CHILE: De Londres a Londres, el largo trayecto de la justicia

En el número 38 de Londres, una romántica callejuela adoquinada del centro de Santiago, operó desde octubre de 1973 uno de los centros de detención y tortura de la dictadura instaurada en Chile sólo un mes antes.

Así, resultó simbólico que 25 años más tarde, el 16 de octubre de 1998, fuera detenido en Londres, la capital de Gran Bretaña, el ex dictador Augusto Pinochet, cuyo arresto fue confirmado este miércoles por la Cámara de los Lores en un fallo trascendental.

Otra coincidencia: la detención de Pinochet se produjo en el centro médico London Clinic, nombre que, según algunos investigadores, la policía de la dictadura daba en su jerga interna a otro de sus locales clandestinos en Santiago.

Ya se destacó profusamente que el fallo de los lores tuvo lugar el mismo día del cumpleaños número 83 del ex gobernante de facto, quien hasta hace sólo ocho meses seguía siendo comandante en jefe del Ejército de Chile.

Pinochet tuvo el 10 de marzo la posibilidad de retirarse de la vida pública junto con su pase a retiro del servicio militar activo, pero optó por jurar al día siguiente como senador vitalicio, según una norma constitucional creada por él mismo.

Intimos del ex dictador cuentan que alguna vez éste pensó convertirse en un jubilado y hasta barajó la posibilidad de adquirir una residencia en Londres, su ciudad favorita fuera de Chile.

Su estrecha amistad con la ex primera ministra conservadora Margaret Thatcher y sus vínculos con empresas británicas fabricantes de equipos bélicos hacían que la capital inglesa fuera para él no sólo un destino atractivo, sino además seguro.

A comienzos de octubre, Pinochet viajó a Londres invitado por la empresa Royal Ordenance, con un pasaporte oficial en el que el gobierno chileno de Eduardo Frei le otorgaba la condición de embajador en misión especial.

El veterano general vio recrudecer en la capital británica una dolencia lumbar. Se le diagnosticó una hernia discal y, según algunas versiones, pensó en operarse en Francia, pero el gobierno socialista de ese país le negó visa de ingreso.

Decidió entonces someterse a la intervención quirúrgica en la London Clinic, donde su vida comenzó a cambiar abruptamente en la medianoche del viernes 16 de octubre, cuando los agentes de Scotland Yard irrumpieron en su habitación para detenerlo.

En Chile había abundante información sobre el proceso abierto contra Pinochet en España en 1997 por el juez Manuel García Castellón, al cual se sumó más tarde otra causa, a cargo del magistrado Baltasar Garzón.

Este último, que investiga cargos por genocidio y terrorismo internacional contra las antiguas dictaduras de Argentina (1976- 1983) y Chile (1973-1990), fue quien pidió la detención preventiva de Pinochet a los tribunales británicos.

Garzón, quien desde octubre concentra todos los juicios contra el ex dictador chileno, solicitó su extradición desde Gran Bretaña, aceptada por la Audiencia Nacional y el Consejo de Ministros de España en decisiones también trascendentales.

Hasta hoy siguen en Santiago las reconvenciones a los asesores del general por no advertirle los riesgos a que se exponía al viajar a Europa, situación que encierra también una crítica al gobierno, que le extendió un pasaporte oficial con supuesta inmunidad diplomática.

Ahora, Pinochet podría tener una larga residencia en Londres, pero no precisamente como un tranquilo jubilado, sino como protagonista central de un juicio de extradición que podría prolongarse tal vez un año.

El gobierno de Frei comenzó a jugar sus últimas cartas para revertir una situación en que considera vulnerados los principios de inmunidad diplomática y territorialidad de la justicia, con lo cual niega competencia a España para enjuiciar al ex dictador.

Las razones jurídicas que las autoridades chilenas esgrimen fueron sucesivamente desechadas, por lo cual se estima que recurrirán finalmente al expediente de pedir la repatriación de Pinochet por "razones humanitarias".

Gabriel García Márquez inició en 1973 una huelga literaria para expresar su repudio al golpe de Estado en Chile, pero la interrumpió en 1980, al advertir que el receso de su pluma más bien favorecía la prolongación del régimen pinochetista.

Parafraseando dos de las más famosas obras del Nobel de Literatura de 1982, hoy por hoy se acota en Chile que no está claro cómo podrá salir el general de su laberinto, mientras se hace evidente que ya llegó el otoño del patriarca. (FIN/IPS/ggr/ff/ip hd/98) = 11252322 NYC172

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