de distensión que transcurrirá los 90 días siguientes.
El analista Vicente Torrijos, director de la Escuela de Alto Gobierno de la Presidencia, dijo a IPS que con el repliegue iniciado este viernes "se abre un paréntesis político-militar, que pondrá a prueba la credibilidad de las partes y su capacidad para lograr la reconciliación".
El reto que enfrentan las partes en conflicto es muy alto, porque la sociedad "cada vez esta más comprometida con la búsqueda de la paz" y es más difícil que se la engañe políticamente, según Torrijos.
La presidenta de la Comisión de Paz de la Cámara de Diputados, Zulema Jattin, afirmó que el establecimiento de la zona de distensión es un paso "sumamente importante para el proceso de paz en el que el gobierno y las FARC tendrán que demostrar cuál es su compromiso real".
El repliegue militar se da en momentos en que las FARC son cuestionadas con dureza por la ocupación durante tres días de la ciudad de Mitú, 530 kilómetros al sudeste de Bogotá, capital del departamento de Vaupés, con un saldo de 37 muertos entre civiles, soldados y policías.
El ataque, que dejó semidestruída la localidad de 15.000 habitantes, fue condenado por Pastrana, quien anunció que denunciaría el hecho ante los organismos internacionales, por la utilización que se hizo en el ataque de armas no convencionales.
El comisionado presidencial para la Paz, Víctor Ricardo, afirmó que "éste sábado no va a ocurrir nada especial". "Se iniciará el período para la zona de distensión y comenzarán a contarse los 90 días convenidos para llevar a cabo la primera ronda de conversaciones", explicó.
Ricardo anunció que durante la etapa de distensión en la zona se mantendrán los alcaldes como primera autoridad civil, el acceso a los municipios se restringirá, se creará una policía cívica y los reclusos de las cárceles serán trasladados fuera de la región.
Los bancos trabajarán normalmente, pero los aspectos de seguridad, sin el Ejécito, deberán ser definidos con las autoridades locales. La administración de justicia seguirá funcionando con normalidad.
A partir de este sábado se iniciará una etapa de verificación en la cual delegados del gobierno y la guerrilla, cada parte por su lado, certificarán el retiro del Ejército y que no haya presencia de paramilitares de derecha antes del inicio del diálogo, para el cual aún no hay fecha.
Tanto las FARC como el gobierno afirmaron que el área del repliegue será un gran "laboratorio de paz" desde este sábado.
No obstante, según el párroco de san Vicente del Caguán, Miguel Serna, los habitantes de la zona de distensión este viernes vivían la situación con mucha expectativa este viernes.
"Veo el despeje (retiro de los militares) con buenos ojos" y como una gran oportunidad para la paz, "pero la población no ha sido bien informada y eso crea incertidumbre", afirmó Serna.
El sacerdote afirmó también que en la etapa previa al repliegue militar mucha gente se retiró de la región y se registró una gran deserción escolar porque los habitantes prefirieron abandonar la zona para no soportar la tensión predominante.
Según el diario El Tiempo, la guerrilla comenzó a asumir el control de la entrada y salida de personas y vehículos en la zona para evitar la entrada de paramilitares de derecha, según los pobladores.
"Los transportistas saben que si salen a la carretera después de las 18 (hora local, 23 GMT) sus vehículos pueden terminar incinerados", afirmó El Tiempo este viernes en una crónica sobre el repliegue.
El líder de las FARC, Manuel Marulanda, denunció el domingo un supuesto complot de miembros del Ejército apoyados en paramilitares para sabotear el proceso en esta etapa de distensión.
El vicario del departamento del Meta, monseñor Héctor López, afirmó que la economía de la región también se vio afectada en esta etapa previa al repliegue.
El prelado afirmó que "los comerciantes se quejan de que no están vendiendo nada, dicen que las ventas bajaron 80 por ciento" y los agricultores, cuyas cosechas habían tenido un buen rendimiento, ahora están perdiendo sus productos.
Según la radioemisora Caracol, las FARC instruyeron este viernes a la ciudadanía sobre las medidas que deben tener en cuenta en esta etapa de distensión, "para preservar su seguridad y la de los delegados tanto del gobierno como de la organización". (FIN/IPS/yf/mj/ip/98