La escasez de agua alcanza proporciones alarmantes en Chipre, debido una sequía de tres años que no muestra señales de llegar a su fin.
La distribución de agua se orienta en primer lugar a la industria turística, y la población no puede contar con un suministro regular.
Chipre recibe el agua fundamentalmente de los 101 embalses que construyó con el correr de los años y que poseen una capacidad de almacenamiento total de 303 millones de metros cúbicos.
En promedio caen por año 120 millones de metros cúbicos de agua de lluvia a los embalses, pero debido a la sequía, las precipitaciones se redujeron a 78 millones de metros cúbicos desde octubre de 1995.
"Cuando decidimos utilizar embalses para nuestro abastecimiento de agua no podíamos predecir la sequía que se avecinaba, que acaba con nuestras reservas", declaró el ministro de Agricultura, Costas Themistocleous.
"Pese a algunas lluvias caídas en septiembre, el flujo de agua a los embalses ha sido insignificante", afirmó el director para el desarrollo de recursos de agua, Christos Marcoullis.
Los principales ríos se han secado y agua disponible en los embalses descendió a principios de este mes a 6,4 por ciento, frente a 11,8 por ciento en noviembre de 1997.
Las pocas veces en que llovió desde que comenzó el otoño no fueron de gran ayuda para la sedienta isla. "La tierra está tan seca que todo se absorbe inmediatamente", dijo Marcoullis.
Los cultivadores de papa de la sudoriental zona de Ayia Napa dejaron de regar sus tierras casi por completo este año, debido a que el abastecimiento de agua para la agricultura fue recortado 50 por ciento.
El sector agrícola sólo representa cinco por ciento del producto interno bruto del país, pero utiliza 75 por ciento del abastecimiento anual de agua.
El gobierno recurre al racionamiento para mantener el problema bajo control. Con sólo 30 horas de agua a la semana, el abastecimiento fue reducido 20 por ciento, aunque en principio, las autoridades consideraron un recorte de 28 por ciento.
La drástica disminución del suministro de agua reconoció una excepción: el turismo, la principal fuente de ingresos de la isla. Dos millones de personas visitan cada año el sector de población griega de la dividida Chipre, que no supera los 800.000 habitantes.
"Comprendemos el razonamiento que condujo a esa decisión, pero es casi una discriminación contra los chipriotas. En casa tenemos agua sólo tres veces a la semana, para que los turistas puedan utilizar toda la que necesiten", afirmó Kyriakos Pierides, un periodista residente en Nicosia.
La mayor parte de las zonas turísticas se encuentran cerca de los principales embalses, de las centrales de tratamiento de aguas y de la única planta de desalinización de agua de mar de la isla.
Según el esquema de racionamiento, no se distribuye agua los domingos y todo queda "en manos de Dios, quien deberá cumplir con su tarea y, esperemos que llene nuestras reservas", expresó Marcoullis.
Los acuíferos, la tercera fuente de agua de la isla en orden de importancia, están en proceso de agotamiento, pues fueron utilizados en exceso durante los 20 últimos años.
Además, el agua que resta en esas reservas no siempre es buena para el riego, y el agua desalinizada es demasiado costosa para utilizarla en la agricultura. De modo que los granjeros no tienen alternativas.
Algún respiro se obtiene de las otras dos fuentes de agua de la isla: tres centrales de tratamiento, que procesan alrededor de tres millones de metros cúbicos de agua y, aún más importante, la planta de desalinización del distrito de Larnaka, cerca de la base británica en Dhekelia.
La desalinización de agua de mar comenzó en 1987 y la producción diaria de 40.000 metros cúbicos de agua dulce es distribuida de acuerdo con el sistema imperante. Es decir, la prioridad es de las áreas turísticas.
"La desalinización es probablemente la mejor y más rápida solución para obtener agua en el propio lugar. Si no tuviéramos esta planta, ahora estaríamos en problemas", señaló Marcoullis.
Los críticos sostienen que, con mejor planificación, las cosas ahora serían diferentes. En 1997 el gobierno licitó la construcción de otra planta de desalinización, pero hay que esperar hasta el verano boreal del 2000, la fecha prevista para la entrda en servicio de esa nueva obra.
Las estadísticas de los últimos 100 años enseñan que, históricamente, tres años de sequía estuvieron seguidos de un año de lluvias como compensación, y sólo a comienzos de la década del 70 faltó el agua durante cuatro años seguidos.
"Las gráficas sugieren que 1999 no será un año seco", dijo un funcionario del departamento de meteorología. "Pero los factores que influyen en el clima están cambiando, en la zona y en todo el mundo en general".
El Ministerio de Agricultura deberá decidir a fines de este año si instala dos plantas de desalinización móviles, en Larnaka y Limassol, cada una de ellas capaz de producir 15.000 metros cúbicos de agua potable por día.
"Si este invierno es tan malo como los dos anteriores, tendremos que optar por las plantas móviles", advirtió Marcoullis.
También se estudia la posibilidad de importar agua de los países vecinos. Líbano era una opción pero su oferta de agua embotellada fue considerada demasiado costosa.
Turquía, que abastece de agua el Estado Federado Turco de Chipre, creado en el norte de la isla con apoyo en el ejército de Ankara y no reconocido por la comunidad internacional, ofreció ampliar el suministro al sur, a la república grecochipriota, afirmando que podría ser un paso hacia la paz.
Pero las autoridades grecochipriotas, que se habían declarado dispuestas a importar agua de cualquier país, afirmaron a IPS que no aceptan el ofrecimiento de Turquía.
"Que Chipre (griego) aceptara suministros de Turquía sería como si Siria importara agua de Israel", afirmó Marcoullis. (FIN/IPS/tra-en/kg/ane/mv-ff/dv/98