El Grupo de los 77 (G-77), representante del Sur en desarrollo, exigió hoy en la capital argentina la implementación de las directivas de la Convención de Cambio Climático que adjudican al Norte industrial la responsabilidad en el combate al efecto invernadero.
Más de 3.500 funcionarios e integrantes de organizaciones no gubernamentales de 163 países asistieron en Buenos Aires a la inauguración de la Cuarta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
"La tarea de esta conferencia es mantener la atmósfera política generada en Kyoto", dijo al inaugurar las reuniones el secretario ejecutivo de la Convención Marco, Michael Zammit Cutajar.
"El cambio climático debe mantenerse como prioridad en las agendas nacionales y los funcionarios deben perseverar en el objetivo de llegar a acuerdos y lograr resultados a tiempo", agregó.
La exhortación de Cutajar se basa en la advertencia formulada por científicos de todo el mundo acerca de las consecuencias del recalentamiento del clima, provocado por la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón).
De acuerdo con los científicos, en las próximas décadas se podría registrar el cambio climático más grave de los últimos 10.000 años, a causa de la actividad humana.
La temperatura global podría elevarse entre uno y 3,5 grados hacia el 2100, con la consecuencia de tormentas y huracanes cada vez más violentos y destructivos, maremotos, elevación del nivel de los océanos por derretimiento de los hielos polares y desaparición de islas y zonas costeras bajas, y sequías e inundaciones.
El ministro de Ambiente de Japón, Hiroshi Ohki, cedió en la sesión de apertura a la secretaria Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable de Argentina, María Julia Alsogaray, la presidencia de la Conferencia de las Partes.
Alsogaray fue elegida por aclamación para presidir la cuarta conferencia durante el año que mediará hasta la celebración de la quinta instancia.
La funcionaria hizo referencia indirecta en su discurso de apertura a la posibilidad de que los países en desarrollo puedan asumir compromisos voluntarios para reducir la emisión de los gases que causan el efecto invernadero.
En el mismo sentido se pronunció la delegación argentina. La idea fue rechazada por los representantes de los 132 países que integran el G-77, portavoz del mundo en desarrollo en los foros dependientes de Naciones Unidas.
En nombre "de los 77 y de China", el representante de Indonesia, Arizal Effendi, reclamó "la implementación de los objetivos de la Convención" de Cambio Climático, que adjudica al Norte industrial la responsabilidad de reducir las emisiones nocivas.
La posición de Alsogaray, que se corresponde con la que Argentina mantiene a nivel oficial, no prosperó en la Tercera Conferencia de las Partes, celebrada en diciembre en la ciudad japonesa de Kyoto.
En esa oportunidad, 159 países firmaron el Protocolo de Kyoto, en cuyos anexos constan los compromisos del Norte de reducción de emisiones.
Del 2008 al 2012, los países industriales deben disminuir sus emisiones 5,2 por ciento por debajo del nivel de 1990, según lo acordado en Kyoto.
"Los países que no integran el Anexo I tienen una tarea y una responsabilidad muy precisa para esta reunión de Buenos Aires", sostuvo Alsogaray.
"Así como el mundo industrializado es en buena medida responsable de este presente crítico respecto del cambio climático, estamos convencidos de que los países en desarrollo tenemos las condiciones y el deber ético de encarar modelos que garanticen un desarrollo sustentable", agregó.
Por la tarde, Alsogaray fue consultada en la conferencia de prensa que ofreció la presidencia de la Conferencia sobre los costos que la insistencia de Argentina podría tener en el desarrollo de la reunión.
La funcionaria relativizó la diferencia de opiniones verificada en la apertura de las sesiones y puntualizó que, como presidenta, no puede ser portavoz de la posición de Argentina. "Pregunten a la delegación argentina", dijo.
"El deber de la presidencia es mantener un buen nivel de diálogo, sin temas prohibidos, incluyendo todas las cuestiones que se propongan y que ayuden a esta causa global", indicó.
Luego de señalar que tenía que "mantener la objetividad", agregó que "no sería bueno no permitir el debate".
Esa apelación a la pluralidad contrastó con la actitud de las autoridades de la ciudad de Buenos Aires, que por la mañana impidieron una manifestación pacífica de la organización ecologista Greenpeace.
Greenpeace había colocado varios molinos de viento en las proximidades del Obelisco, un monumento emplazado en el centro de Buenos Aires, como parte de la campaña que lleva adelante para conseguir la sanción en Argentina de la ley de energía eólica.
El responsable de la campaña, Juan Carlos Villalonga, se manifestó sorprendido por la decisión de la comuna porteña, cuyo titular, Fernando de la Rúa, fue uno de los funcionarios que participaron de la inauguración de la Conferencia de Cambio Climático.
Otro de los temas que surgieron durante la conferencia de prensa fue el comercio entre países del Norte y del Sur de las cuotas de recorte de emisiones, y la enorme expectativa que despierta.
Ese mecanismo permite a naciones del Norte pagar con medidas contra las emisiones en el Sur la contribución al recorte de gases invernadero a la que le obliga la Convención.
"Toda vez que se diseña un mecanismo libre de mercado se genera euforia", respondió Alsogaray, para quien "es necesario un control efectivo sobre los que venden y los que compran".
Un aspecto importante "es que antes, esas transferencias se hacían de estado a estado y en cambio ahora son del sector privado al sector privado", destacó.
"Por eso, es fundamental incentivar al sector privado de los países en desarrollo", afirmó.
La presidencia será asistida por los titulares de dos cuerpos asesores: Científico y Tecnológico, encabezado por Chow Kok Kee, de Malasia, y de Implementación, dirigido por Bakary Kante, de Senegal. (FIN/IPS/va/ff/en/98
