El Grupo de los 77 (G-77) y China expresaron dudas acerca de la forma en que serán aplicados los mecanismos de flexibilidad previstos en el Protocolo de Kyoto para ayudar a los países del Norte industrial a reducir la emisión de gases causantes del efecto invernadero.
"Algunos países tienen una preocupación legítima ante una posible injerencia de otros estados en su política interna", dijo a IPS un funcionario latinoamericano que participa en Buenos Aires en la IV Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 4).
El funcionario destacó que "una cuestión clave" es que la reducción de emisiones causantes del cambio climático "sea concreta y pueda verificarse".
Los cuerpos asesores de la COP 4 en Ciencia y Tecnología y en Implementación continúan analizando cómo funcionarán y cuándo entrarán en vigencia los mecanismos de flexibilidad incorporados al Protocolo de Kyoto, aprobado en diciembre en la ciudad japonesa del mismo nombre.
Para avanzar en esas discusiones, los cuerpos asesores crearon un grupo de trabajo que deberá realizar consultas con las Partes y entregar un primer informe este fin de semana.
El grupo de trabajo debe completar el martes próximo un borrador sobre el que volvería a analizarse la cuestión de los mecanismos de flexibilidad.
China y el G-77, que representa a 132 países en desarrollo, pidieron tiempo para estudiar las propuestas presentadas sobre los mecanismos de flexibilización por la Unión Europea (UE) y el grupo que integran Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Noruega, Nueva Zelanda y Rusia.
Por su parte, Arabia Saudita y otros países exportadores de petróleo propusieron que cualquier programa de trabajo en relación con los mecanismos de flexibilidad se postergue hasta la realización de la V Reunión de las Partes. Es decir, hasta dentro de un año.
Los mecanismos de flexibilidad contemplados en el Protocolo de Kyoto son tres: Mecanismo de Desarrollo Limpio, Implementación Conjunta y Comercio de Emisiones.
Esos instrumentos fueron diseñados para ayudar a las naciones industrializadas a cumplir con el compromiso de reducir la emisión de los gases que provocan el efecto invernadero y el consiguiente aumento de la temperatura de la Tierra.
El Protocolo de Kyoto fue firmado por 159 países, pero hasta ahora sólo ha sido ratificado por las islas Fiji.
El Norte industrial es el responsable del 75 por ciento de la emisión de gases que causan el recalentamiento global, un fenómeno que amenaza la supervivencia de islas y zonas costeras bajas.
El Protocolo de Kyoto ordena a los países del Norte reducir 5,2 por ciento por debajo del nivel de 1990 su emisión de gases invernadero. Esa meta debe alcanzarse entre el 2008 y el 2012.
El Mecanismo de Desarrollo Limpio fue propuesto por el G-77 y China con dos objetivos fundamentales: ayudar a las naciones industrializadas a cumplir con las metas acordadas en Kyoto y, al mismo tiempo, favorecer el desarrollo sustentable de los países del Sur en desarrollo.
El Protocolo de Kyoto dispone que ese mecanismo debe implementarse con la participación voluntaria de los países, que sus efectos sobre el ambiente deben ser comprobables y que las reducciones que genere no deben considerarse parte de los compromisos asumidos previamente por cada país.
EL Mecanismo de Desarrollo Limpio es el que más consenso ha logrado hasta el momento, en particular porque es el única que contempla la participación tanto del Note como del Sur.
Brasil es un fuerte impulsor de ese mecanismo, pero considera que no debería aplicarse antes de que el Protocolo sea ratificado y que los países instrumenten medidas internas.
En ese sentido se manifiesta la UE. Un portavoz de la delegación del bloque europeo dijo a IPS que "los mecanismos deben ser suplementarios", porque "lo fundamental es el cumplimiento de la reducción de emisiones domésticas".
Para la UE, la COP 4 debería "tratar de alcanzar todos los acuerdos posibles y diseñar un programa de aplicación que ponga efectivamente en marcha el Protocolo de Kyoto".
Australia y Nueva Zelanda consideran que los mecanismos de flexibilidad deben ser abiertos, adaptados a las reglas del mercado, transparentes y de bajo costo.
Tanto Australia como Nueva Zelandia se oponen a toda restriccion del volumen de los paquetes de reducción de emisiones que pueden venderse entre países según los términos de otro mecanismo de flexibilización de compromisos, el de Comercio de Emisiones.
Canadá y Estados Unidos también rechazan la idea de establecer límites para las reducciones alcanzadas mediante la aplicación de los mecanismos de flexibilidad.
Esos países, junto con Japón y Noruega, están a favor de la instrumentación simultánea de los tres mecanismos de flexibilización. (FIN/IPS/va/ff/en/98